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El turismo de España, otra vez

Santiago Niño Becerra - Lunes, 07 de Agosto

Décadas de inacción ante aberraciones urbanísticas, turismo de borrachera, degradación del entorno urbano y masificación generalizada con todas sus consecuencias; y esta ha sido la reacción: España es especialista en no hacer nada en casi todo, y acusar a vecinos y ciudadanos de lo que pasa cuando las cosas estallan. España, salvo en zonas muy, muy concretas, nunca ha intentado cambiar aquel modelo turístico nacido espontáneamente a mediados de los 50 cuando la naciente clase media europea empezó a venir a España, un país, típico, con encanto y pobre que salvo sol, playa y precios muy bajos (para los visitantes) poco más podía ofrecer porque nada tenía.

Luego siguieron llegando turistas, ya en aluvión, a la vez que se iba conformando la característica del turismo español: fundamentalmente europeo, mayoritariamente estacional y de bajo y muy bajo nivel de gasto por día de estancia. Recuerdo que en los años 70 ya empezó a advertirse de adonde podía llevar ese modelo, y recuerdo que empezaron los buenos deseos de que había que cambiar el modelo turístico español, pero era más fácil invertir muy poco y publicitar para que llegasen muchos que reorganizar nada, es decir, la inacción bendecida y fomentada por la casi totalidad de las autoridades estatales, regionales y locales de estos últimos cuarenta años.

Y al calor de este proceder, el boom constructor, las actividades asociadas a ese turismo barato, la precarización de un empleo que tenía que ser barato porque era la única forma de ser competitivo; impulsado, acrecentado y realimentado por los transportes low cost, el crédito al consumo y la caída a plomo en el precio de los alojamientos, que favorecen exponencialmente la movilidad y pospone gastos por reducidos que sean.

Hoy el turismo genera el 11% del PIB de España, pero, ¿qué rosario de costes deja a su paso?. Fundamentalmente, el modelo turístico español está basado en el bulto, en la masa, en el más, en el todo está permitido, en el ‘Europeo, venga a España y haga lo que le venga en gana’ porque España necesita que venga, mientras que a la ciudadanía española, es decir, quienes pagan los impuestos que en parte se utilizan para en pagar los desmanes que el turismo genera, se le dice: ‘Va a tener que aguantarse: la economía española necesita que venga toda esta gente’. ¿Está condenada España a convertirse en el resort del turismo barato básicamente europeo en el que cualquier cosa esté permitida? Pues posiblemente la mayoría del territorio español, si.

Todo muy triste, la verdad. Y cuando digo ‘todo’ me estoy refiriendo a TODO.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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