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“España, el último de la clase. No se fían de nuestra economía ni de los balances de los bancos…”

Moisés Romero - Lunes, 26 de Marzo

"La semana amanece cargada de plomo, más plomo en las alas de nuestra economía y de nuestra Bolsa. Conforme pasan los días ya sabemos por qué la Bolsa española muestra un enorme gap con el resto de los mercados europeos. A la fuerte exposición del Ibex en Latinoamérica, con un gobierno argentino que se pasa por el forro cualquier acuerdo supranacional (¿Dónde está la seguridad jurídica en determinados países emergentes?) se une el descontento creciente de los inversores extranjeros respecto a los planes del Gobierno de Rajoy y, lo que es peor, la desconfianza de que éstos vayan a cumplirse en el tiempo y en la forma previstos. Semana preñada de nubes negras, también, en los asuntos diplomáticos: El primer ministro italiano, Mario Monti, dijo el sábado que está preocupado por la situación de las finanzas públicas españolas y dijo que el contagio podría volver con facilidad a la zona euro y afectar a Italia", me contaba ayer uno de los grandes gurus de la Bolsa española.

"Y no sólo es Monti. El New York Times realizaba este fin de semana un extenso análisis sobre la situación de la economía española titulado "España no está fuera de peligro". En el artículo la cabecera se pregunta si nuestro país es el próximo centro de atención en la crisis de deuda soberana. Según el NYT, sobre el papel, "España parece estar lejos de necesitar un rescate al estilo griego". Al fin y al cabo nuestra deuda, a pesar de subir, es la mitad del nivel alcanzado por Atenas. Y los bancos españoles, ayudados por dinero barato y las operaciones de financiación a largo plazo del Banco Central Europeo, siguen prestando a Madrid el dinero que necesita para salir adelante. Pero los expertos consultados por el rotativo advierten que la tóxica combinación de la austeridad fiscal y el empeoramiento del mercado inmobiliario "amenaza con desencadenar un círculo vicioso como el que sufre Atenas..."

"Hay más: un demoledor artículo en The Wall Street Journal firmado Richard Barley y titulado La mala tarjeta de presentación de España. No tiene desperdicio: España ocupa ya plenamente el puesto de Italia de último de la clase en la eurozona. Las rentabilidades de los bonos españoles a diez años se han disparado 0,85 puntos porcentuales desde su mínimo de este año hasta el 5,50%, un comportamiento bastante peor que el de las rentabilidades italianas, en el 5,10%, 0,29 puntos por encima de su mínimo. España ha aumentado su objetivo de déficit y no ha logrado convencer a los mercados de que ha saneado el sistema bancario. Pero Italia no puede permitirse bajar la guardia.

España afronta el deterioro combinado de las cuentas públicas y de los balances de los bancos. Los inversionistas temen que las reformas bancarias del país no vayan lo suficientemente lejos como para obligar a los bancos a reconocer pérdidas y captar más capital. Los bancos españoles tienen créditos inmobiliarios y a la construcción por 400.000 millones de euros, que se concedieron cuando el país crecía a un ritmo anual del 3%-4%. Este año se prevé que la economía se contraiga un 1,7%. La tasa de morosidad aumentó al 7,91% en enero, el nivel más alto desde noviembre de 1994.

Al mismo tiempo, los bancos españoles han aumentado su exposición a la deuda soberana pese a los crecientes temores que suscita la capacidad de Madrid de cumplir su objetivo de déficit revisado para 2012, que es del 5,3%. El sector aumentó sus carteras de bonos estatales más de un 10% tanto en diciembre como en enero, el mayor incremento de la eurozona, según Royal Bank of Scotland. Eso ha aumentado el riesgo de contagio entre los bancos y el Estado.

Y esto es un problema para Italia, ya que las ventas de bonos españoles están arrastrando a Italia consigo, pese a sus mejores fundamentales. Si no se tienen en cuenta los pagos de intereses, el presupuesto italiano registró ya superávit en 2011, lo que contribuyó a estabilizar la deuda. Los bancos del país no experimentaron una burbuja de construcción y apalancamiento: la deuda de hogares y empresas italianos es el 127% del PIB, frente al 204% del PIB en el caso de España, según estimaciones de Morgan Stanley. El tradicional bajo crecimiento de Italia hace menos impresionante la contracción del 1,3% prevista para este año.

Se están aplicando vitales reformas para fomentar el crecimiento. Parece que Italia aprobará medidas para facilitar el despido e incrementar la flexibilidad del mercado laboral pese a la oposición de los sindicatos, y España está haciendo lo propio. Pero después de que el índice de gestores de compras de Markit mostrara el jueves que la eurozona ha vuelto a la recesión, los inversionistas no están de humor para tolerar el mal comportamiento de un Estado

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Moisés Romero




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