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“El único fundamental en el que creo es la ley irrefutable de la oferta y la demanda”

Carlos Montero - Viernes, 10 de Octubre

“No puedo pronunciar el nombre de la empresa, y no tengo ni maldita idea de lo que hacen, pero son los números uno, y no necesito saber más”. Esta frase la pronunció el fantástico gestor financiero Thomas Dorsey al analizar una compañía de Indonesia en su computadora.

Dorsey, presidente y fundador de Dorsey Wright % Associates, donde gestiona unos 5.100 millones de dólares en activos, no es un gestor muy conocido fuera del ámbito de Wall Street. No tiene la fama de algunos de sus contemporáneos, pero sus registros históricos están a la altura de los mejores del mercado. Tim Kilgore de MarketWatch pone algunos ejemplos de su gestión:

En septiembre de 1987, un mes antes de que la bolsa sufriera el crash de octubre, sus modelos de inversión se volvieron defensivos. En abril del 2000 cerró todas sus posiciones largas en acciones tecnológicas, de telecomunicaciones y de Internet, salvándose del estallido de la burbuja puntocom. Después de acumular mucho efectivo, se volvió alcista en marzo de 2009, en el inicio de la actual fase alcista de ciclo. Se volvió alcista en las materias primas en marzo de 2009 y en las acciones internacionales en abril de 2009. Todas ellas apuestas sumamente acertadas.

Kilgore añade que la gestión de Dorsey se caracteriza por la simplicidad. No hay fórmulas complicadas para generar ideas de trading. Los cálculos operativos para elegir las futuras inversiones son sencillos. “A cualquier estudiante de la Escuela Primera de Chesterfield le llevaría 40 minutos duplicar mi método de selección de valores”, afirma.

La estrategia de Dorsey rompe con muchas de las reglas de inversión más defendidas por el mercado. Como la premisa de Warren Buffet de comprar cuando todo el mundo está vendiendo, o que es prudente cubrir nuestras apuestas de manera que si una acción cae, otra pueda subir.

Dorsey defiende que la selección de acciones infravaloradas puede obtener grandes resultados de vez en cuando, pero la mayoría de las veces, los títulos favoritos van a ser los ganadores de los torneos. Y él está dispuesto a apostar todo a esos favoritos, comprando únicamente inversiones que según su fórmula han mostrado el mejor rendimiento dentro de su sector o de su clase de activo. La disciplina es fundamental. “Yo no hago juicios de valor, nunca. Únicamente me baso en las reglas establecidas”.

Dorsey hace la selección de activos en base únicamente a gráficos de acciones que sólo recogen el precio. Estos gráficos omiten otros factores como el volumen de operaciones entre otros indicadores. No se preocupa por lo que vaya a durar una tendencia determinada, “es lo que es, hasta que deja de serlo”, afirma.

Para él factores fundamentales como los ingresos, los datos económicos y las valoraciones, distraen a los inversores de lo único que importa: el precio.

¿Por qué debería preocuparme por los fundamentales, cuando en última instancia, todos quedan reflejados en los precios. El único fundamental en el que creo es la ley irrefutable de la oferta y la demanda”.

Dorsey intenta descubrir la fortaleza relativa de cada título o activo con respecto a su sector o clase. Aquellos con mayor fortaleza son en los que invierten. “La fórmula no siempre funciona, es cierto, y no voy a vender en los techos o comprar en los suelos, pero atraparé los grandes movimientos”, afirma.

Dorsey es muy optimista con las acciones estadounidenses, que desde octubre de 2011 se han posicionado en primer lugar en sus modelos operativos entre seis clases de inversión: Valores internacionales y estadounidenses, materias primas, renta fija, divisas y dinero en efectivo.




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