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Estadíт­sticas

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 20 de Febrero (Posiblemente, no sea el mejor tíт­tulo del mundo, pero bueno)

Richard A. Musgrave uno de los más reputados expertos que el mundo de las finanzas públicas ha producido, realizó una visita a España antes de 1975. Un periodista, osado él, preguntó al experto que opinaba de la economíт­a española, y Musgrave, sin despeinarse, respondió que nada porque no se fiaba de las estadíт­sticas españolas.

Bastantes años después, Alan Greenspan, ese señor que ahora está diciendo lo que dice con una claridad que en su momento hubiesen deseado los greenspanólogos, manifestó, poco antes de dejar el cargo por el que pasará a la historia, que habíт­a algunas estadíт­sticas (de USA, confeccionadas en USA, por funcionarios USA) de las que dudaba.

Las estadíт­sticas tienen una particularidad: pueden probar teoríт­as y desmontar creencias; ayudar a crear imperios y contribuir a hundirlos; posibilitar mentiras y destruir verdades; sin embargo, al menos hasta ahora, ha habido un principio que nunca ha sido puesto en duda: en un Estado democrático nadie cuestiona la veracidad de las estadíт­sticas oficiales, lo que equivale a decir que todo el mundo acepta la exactitud de las estadíт­sticas elaboradas. Hasta ahora.

En las compañíт­as, hay una persona que no depende de ningún cargo intermedio: es directamente a la gerencia a quien debe rendir cuentas: la/el controller: lo que dice la/el controller va a misa, no se discute, nadie lo discute, sus palabras, sus números están por encima del bien y del mal. ¿Por qué?, pues porque existe la necesidad de que alguien independiente diga qué sucede de qué manera y dónde. Bueno, pues con las estadíт­sticas oficiales debe suceder un poco lo mismo. El problema es que asíт­ como para inducir a una/un controller a que maquille algo hay que pensárselo muy bien por las consecuencias que puede tener, el que un Gobierno -cualquier Gobierno de cualquier Estado- insinúe a un servicio estadíт­stico que parta de unas muestras y no de otras a fin de llegar a un resultado menos desfavorable tiene -ha tenido, al menos hasta ahora, y caso de que haya sucedido- muy pocas consecuencias. No digan nada: medíт­tenlo un momento y, cuando lo hagan, piensen en “cualquier Gobierno de cualquier Estado”.

Si, previamente, una institución supranacional -o no- ha introducido unos parámetros nuevos, unas definiciones nuevas, para la elaboración de una serie de estadíт­sticas de modo que dicha introducción tenga consecuencias; el líт­o, el follón, las acusaciones de manipulación y de bochinche, están servidas. Lo que es muy curioso, sorprendente, incluso, es que, quien hoy acusa, ayer fue acusado de cosa parecida por quien hoy es acusado.

Vamos a ver, las horas de trabajo ofertadas por parte de las personas que constituyen lo que ¿eufemíт­sticamente? se denominan “demandantes de empleo no desempleados” (recuerdo que el total de personas que en el reino constituyen ese colectivo es un millón), o bien deberíт­an ser metidas en un aparado denominado PARO ENCUBIERTO, o bien deberíт­an ser calificadas de no necesarias, y decirlo.

Con respecto a lo primero, ¿por qué nuca ningún partido ha solicitado que el INE, o el organismo que sea, publique cifras de subempleo y de desempleo encubierto?, pues porque no le interesa a ningún partido políт­tico. Evidentemente, no le interesa al que gobierna, pero tampoco al principal de la oposición porque, en su díт­a gobernó, y tampoco a los otros, porque alguien podríт­a preguntarles como piensan solucionar esa lacra económica y social. Con respecto a lo segundo, ¿somos conscientes de lo que significa algo asíт­?. (“significa”, no “significaríт­a”: está pasando y más va a seguir pasando).

Es decir, ¡claro que es posible manipular una estadíт­stica!, pero a la hora de obtener réditos políт­ticos es mucho más eficiente definir como debe ser confeccionada. ¡Que levante la mano el partido políт­tico que ha abordado estos dos temas en su programa o en sus discursos de campaña, de gobierno o de oposición!.

Además
¿No tienen la sensación de que la leche ha tomado para el Sr. Solbes un protagonismo parecido al que los garbanzos tuvieron con el Dr. Fraga Iribarne?. La culpa de todos los males la tuvieron, entonces, los garbanzos; hoy, la culpa de muchos males la tiene la leche. ¡Pero si a la que baje el consumo los precios van a reducirse!: al tiempo.

En esta líт­nea, M. Trichet: “Bajar los tipos seríт­a una locura políт­tica”, pero, inmediatamente, añadió: “en este momento” (El Paíт­s, 16.02.2008. Pág. 26). Es decir, que en otro momento, no será una locura políт­tica bajar los tipos; en otras palabras: cuando la situación sea una tal que signifique cordura políт­tica bajar los tipos, los tipos serán bajados; en consecuencia, el nivel de los tipos es una cuestión de psiquiatríт­a políт­tica, de tal modo que, cuando la psiquiatríт­a políт­tica aconseje bajarlos a fin de mantener la cordura, se bajarán. “¡Demasiao!”.

Y bueno, ya ven: van a vender los pisos a peso: pisos en construcción, en venta; pisos ya acabados, en venta; pisos comprados como inversión, en venta; pisos vacíт­os adquiridos vayan-Uds.-a-saber-para-qué (tres millones, se dice: ¿será verdad?) en venta dentro de cuatro díт­as. Ya se están hablando de caíт­das de precios del 60%: tal vez: si es verdad, ¿toda la “cadena” de venta continuará ganando?. Ya saben lo que digo: en el 2011, 2012, quienes vayan con pasta en la mano podrán comprar la vivienda que quieran, donde quieran, al precio que quieran. Yo llevo dos años recomendándolo: esperen; de momento me están dando las gracias quienes me hicieron caso (muchas/os).

Y en General Motors Zaragoza, parece que sobra el 11,25% de la plantilla, ¿de momento?.

Hoy, si: “Por favor, un Lagavulin; ¡pero que sea ya!”.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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