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Cumbre del clima

Santiago Niño Becerra - Viernes, 08 de Enero

Dicen los que entienden del tema que el planeta ha llegado a un punto de no retorno en cuanto a la contaminación que puede digerir y que el cambio climático es inevitable, lo que va a desencadenar una serie de consecuencias catastróficas; otros lo niegan y dicen que todo eso es falso y que no sucede absolutamente nada malo con respecto al clima del planeta.

Todo lo relacionado con el clima pertenece ante todo y por encima de todo, al mundo de ‘lo económico’. El Sistema Capitalista, desde sus orígenes, consideró que el medio ambiente era un vertedero donde externalizar, gratis, costes que se generaban en la producción (otros sistemas anteriores también lo consideraron, pero el impacto que ocasionaban era ridículo en comparación con el que ocasionaba el maquinismo). Y así pensaron todas las unidades productivas en todos los Estados durante casi dos siglos. El problema llegó cuando el entorno no pudo acumular más porquería y cuando los recursos dejaron de ser tan baratos como desde 1815 y durante décadas habían sido.

Hoy es preciso gastar menos recursos porque hay que reducir costes y, a la vez, la podredumbre que impregna aguas subterráneas y superficiales; aires urbanos y rurales; ríos, mares y lagos; tierras y lluvias es cada vez menos soportable. Hay que darle la vuelta a eso, pero hacerlo tiene consecuencias.

Para reducir el consumo de recursos hace falta inversión, mucha, pero, suponiendo que se obtuviese, reducir el consumo de hierro, madera, agua y niobio implica reducir también el de factor trabajo. Es decir, gastar menos recursos lleva a una mayor y creciente tasa de desempleo estructural y a un subempleo en aumento.

A la vez, hacer desaparecer los humos apestosos que salen de las chimeneas, limpiar el aire irrespirable de las ciudades, convertir las aguas continentales y oceánicas en aguas puras y cristalinas es preciso producir con sistemas productivos ultraeficientes que requiere dosis gigantescas de inversión y es preciso renunciar a cosas: por ejemplo a tener la temperatura de una vivienda a 28ºC en Invierno para poder circular por ella en bañador, a coger el automóvil para ir a la equina, a disponer de cerezas en Enero, … y además olvidarse que todo eso se ha podido obtener a unos precios bajísimos.

Es decir, para hacer desaparecer los peligros del cambio climático es preciso destinar a inversión ingentes cantidades –que no podrían ser destinadas a otros usos– y es preciso asumir que se va a vivir mucho menos cómodamente que ahora. Lo que implica una reducción en el PIB generado –el Capitalismo genera PIB gastando–, lo que supone menores tasas de consumo, que se traduce en recaudaciones fiscales e ingresos para la Seguridad Social más bajas. Es decir, cosas relacionadas con la pasta. Y, como corolario, ciudadanías cabreadas que pueden votar cosas inconvenientes o no votar (aunque eso cada vez tiene menos importancia porque los gobiernos, independientemente de su color, en cualquier país que se escoja cada vez pintan menos).

Y encima todo ello en medio de una crisis sistémica como esta. A ver quién se atreve a decirle a la gente que va a vivir peor y a las empresas que van a tener que invertir en cosas que directamente no va a mejorar su cashflow.

Ignoro si en algún momento se habló de todo esto en la Cumbre del Clima que empezó el pasado 30 de Noviembre en París.

http://www.wclimate.com/world-climate-summit-2015/

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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