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Cumbre

Santiago Niño Becerra - Jueves, 21 de Junio Hoy empieza LA cumbre europea.

Y esa cumbre debe parir -esa es la idea-, el documento que ha de sustituir a la Constitución-que-no-fue. Y como aperitivo al comienzo de la cumbre llevan semanas ventilándose las discrepancias, proceso en el que España “se está poniendo/quiere ponerse fuerte”, y se está poniendo/quiere ponerse fuerte ante las actitudes de Polonia y el Reino Unido.

El caso de Polonia es muy particular: quiere más pasta, de la forma que sea, pero quiere sacar más. El de Polonia es un caso muy similar y su actitud muy parecida a la que España planteó en los 80: “¿queréis de entren en la UE los paíт­ses del Este de Europa, dijo el reino a Alemania y al grupo interesado en que estos paíт­ses se incorporasen, pues comprad nuestro voto”; y a España se lo han estado comprando a lo largo de estos años, y a muy buen precio. Polonia quiere lo mismo, pero no quiere romper ninguna baraja porque fuera de la UE estará mucho peor de lo mal que pueda estar si sigue dentro.

El caso del Reino Unido es muy diferente. Al Reino Unido no le interesa una UE como a la que apuntaba la Constitución ni a la que apunta un texto como el que se está cociendo. El Reino Unido quiere un tratado que ordene el tráfico económico y poco más. Es la misma idea que subyacíт­a en la políт­tica del premier británico Benjamíт­n Disraeli allá por el siglo XIX: “Inglaterra no tiene aliados, tiene intereses”, y los intereses del Reino Unido hoy no pasan por una UE federal ni integrada hasta sus últimas consecuencias.

La historia del Reino Unido está tapizada de ejemplos de ese proceder. Inglaterra, primero, y el Reino Unido, después, se han juntado con y han seguido lo, quien y qué en cada momento le ha interesado; pero, cuando verdaderamente le ha interesado, ha llegado hasta las últimas consecuencias; valga un ejemplo. Cuando las potencias europeas estuvieron, entre 1792 y 1825, embarcadas en las Guerras de Coalición, Inglaterra fue la única potencia que intervino en las siete coaliciones que se formaron, la única, y no por amor al arte, sino porque comprendió que era quien más teníт­a que perder con una victoria napoleónica.

No es el caso hoy. El Reino Unido es maestro en jugar con la baraja que más le conviene, y no lo estoy criticando, es asíт­, y punto. El Reino Unido quiere juegar con la UE en aquello que le convenga, y con USA en aquello que también le convenga. Y lo mejor del caso es que le va a salir bien.

Dentro de cuatro díт­as, en el 2010, va a estallar una crisis monstruosa a nivel mundial. ¿Quién se imagina que va poder capear mejor esa supertormenta, un paíт­s integrado en un grupo cuyos miembros, hasta para ir al lavabo, han de ponerse de acuerdo e ir todos de la mano teniendo en cuenta que cada uno irá a su paso, o un paíт­s que va por libre, juntándose con quien le conviene y del modo que le conviene?.

España puede ponerse todo lo dura y fuerte que quiera en relación con la postura británica ante el nuevo tratado europeo, el problema es que España puede gritar, pero poco más puede hacer. España pinta muy poco a nivel internacional. Por volumen tiene el noveno PIB del planeta, pero la calidad de ese PIB es pobre, muy pobre; y la influencia del paíт­s, en gran mediad como consecuencia de lo anterior, es reducida, muy reducida.

Al Reino Unido le va a salir bien la jugada, al menos, le va a salir menos mal que a los demás. Eso de los grupos está muy bien, pero cuando pintan bastos, la gente tiende a buscarse la vida, y en eso, el Reino Unido es un maestro. Me jode, pero entiendo la postura del Reino Unido; si yo pudiese, también la seguiríт­a, se lo aseguro.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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