La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Culpas, responsabilidades y otras especies

Santiago Niño Becerra - Martes, 01 de Agosto

La verdad: no sé si no se entiende o no se quiere entender. De esta crisis sistémica en la que estamos inmersos, nadie fue culpable: se produjo porque el modelo que se estaba utilizando se agotó, punto. Lo que si pudieron haberse tomado fueron medidas para mitigar sus efectos, pero si se hubieran adoptado las cosas no hubieran ido como fueron. https://economia.elpais.com/economia/2017/07/25/actualidad/1500980155_842312.html .

Ahora pude acusarse de lo que se quiera al Sr. Caruana, y al Sr. Fernández Ordóñez, y al Sr. Narcís Serra, y al Sr. Blesa, y al Dr. Rato y a quienes se crea oportuno acusar de lo que se considere oportuno, pero en España, la única verdad, la incómoda verdad, la verdad que no se quiere aceptar por parte de prácticamente nadie, es que si entre 1996 y el 2006, y sobre todo desde el 2001, no se hubiese hecho lo que se hizo en términos financieros, si no se hubiese permitido lo que se permitió en términos crediticios, si no se hubiese mirado hacia otra parte en relación a normas municipales, tasaciones de terrenos y viviendas, y actuaciones diversas de entes estatales, regionales y locales, España no hubiese crecido lo que creció.

Otra vez: si ‘España fue bien’, si ‘España fue más que bien’, si ‘la economía española jugó en la Champions League de las economías mundiales’ fue porque se hicieron todas y cada una de esas cosas que ahora se condenan y critican y por las que muchos se escandalizan. Más claro: si en España las entidades públicas y privadas que hicieron lo que hicieron no lo hubieran hecho, España no hubiese crecido ni una mínima fracción de lo que creció. Es decir, porque se hizo todo aquello que se hizo España creció lo que creció.

Pienso que es un poco hipócrita querer criticar aquello, del mismo modo que pienso que es absurdo intentar justificarlo. El objetivo era crecer, a toda máquina, sin freno; y se puso el turbo; y se creció. La pregunta –que nadie se hace– es: ¿alguien pensó en las consecuencias futuras que ese modo de crecimiento iba a tener para la economía de España? (y del planeta: la especulación-con-todo-lo-especulable fue la norma). Y ojo: no estoy diciendo que preguntarse eso fuese necesario para crecer: el objetivo era crecer, y punto; lo que digo es que de haberse planteado esa pregunta hubiesen podido diseñarse estrategias para ‘el día después’; y parece que no fue así. (¿O si y todo esto que estamos viviendo es parte de aquel plan?)

Por favor, dejemos de buscar culpables: no los hubo. Y sáquense a la luz las responsabilidades: eso sí estaría bien: la/s persona/s que dijeron: ‘¡Adelante, a crecer, pase lo que pase, a tumba abierta!’ Igual hasta conseguían algún premio en estrategia económica y, si se publicase, la ciudadanía podría tener una amena lectura de Verano.

(Nota al pie. Ya lo he comentado varias veces, vuelvo a hacerlo: si no lo han visto, véanlo: Españistán (https://www.youtube.com/watch?v=N7P2ExRF3GQ) Se explica muy bien aquello que pasó; demasiado esquemáticamente, pero queda clarísimo).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]