La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“No se puede estar a ostia limpia todo el día, todo el tiempo”

Moisés Romero - Viernes, 24 de Mayo

"Si queremos prestar atención a los sucesos diarios, comprenderemos mejor los tinos y desatinos de la Bolsa. Una familia no puede estar a ostia limpia, toma y daca, en desayuno, comida y cena, Un barrio, lo mismo. Una ciudad, tampoco. Una provincia, igual. Una Comunidad Autónoma no puede entrar en guerra con otra. Un Reino o un Estado, culmina la serie de a ostia limpia. El fenómeno, sucio y discordante, se agrava cuando se entra en una zona o área europea. Por ejemplo. Reino Unido acusa a Rusia de utilizar armas tecnológicas para influir en asuntos de máxima gravedad. Italia se pasa por el forro los acuerdos comunitarios. Más allá, Estados Unidos se enfrasca en una lucha sin cuartel con China y esta, a su vez, llama a todos sus ciudadanos a rebelarse contra los productos americanos. Un mundo a ostia limpia, ahora sin armas, sin aviones y demás. Un mundo en una guerra tecnológica ¿Peor o mejor? No lo sé. Conflictos en Francia, enredos geopolítcos en Alemania, Brasil, Marruecos, Oriente Próximo. Y me dejo muchos más", me dice Grace L. analista anglosajona.

Ray Dalio ya dijo a finales de enero: Si está interesado, aquí están mis pensamientos sobre cómo, durante los próximos 2 o 3 años, una confluencia de fuerzas llegará a un punto crítico y tendrá una gran influencia en los mercados, economías, sociedades y asuntos mundiales (como lo hicieron en finales de los años treinta). Y desde entonces, todo ha empeorado

Es bueno recordar, ya en términos de Bolsa, que conforme pasa el tiempo, la mayor parte de los grandes estrategas coinciden en que ha finalizado una era, la de la complacencia y la de los bajísimos tipos de interés.  La complacencia nunca es buena y el exceso de complacencia, peor. Una lección para cualquier sector de actividad económica, para la política, la familia y los órdenes de la vida en general. Se vuelve a hablar, hasta la reiteración cansina, del exceso de complacencia en los mercados. Pese al empeño de unos y otros, pese la convicción propia, siempre interesada, de que Wall Street ya no es lo que era y que el dinero se traslada desde los mercados USA a Europa, porque aquí están ahora las oportunidades, nada de nada. No se lo crean

La realidad es tozuda y tira por tierra cualquier supuesto o proyección que no cuente con el consentimiento de la mayor Bolsa del mundo. El dinero sigue apalancado en Wall Street. En el pasado hemos visto en numerosas ocasiones cómo los inversores pasan de un extremo a otro con demasiada facilidad, del exceso de confianza a la desconfianza; del optimismo al pesimismo; de la euforia al pánico. 

Hay que huir de esto último, lo que me lleva a plantearme si los bancos centrales también son demasiado confiados sobre sus posibilidades de actuación en situaciones de pánico. Especialmente si aún mantienen ataduras entre lo que les gustaría hacer y lo que les permiten sus mandatos. Esperemos que no trastornen mentes ni gripe los motores de los potentes ordenadores que mandan en estas y otras tantas cosas. Y recuerden, aquí manda Wall Street. Como siempre. Acaba una era y comienza otra, cuyo desenlace desconocemos. Por eso, los mercados son presa del miedo desde tiempo

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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