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Otra entrevista

Santiago Niño Becerra - Jueves, 28 de Mayo

Muy, muy interesante, tanto por lo que no dice como por lo que dice: M. Olivier Blanchard, economista jefe del FMI. 

Lo que no dice. Ni palabra del tipo de crecimiento que España está teniendo, ni sobre cómo lo está teniendo; ni pío sobre qué empleo está creando España, ni sobre la remuneración del empleo creado; nada sobre el hecho de que más del 27% de la población española se halle en riesgo de pobreza; ni mención a la economía sumergida y al fraude fiscal. ¿Ignora todo esto M. Blanchard? Claro que no, pero esos son temas locales, que, si el Gobierno controla bien y no desencadenan procesos de inestabilidad, no tendrán ninguna importancia en la consideración macroeconómica que los mercados harán de, en este caso, España. Es decir, al FMI como institución, y si ello no implica la desestabilización de la economía española, le importa un rábano que la tasa de pobreza de España se sitúe en el 7%, en el 20% o que todos los españoles menos uno sean pobres.

Lo que dice. “(La demanda interna) ha sido fuerte, incluyendo el consumo interno. Las exportaciones y el consumo se están comportando razonablemente bien”. Pero ha sido a costa del ahorro ya que el salario medio sólo aumentó el 0,1% el pasado año, y la competitividad ganada para exportar se ha obtenido degradando las condiciones de trabajo y aumentando el paro.

“El paro no bajará solo por la demanda, sino por reformas en el mercado de trabajo que, hasta cierto punto, están llegando”. Es decir, el paro no bajará porque crezca la demanda de trabajo debido a que vaya a haber una mucho mayor necesidad de factor trabajo, sino por cambios en la tipología de los contratos de trabajo, en las condiciones contractuales, en la facilidad de la demanda para contratar y despedir, … Lo importante es que el número de personas desempleadas baje, cómo se produzca tal descenso no importa: recuerden que si una persona trabaja una hora durante la semana anterior a la que se confecciona la EPA a esa persona se le considera ocupada. (En USA ese plazo de tiempo es de un mes).

“Hay dos formas de mejorar la competitividad, una es bajar los salarios, lo que es doloroso, y algo de ello probablemente era necesario en España al principio, pero la otra es mejorar la productividad y es en eso en los que el país debería pensar en los próximos 10 años”. ¿Era necesario que los salarios bajasen porque era imposible aumentar la productividad?, si es así, si cuando mejor fue España más cayó la productividad, ¿cómo va a poder aumentar la productividad España en los próximos diez años si cuando fue bien no lo consiguió? La productividad aumenta a base de inversión y de mejoras organizativas, pero para ello es preciso que el valor de lo que se fabrica justifique la inversión y tales mejoras, ¿acaso está pensando M. Blanchard en que la estructura del PIB española va a cambiar en los próximos diez años?. Y esa mejora de la productividad se dará reduciendo a la vez el paro. ????? Pienso que el economista jefe del FMI debería explicar esto.

“(…) el optimismo es bueno en cierta medida, porque lleva a la gente a gastar más y a invertir y eso, en las actuales circunstancias, es bueno”. Estoy en total desacuerdo. El optimismo sólo es bueno si está justificado, si está basado en tendencias al alza, si del presente y de esas tendencias pueden inferirse expectativas crecientes; si no ese optimismo es humo que la más mínima brisa disipará, sueños que acabarán rotos al menor contratiempo. ¿Ejemplos? Los PIIGS, los BRICS, … ¿Cuánto optimismo generaron esas economías? Y, ¿dónde se hallan ahora?.

“Nuestra visión es que las actuales políticas, basadas en una consolidación fiscal lenta, la expansión cuantitativa del BCE y las reformas estructurales son la única vía de volver a la salud”. ¿Qué entenderá M. Blanchard por ‘salud’?. En el caso de España, ¿qué es ´salud’?. En España, ¿qué tasa de paro, de crecimiento, de ahorro, de pobreza, de consumo, son indicativas de un estado saludable? Pena que no lo aclarase.

“Fue una crisis fundamentalmente financiera y la recuperación debe venir de la recuperación del sistema financiero”. En absoluto desacuerdo. De entrada la crisis no ‘fue’, ‘es’ y ‘seguirá siendo’ porque ni de lejos ha finalizado: simplemente miren a su alrededor. Pero es que la crisis no es financiera: es una crisis de sobreproducción y de subconsumo. En los 80, y el FMI lo bendijo, ‘lo financiero’ se escindió en dos submundos conectados: por un lado uno enfocado a la especulación sin substrato real, el otro encargado de financiar el consumo-de-todo por parte de la demanda-de-todo en una atmósfera de capacidad productiva desmesurada. La conexión entre ambos submundos era la deuda total. Cuando la capacidad de endeudamiento se agotó y cuando declinó la capacidad de sostenimiento de los bits financieros creados, llegó la crisis. El sistema financiero, pienso, se ha convertido en un convidado de piedra atrapado en un mundo en el que los deudores no pueden pagar lo que deben. Se pueden hacer inventos del tipo griego: traspasar la deuda que de Grecia tenían los bancos a los Estados, o del tipo inyección de anfetas: FED, BCE, pero lo cierto es que Grecia no puede ni pagar los intereses de la deuda que debe ni las anfetas nunca han curado ninguna enfermedad.

M. Blanchard habla muy claro, tanto cuando dice algo como cuando no lo dice. Pueden deducir por dónde van a ir los tiros los próximos años. Sugerencia: vuelvan a leerlo.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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