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Draghi nos puede meter en una “Década Pérdida” como la de Japón

Carlos Montero - Viernes, 07 de Marzo

"En la actualidad no hay ninguna razón para esperar que los precios en general desciendan drásticamente y ejerzan una presión deflacionaria sobre toda la economía", decía un informe mensual del banco central, firmado por su gobernador. Ese gobernador era Yasuo Matsushita y el informe fue publicado en enero de 1998 por el Banco de Japón. Tras seis meses, los precios al consumidor de Japón, excluidos los de los alimentos, comenzaron a caer en una tendencia que marcaría los próximos 15 años.

La preocupación ahora de los economistas - desde Barclays a Morgan Stanley, pasando por JPMorgan - es que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, cometa el mismo error que el Banco de Japón - minusvalorar la amenaza de deflación, y en última instancia tener que introducir la flexibilización cuantitativa.

Estas son las similitudes entre la década de 1990 de Japón y la Europa de ahora (vía Bloomberg):

1. Expansión económica débil después de una serie de shocks

2. Un aumento del tipo de cambio.

3. Una postura de la política monetaria discutible


4. El banco central no contempla la posibilidad de deflación

“El riesgo de una "japonización" de la zona del euro es elevado y sigue aumentando. La probabilidad de un descenso de los precios es de un 35 por ciento, según los analistas de Morgan Stanley.


El error del Banco de Japón

El complacencia del Banco de Japón dañó a una economía que había caído en tamaño por detrás de China, ya que las empresas y los consumidores no consumían al esperar una caída de los precios. El producto interior bruto del país descendió un 10% desde su máximo de 1997. El índice de la bolsa de Japón, el Nikkei 225 Stock Average, que ahora se sitúa cerca de los 15.000, está a menos de la mitad del máximo de 1989 de altura, y la deuda pública supera el 200% del PIB.

Para solucionar esta situación el gobernador actual del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, prometió el año pasado que aumentaría la base monetaria para elevar la inflación al 2%. Los precios al consumo, excluidos los alimentos, subieron un 1,3% en enero.

Hasta que no fue demasiado tarde, el Banco de Japón no creía Japón iba a entrar en la deflación. El BCE no puede ser complaciente. Europa tiene suerte de poder estudiar el caso de Japón.

Una caída de la inflación importante en toda la zona del euro empujaría a los inversores a los bonos del gobierno y los distanciaría del euro ya que el BCE iniciaría la compra de activos, según los analistas de Societe Generale, que ven un 15% de probabilidad de tal resultado.


¿Qué acciones podrían comportarse bien en esta situación?

Mientras que los analistas de Morgan Stanley dicen inversores están descontando la probabilidad de deflación, una recaída en el crecimiento podría animarles a comprar acciones defensivas por tener una baja deuda o una importante presencia en países fuera de Europa. Entre estas acciones estarías: Adidas, LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton y Deutsche Telekom. Entre los perdedores potenciales de la deflación se sitúan Commerzbank, Air France- KLM y BNP Paribas.


Draghi mantiene que la zona del euro no está en una situación como la de Japón, aunque acepta que la inflación suave persistirá.

Las expectativas de inflación de medio plazo entre los economistas y los mercados financieros siguen "firmemente ancladas" en torno al objetivo del BCE de poco menos del 2%, y la región se está fortaleciendo, según Draghi.


Pero, estas expectativas pueden ser erróneas. Un estudio de 2012 del Banco de Japón encontró que hubo que esperar hasta 2003 para que los economistas pronosticaran una inflación cero en un horizonte de largo plazo.

Las lecciones de Japón que debe aprender el BCE es que una economía puede sufrir una deflación sin que los funcionarios se den cuenta de que es inminente, y debe gestionar el riesgo mediante la adopción de políticas más acomodaticias de lo que parece apropiado.

Una versión de Bloomberg de la Regla de Taylor sugiere que la política monetaria del BCE ha sido demasiado dura desde mediados del 2012, tal y como lo fue durante la mayor parte de la década pasada en Japón. La Regla de Taylor utiliza las estimaciones de inflación y crecimiento para medir el tipo de interés de referencia que debe mantener un banco central.”

Fuentes: Bloomberg




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