La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

‘Sociedad participativa’, dos

Santiago Niño Becerra - Viernes, 30 de Enero

Bueno, ya ha llegado. En su día, en el 2013, cuando en medio del boato de inauguración del año parlamentario el Jefe del Estado holandés lo anunció, lo comentamos: dijimos que era un aviso, un anuncio, un adelanto. Bien, ya ha llegado como norma. 

Lo que ha entrado en vigor en Holanda es algo muy simple de entender: si la persona necesitada de cuidados tiene renta que se considere suficiente y/o una red de proximidad –familiares, amigos, colegas, …– que pueden atenderle, deberá apañarse por sí mismo recurriendo a sus propios medios; sólo si lo anterior no se da podrá dirigirse a la red pública que dependerá de los ayuntamientos: entidades que recibirán unos fondos en función de unos parámetros, que habrán de administrar y por los que tendrán que rendir cuentas; fondos que, entiendo, no tienen que provenir únicamente del Estado: pienso en corporaciones y fundaciones.

 

El tema, aunque se matice, aunque se edulcore, aunque se camufle, está muy claro: no se generan fondos suficientes para sostener el modelo de protección social que fue diseñado e implementado a principios de los años 50. El motivo es doble: por un lado no se da la premisa básica del modelo de protección: el pleno empleo del factor trabajo, premisa por la que se alimentaba el modelo vía impuestos y cotizaciones sociales; y no se da porque el factor trabajo cada vez es menos necesario. Por otro tampoco se dio otra premisa que subyacía en el modelo: desde 1950 la esperanza de vida ha aumentado 30 años y los costes de los procedimientos relacionados con la salud se han hipersofisticado y su coste crecido hasta cotas inimaginables hace 65 años. Sumen ambas variables.

Y tampoco se dan las circunstancias que ayudaron a la implementación del modelo de protección social: no existe hoy una situación de Guerra Fría en la que ‘las masas obreras’ deban estar tranquilas; la fuerza de los Sindicatos es marginal en comparación con la que tenían en los años 50 y 60; ni tampoco debe tranquilizarse a las ciudadanías con ayudas y subsidios: hoy las revoluciones no están de moda.

Antes incluso que el Jefe del Estado holandés, lo adelantó el de la República Francesa: en Septiembre del 2007 el Presidente Nicolas Sarkozy dijo que el modelo de protección social francés no era financieramente sostenible y que había que diseñar un nuevo Contrato Social. Y en el 2010 el Premier británico lanzó el concepto The Big Society con un principio muy simple: reducir el peso del Estado e incorporar a la ciudadanía a la gestión del día a día, ¿cómo?: la ciudadanía se ayuda a si misma a través de su propia comunidad.

Es decir: los recortes, las limitaciones, ya han empezado; que cada cual se apañe y que los demás le ayuden. (Muy significativo el comentario del texto adjunto sobre el hecho de que, de momento, la colaboración de la comunidad será voluntaria: pienso que muy posiblemente con los meses se convertirá en obligatoria). Y eso en lo referente a asistencia, imaginen cuando se vaya extendiendo a pensiones, sanidad, educación, …

Y ahora la consideración final: esa legislación que hemos comentado se ha puesto en marcha en Holanda, un país para el que el FMI prevé un PIB pc de 42.156 dólares internacionales para el 2014, un país que toma esas medidas porque necesita ahorrar gasto público porque no le salen los números porque ve que el ‘antiguo’ modelo no es ya sostenible. Imaginen cual puede ser el futuro del modelo de protección en España, un país para el que el mismo organismo mencionado estima, también para el 2014, un PIB pc de 30.740 dólares, el 37,14% menos. E imaginen como puede evolucionar algo así en un país como España con una tasa de desempleo a 31 de Octubre del 24% y en otro como Holanda con una tasa de paro del 6,5%. (Eurostat; datos desestacionalizados).

Nos hallamos en medio de una crisis sistémica, de una transición de modelo económico-social, y  el modelo de protección social se está yendo con esta transición. Cierto: administrando mejor los fondos disponibles dan para más, pero eso ya no es suficiente: las circunstancias que se dieron, las razones que propiciaron la implementación del Modelo de Protección Social que recordamos los que tenemos una cierta edad y que nos maravillaba cuando íbamos a Europa ya han desaparecido, por lo que el modelo de protección ha dejado de ser necesario. Y claro las diferencias entre insiders y outsiders aumentarán, pero eso parece que ya no importa.

A la gente, al pueblo, a la ciudadanía, le quedará la comunidad, y durante un tiempo el deseo de volver al ayer, la creencia de que es posible.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]