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Siempre, en el filo de la navaja

José Luis Martínez Campuzano - Martes, 13 de Septiembre Siempre al filo de la navaja. Me temo que este escenario, siempre al borde de la ruptura, nos acompañará a corto y medio plazo en Europa. ¿Supervivencia del Euro? Demasiado caro e inciertas sus consecuencias como para que se produzca la ruptura. Pero, me temo que será muy difícil que la supervivencia se produzca en las condiciones actuales. Dicho todo lo anterior, sigo pensando que el riesgo de accidentes seguirá haciendo muy peligroso el camino a la supervivencia de la Moneda Unica. Accidentes como la tensión actual entre las autoridades griegas y las europeas. Para las primeras, el renovado deterioro económico justifica que el objetivo de déficit no se cumpla. ¿Por qué entonces tomar más medidas restrictivas? ¿no ha recomendado el propio FMI que prevalezca el crecimiento sobre el ajuste fiscal a corto plazo?. Lagarde introdujo una matización en su última comparecencia: prevalezca el crecimiento sobre el ajuste en aquellos países que puedan hacerlo. Obviamente, considerando que fue el propio FMI el que aplazó el dictamen sobre la situación del País la semana pasada, Grecia no entra en la excepción. Para las autoridades europeas parece claro el tema: si Grecia no cumple, no tendrá financiación. Es peligroso crear precedentes, en caso de optar por suavizar el ajuste. Y entre el tira y afloja hemos conocido el porcentaje de oferta de canje de deuda desde los inversores privados, que podría ser del 75 % de la deuda ofrecida desde Grecia. Una buena noticia, pese a que el mínimo que exigía la propia Grecia era del 90 %. Pero no están los tiempos para ser exigentes. ¿Cómo se resolverá la actual tensión con Grecia? Nosotros apostamos por un acuerdo final que pase por un mayor ajuste fiscal. ¿Cómo se resolverá la Crisis Griega? Lo desconozco. De hecho, su solución final entra en lo que he llamado tercera vía. Más integración fiscal, sin duda; integración fiscal plena, resulta complicado a corto y medio plazo. Naturalmente, cambios en el Tratado de Lisboa, que incorpore el rescate de países que puedan ser ayudados con férreas contrapartidas en términos de pérdida de soberanía fiscal; pero no rescate de todos, incorporando reglas para un default ordenado de aquellos cuya solvencia esté en entredicho. Claro, mayor integración política; pero no una Unión Federal, al menos a medio plazo. La cuestión clave es cómo financiar todo este Proceso. Ya hemos visto como Europa avanza en situaciones de tensión, obligada por las deficiencias y huecos del actual Tratado. En el camino, más bien para superar los posibles "accidentes" que puedan surgir, de los que hemos hablado antes, será preciso que sea el EFSF el que lo financie. Pero dadas sus limitaciones, también el ECB. Las conclusiones de la Cumbre del 21 de julio daban esta flexibilidad al Fondo. Ahora sólo resta que los parlamentos nacionales lo ratifiquen. Mientras, también después, el ECB deberá emplearse a fondo para conseguir la ansiada estabilidad financiera. "El ECB no negocia con países"; esto nos decía en su última comparecencia el presidente de la Entidad. Un día después dimitía su economista, el alemán Stark que hasta el momento se ha significado por oponerse a la compra de deuda pública. ¿Significa esto que gana la facción del ECB que apoya una mayor involucración para luchar contra la Crisis? No lo creo. De hecho, si existían algunas dudas sobre un rápido recorte de tipos con la dimisión de Stark se han disipado. Aunque, por fuerza, el ECB debe seguir limitando la volatilidad en el mercado de deuda pública europeo. ¿Bajando las primas de riesgo? Es pedirle demasiado. No cambiar la tendencia; sí matizarla. Crecer es la palabra clave. Y en esto estoy totalmente de acuerdo con la Directora Gerente del FMI. Recuperar una senda sostenible de crecimiento. Pero ya estamos viendo lo complicado que resulta cuando: 1. el contexto internacional es incierto; 2. la demanda se ve lastrada por un exceso de deuda acumulado en los últimos quince años; 3. las expectativas de los agentes se ven deprimidas ante la elevada incertidumbre; 4. como consecuencia de lo anterior, la financiación es cada vez más cara y limitada. En este último punto entran en consideración las entidades financieras, ahora convidadas de piedra en esta Crisis deuda soberana. De centrar la tensión en la primera fase de la Gran Crisis a sufrir sus consecuencias en estos momentos. Como si de un círculo vicioso se tratara, existe el riesgo de que una prolongación de la Crisis de desconfianza vuelva a cebarse sobre el sector financiero retroalimentando su debilidad. Para Trichet la salida era más capital y acelerar su saneamiento. No es fácil en la situación actual de los mercados. Nada fácil. José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España


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