La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Al fin - entre signos de admiración

Santiago Niño Becerra - Viernes, 25 de Enero Alguien que ha estado en Davos, en el WEF, dice que se dicen cosas interesantes.

George Soros, el hombre que expulsó a la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo en 1992, el personaje que dijo, en 1996, que “Los mercados votan cada díт­a, obligan a los Gobiernos a adoptar medidas ciertamente impopulares, pero imprescindibles. Son los mercados los que tienen sentido de Estado”, ayer, en Davos, dijo algo que les sonará porque desde hace meses lo están leyendo aquíт­.

Soros, a pesar de que suele importarle un rábano las consecuencias que tiene decir lo que él piensa -o, precisamente eso que a veces dice, lo dice para que pase lo que pasa cuando lo dice-, fue, hace dos díт­as, comedido en el Annual Meeting del World Economic Forum. Dijo que podemos estar ante un fallo sistémico y que podemos estar adentrándonos en una crisis que puede durar entre cuatro y diez años.

¡Al fin!. ¡Al fin alguien habla públicamente de problemas del sistema!. Claro, que con guantes de encaje de Brujas, con sumíт­simo cuidado, con un tiento desmesurado. Puedo entenderlo, pero que la cosa no se queda ahíт­.

Nos hallamos ante una crisis sistémica porque el sistema -el Sistema- ya se ha agotado: ha agotado su modo de funcionamiento, lo que se traduce en fallos que ponen al descubierto que el modo de producción que le caracteriza ya no es el idóneo para el momento al que le ha llevado su evolución. En otras palabras, ahora está sucediendo lo mismo que sucedió entre 1748 y 1762, de hecho, hoy “nos encontramos” en 1762, y estamos a punto de entrar en una etapa en la que acontecerá el equivalente a lo que aconteció entre 1762 y 1777. Lo que pasa es que, vivirlo, es duro.

A mediados del siglo XVIII el Sistema Mercantilista ya estaba agotado, y a mediados del siglo XX, el Sistema Capitalista empezó a estarlo. Manteniendo los paralelismos históricos, entre 1995 y el 2008 hemos estado definiendo la filosofíт­a del nuevo sistema, y entre el 2009 y el 2023 se diseñará la estructura del sistema que sucederá al actual con arreglo a la filosofíт­a que se ha definido. Y, ¡claro que se manifiestan fallos!; y, ¡claro de tendrá lugar una crisis!; ¿su duración?, como tal, entre el 2010 y el 2015, con una fase de precrisis, con subidas y bajadas, con oscilaciones, con falsas promesas y falsas esperanzas y en la que se tomarán medidas que de nada servirán, de dos años de duración: 2008 y 2009; y otra de tres años de recuperación lenta y titubeante entre el 2015 y el 2018. En total once años de cambio, de cambio, que no otra cosa es una crisis.

Los fallos que vemos: bajadas de tipos que de nada sirven, niveles de deuda fuera de toda lógica, sobrereacciones de los mercados, déficits absurdos, todo eso, y más, no son más que las manifestaciones de los “fallos” del sistema; ¿por qué las comillas?, pues porque, en el fondo es lógico que se haga lo que se está haciendo y que se interprete lo que se está interpretando, ya que, ¿qué otras cosas pueden hacerse e interpretarse en base a las reglas de funcionamiento del sistema?. Es decir, no es, repito, NO ES, que los hacedores de la economíт­a lo estén haciendo mal, ¡que va!, están haciendo lo que el manual dice que ha de hacerse, es decir, están haciendo lo que hay que hacer. El problema es que eso ya no funciona porque el escenario en el que hoy nos estamos moviendo ya ha dejado de corresponder al sistema en el que nos hemos estado moviendo: el sistema se está agotando y el escenario está evolucionando, luego las medidas no sirven.

El gran problema es que de eso esos hacedores se van a dar cuenta en el 2010, ¿porque son burros?, ¡no!, porque no pueden darse cuenta antes debido a que están involucrados en el sistema y porque el sistema debe completar su evolución; asíт­ ha sido en los últimos dos milenios: pienso que es una serie cronológica suficientemente larga como para inferir conclusiones, ¿no creen?.

Los tipos se bajarán más, y más, y más. Se pondrán en marcha paquetes de medidas como el que se va a poner en marcha en USA. Al principio se intentarán coordinar medidas (curioso el lema de Davos de este año: “The Power of Collaborative Innovation”) para, luego, pasar a la cara de perro a medida que los problemas vayan aumentando. Se dirán maravillosas maravillas de los BRIC. Las Bolsas subirán, para, después, bajar, y para volver a subir y volver a bajar. Pero todo esto, todas estas medidas que se tomarán, todas las palabras que se pronunciarán, se tomarán y se pronunciarán con auténtica honradez y en la creencia de que serán la solución definitiva y el bálsamo reparador, sin embargo, todo eso no va a servir absolutamente para nada porque las transiciones sistémicas hay que vivirlas y las crisis sistémicas hay que pasarlas ! porque son inevitables.

Y cuanto antes nos demos cuenta, mejor, porque antes podremos empezar a prepararnos.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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