Confianza
Santiago Niño Becerra - Viernes, 01 de Febrero AquíÑ‚Â está el quid de la cuestión: en la confianza: con-fi-an-za.Uds. llevan semanas leyéndome aquíÑ‚Â que nos hallamos en la precrisis de una crisis de dimensiones similares a la Gran Depresión y que supondrá -ya está suponiendo- el diseño de una nueva estructura operativa. En este contexto, más de una/o de Uds. se habrá dicho: “OK, está viniendo una crisis, pero, ¿cómo se iniciará?, ¿qué va a ser lo que nos haga darnos cuenta de que estamos en crisis?”.
Pienso que la constatación de que estamos en crisis vendrá por un doble camino. Probablemente, en los principios del 2010, se producirá un hecho tremendo, una auténtica tragedia que, y eso es lo fundamental (tragedias ya tenemos periódicamente) que implicará una disminución muy importante de la oferta disponible de uno de los elementos que hoy son más importantes: las commodities. ¿Qué hecho puede ser ese?, pues no tengo ni idea; pero, por decir algo y por situarlo en el mapa, podríÑ‚Âa ser un accidente nuclear que imposibilitase el uso de los campos petrolíÑ‚Âferos de Kuwait.
Lo dicho, convendrán conmigo, es un golpe demoledor para la economíÑ‚Âa global, máxime porque se produciríÑ‚Âa tras dos años en los que la tendencia económica del planeta ha estado marcando una senda claramente negativa, no obstante, ese hecho quedaríÑ‚Âa enmarcado por un sentimiento verdaderamente pernicioso que ya se está produciendo: la pérdida del ligante que une todas las relaciones económicas que se producen en el planeta: la confianza.
Ayer, Bloomberg publicó una noticia cuyo tíÑ‚Âtulo es significativo: “European Confidence Declines, Inflation Accelerates”, aquíÑ‚Â: http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&sid=apRJLBleHAEw&refer=home. Luigi Speranza, economista del BNP Paribas en Londres afirma: “The problems in the U.S. will have an impact on the rest of the world, including the euro area”. La confianza es minada por la inflación, síÑ‚Â, pero no sólo.
La confianza es una cosa muy liviana, muy delicada, muy frágil. Una presión inadecuada, un golpe de aire no controlado, una temperatura por encima o por debajo de la conveniente, y la confianza se hunde, desaparece, y si la confianza desaparece, ¿qué sucede?. Nuestro mundo, nuestro sistema, está basado en la confianza, hasta los hechos más nimios se sustentan en la coinfianza. Ud, querida lectora, querido lector, está absolutamente convencida, está totalmente convencido de que en el bar al que irá a tomarse un drambui esta tarde le van a aceptar el billete de 100 euros con el que va a pagar; ¿qué sucederíÑ‚Âa si, de pronto, perdiese la confianza en que ese hecho tan cotidiano fuese a dejar de ser asíÑ‚Â?. En lugar de mi ejemplo, pongan otro, más o menos trascendente. La pérdida de la confianza tiene un efecto demoledor.
Bien, pues eso, la confianza se está perdiendo; no de forma rápida, no de hoy para mañana, sino gota a gota, cada díÑ‚Âa un poco; por la evolución de la situación económica en USA, si, pero también por otros motivos, algunos muy tontos, pero que se añaden a lo que la ciudadaníÑ‚Âa se va encontrando a cada momento, al doblar la esquina, y que se va añadiendo a la percepción de que “las cosas no van”, de que “cada vez estamos peor”; en Cork, pero también en Cleveland; en Upsala, pero también en Sucre; en Kyoto, en Sydney, en HolguíÑ‚Ân, y en Toronto. Es -parte- del proceso didáctico en el que estamos metidos: durará poco.
Los Gobiernos, bueno, dicen, hacen, dicen, dicen, dicen: dicen mucho, hacen poco: ¿qué hacer?; dicen mucho: ¡es tan fácil!; dicen mucho: ¿pueden hacer?. Por ejemplo en el reino. El presidente del Gobierno de España dijo el pasado Miércoles que ““la economíÑ‚Âa española es” fuerte y segura para avanzar con vientos a favor y con dificultades” (El PaíÑ‚Âs 31.01.2008, Pág. 27). Pero los políÑ‚Âticos de la principal oposición no van a la zaga: el Sr. Manuel Pizarro, en un barrio muy popular de la popular localidad barcelonesa de l"Hospitalet de Llobregat, dijo a un transeúnte que se le dirigió: “A mi no me llames señor, llámame Manolo, que soy como tú” (El PaíÑ‚Âs 31.01.2008, Pág. 3, suplemento “Cataluña”). El Sr. RodríÑ‚Âguez Zapatero, el Sr. Pizarro, ¿estaban pretendiendo con estas palabras incrementar la/dar confianza de la ciudadaníÑ‚Âa?.
Cuando la confianza se rompe, ningún pegamento puede recomponerla, ninguno; y en eso estamos, en eso.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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