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Crisis y Desigualdad

Santiago Niño Becerra - Viernes, 22 de Enero

Siempre he creído que los sistemas y los modelos, biológicos y no, nacen con los gérmenes de su agotamiento. Tomen el sistema que quieran y el modelo que prefieran: emergieron tras el colapso del sistema o del modelo anterior, solucionaron fallos, defectos y limitaciones del que les precedió, y entraron en fallo tras demostrarse ineficientes para solventar los problemas y las limitaciones que la evolución de la realidad que operaban iban poniendo sobre la mesa. Cojan el Sistema Feudal o el modelo que colapsó en el 29, en todos el proceso fue el mismo. Y con el actual ha sucedido algo idéntico.

En el 2007 se manifestó el agotamiento del modelo que sustituyó al que colapsó en la Depresión, ¿por qué?, pues porque los supuestos que se hicieron en su construcción dejaron de ser ciertos por la propia evolución de las cosas: demanda de trabajo creciente, pleno empleo del factor trabajo, oferta infinita de commodities a un precio regalado, oferta monetaria ajustada a las necesidades de la economía, ‘lo financiero’ como soporte de ‘lo real’, políticas fiscales redistributivas, consumo público creciente y complementario al privado, estructuras estatales potentes, esperanzas de vida tras la jubilación limitadas, … Una de las consecuencias de tales planteamientos fue una desigualdad reducida: mientras que en 1928 el 1% más rico de la población USA ostentaba la propiedad del 28% de la riqueza, en 1973 tal porcentaje se había reducido al 7,5%.

Pero a mediados de los 70 empezaron a pasar cosas a partir de una pregunta muy simple que se planteó el capital: ‘Vale, ganamos mucho pero, ¿podemos hacer las cosas de otra manera para ganar mucho, muchísimo más?’. Y la respuesta a esa pregunta fue afirmativa porque las cosas empezaron a organizarse de un modo crecientemente eficiente y la tecnología fue mejorando a fin de hacer crecientemente productivos los procesos manufactureros. Y a partir de ese momento ya nada fue igual y una de las consecuencias fue el aumento de la desigualdad: en el 2008, en USA, en el 1% más rico de la población se concentraba el … ¡28% de la riqueza!.

Cierto: las causas de la desigualdad hoy no son las mismas que en los años 20, pero el resultado es idéntico porque en el fondo hoy, como en los años 20, el mensaje es el mismo: existía y existe un excedente de población económicamente innecesaria y no existe razón objetiva para reducir de forma artificial tal desigualdad.

Es decir, la desigualdad no va a reducirse, al revés: aumentará porque las propuestas tradicionales para reducirla ni son viables: aumento de la fiscalidad, ni convenientes: aumento de costes, ni factibles: se perdería productividad.

Por ello la única vía posible para paliar esta situación de pobreza y exclusión que por pura lógica irá a más es la instauración de la Renta Básica y la administración ultraeficiente de unos recursos que son crecientemente escasos. (Claro: si en el siglo XIX se hubiese manifestado algo como esto hubiera dado lugar a una revolución, pero como ahora las revoluciones no están de moda, pues no).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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