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LA BOLSA HABLA YA ALTO Y CLARO DE LA DÉCADA PERDIDA. LOS DATOS ECONÑ“MICOS OSCURECEN EL HORIZONTE

Moisés Romero - Sabado, 21 de Agosto ilustracionA muchos participantes en los mercados se les antoja que en agosto no hay que hacer deberes, no hay que pensar ni escudriñar el futuro. Pero no es asó, porque la Bolsa es un mercado que abre y cierra sus puertas todos los días, fenómeno, que, además, amplía desde hace años su horario dentro de lo que es el Mercado Global. Agosto enfila la recta final con un debate incómodo para la mayoría de los políticos y escalofriante para el resto de los mortales ¿Hacia dónde vamos? ¿Doble suelo? ¿Horizontalidad? ¿Crisis a la japonesa? En lo que coinciden todos es en que los brotes muertos se secaron antes de nacer. Mucho se ha escrito y hablado de la Década Perdida en Japón (por cierto, la década es más de una década). El fenómeno está de actualidad tras conocerse que la economía de Japón se desaceleró fuertemente en el período abril-junio, lo que sumó problemas a un país que ya se enfrenta a una deflación, mientras que la apreciación del yen amenaza a una economía exportadora. La desaceleración del crecimiento en destinos clave de las exportaciones como Estados Unidos y China nubló el panorama, mientras que las autoridades intentan establecer políticas para frenar una apreciación del yen, después de que la moneda japonesa subiera a un máximo de 15 años frente al dólar.

El primer ministro, Naoto Kan, y el gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, se reunirán en los próximos días para analizar la subida del yen y posibles respuestas, aunque los analistas creen que las opciones son limitadas.

“Creo que el Banco de Japón y el Gobierno necesitan tomar medidas decisivas contra los movimientos de las monedas. La intervención monetaria sería posible si el yen se acerca a las 80 unidades por dólar. Si eso es acompañado por una política expansiva (...) tendría un cierto efecto”, dijo Takeshi Minami, economista jefe de Norinchukin Research Institute en Tokio.

La expansión trimestral del 0,1 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) representó un incremento anualizado del 0,4 por ciento, con lo que se ubicó muy por debajo del pronóstico medio de un 2,3 por ciento.

El crecimiento de la segunda mayor economía del mundo fue muy inferior al 2,4 por ciento de Estados Unidos en el mismo trimestre, aunque aún así logró un tercer trimestre consecutivo de expansión.

Década perdida

Sí, Década Perdida. Un libro que refleja con exactitud el fenómeno: La Burbuja y la Crisis Económica de Japón”, D. Antonio Torrero. Editorial Témpora. Nтº de páginas: 210, porque hay tintes de hoy idénticos a los de entonces. José Luis Campos Echeverríт­a (Miembro del Consejo editorial de la revista “Análisis Financiero”) hizo hace tiempo un resumen encomiable. Dice que Antonio Torrero analiza lo que es probablemente la mayor burbuja de la historia, la japonesa, que fue a la vez mobiliaria e inmobiliaria. Examina la génesis de la formación de dicha burbuja y las consecuencias del estallido de la misma desde la perspectiva del crecimiento japonés para el periodo 1950-2000; treinta años de gran crecimiento en tasas fuertemente decrecientes en cada década y una década final larga de estancamiento.

Un estudio centrado en el componente financiero de este proceso, en el que la banca ha jugado un papel esencial, con las referencias especificas del entramado institucional japonés (primacíт­a de lo laboral en el gobierno de las empresas frente a los accionistas y los beneficios, dependencia de un Banco Principal que es a la vez prestamista y accionista frente a los mercados, fuertes interrelaciones empresariales de propiedad, los llamados Keiretsu, y el alto intervencionismo de los burócratas en las empresas con altos intereses en las mismas).

Dichos rasgos especíт­ficos considerados como motores de una larga prosperidad, se convirtieron en el gran inconveniente para gestionar la crisis, ya que la misma implicaba unas actitudes totalmente contrarias a los principios y actitudes japonesas. Claridad informativa, capacidad rápida de decisión, ajuste laboral, voluntad políт­tica y apoyo de la opinión publica en el salvamento de bancos, coordinación entre y políт­ticos técnicos y entre estos últimos entre si., Parlamento, Ministerio de Economíт­a y Banco Central de Japón. Los estudiosos dicen que un aspecto clave en el libro lo constituye el inicio de la liberalización financiera en 1973, con la crisis del petróleo, y la apertura de un mercado de Deuda Publica que se extendió a todo el mercado de renta fija al que acudieron las grandes empresas tradicionales clientes de la banca, forzando a la misma a asumir fuertes posiciones especulativas con empresas domesticas, principalmente inmobiliarias y de la construcción, lo que fue determinante en la creación de la burbuja inmobiliaria…”

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Moisés Romero




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