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Hemerotecas

Santiago Niño Becerra - Lunes, 25 de Enero

Sugerencia: vayan a una hemeroteca (aunque no se muevan de donde estén sentados y lo hagan todo por Google) y vean las declaraciones efectuadas por responsables de organismos internaciones, grandes bancos, grandes empresas, y sobre todo por políticos, en estos últimos cinco años: existe un común denominador en todas ellas: como que una vez cada diez meses se producían anuncios en el sentido de que ‘ahora sí ha llegado la recuperación’ alternados con declaraciones del tipo ‘nos hallamos en el camino de una recuperación sólida’, para unos meses después, decir que ‘sigue existiendo debilidad en la recuperación’ por lo que es preciso ‘continuar con los estímulos’, y aquí Mr. Draghi se lleva la palma con aquello de que ‘Haré lo que sea necesario …’. Lo hemos comentado ya varias veces, otra más.

Nos encontramos –el planeta se encuentra– en medio de una crisis sistémica que empezó a insinuarse a mediados de los 70 y que se manifestó en el 2007, y una crisis sistémica se produce porque el modelo económico-social que se ha estado utilizando se agota porque ya ha dado de sí todo lo que de si podía dar. Y no: no se puede arreglar porque se halla estructuralmente muerto por lo que debe ser sustituido por otro; la última vez que eso pasó fue en la Depresión.

A efectos prácticos esto significa que en un horizonte de tiempo previsible: no menos de 75 años, no vamos a volver: no-vamos-a-volver, a nada parecido a ‘El mundo va bien’, por muchos estímulos que se produzcan, por muchas anfetas que se inyecten, por mucha pasta que se lance desde una flota de helicópteros. ¿Por qué? pues porque las razones, las bases, los elementos que posibilitaron aquello se han ido para no volver. Insisto, cómo mínimo en 75 años que ha sido el tiempo de vigencia del modelo que ahora se ha muerto: 1933 – 2007. (Y pienso que va a ser mucho más porque jamás en los últimos 2.000 años ha habido nada parecido al período 1950 – 1973, absolutamente nada).

El problema es que se continúan usando las mismas palabras, los mismos conceptos, para expresar, para querer decir, cosas totalmente diferentes. En 1962, ‘recuperación’ significaba ir a más de lo a más que ya se había ido porque era posible ir a más (suponiendo cosas falsas o incompletas, pero eso es otra historia). En el 2015 ‘recuperación’ tiene que ser entendida como ‘fin de la volatilidad’, como ‘estabilidad’, como ‘fin del desorden’. En 1962 ‘recuperación’ no era aumentar la ocupación del factor trabajo porque ya había pleno empleo; en el 2015 ‘recuperación’ no es reducir el paro porque la tecnología va a sustituir, ya está sustituyendo, trabajo por capital.

Entonces, ¿qué está pasando? Pues lo que está pasando es que se está diseñando y poniendo en marcha un nuevo modelo económico-social, y las transiciones siempre son complicadas, máxime cuando se está transitando desde una época en la que ‘todo era posible’ y en la que ‘se tenía todo lo que se quería’ a otra en la que habrá de mirar el céntimo, el gramo y el centímetro; de una en la que la abundancia y gasto eran la norma a otra en la que la escasez y la eficiencia (robotización, trabajo flexible –precario, subempleado–, salarios vinculados al valor generado) ya está siendo la normalidad: la nueva normalidad.

Pero estas cosas no se dicen porque suenan mal, son feas, cabrean a la ciudadanía, es decir a los votantes (y aún es necesario que la gente vote), desmoralizan, pueden dar pie no a protestas: las protestas ya no están de moda, pero sí a malos rollos, a tensiones, a que la población empiece a preguntarse cosas, y lo que de momento la población tiene que hacer es seguir deseando creer que ‘la crisis ya se ha acabado’; y cuando haga falta ya saldrá Mr. Draghi diciendo que hará lo que haga falta hacer. (Ya: ese tipo de manifestaciones se queman fácilmente y dejan de ser efectivas muy rápido, pero de lo que ahora se trata es de acabar de implantar el nuevo modelo y luego ya se irá haciendo; en el 2020, si: cuando se han de haber cumplimentado ya todos los compromisos adquiridos.

O sea que, otra sugerencia,  tómenselo con calma: nada pueden hacer, tan sólo esperar; y acostúmbrese a este tobogán de ‘ahora parece que ya si’ – ‘no, aún no’. Pero no crean que no se hace nada: se va haciendo, por ejemplo: en Europa ya se sabe lo que se tiene que hacer para liquidar / sanear un banco: desde el 1 de Enero tenemos el MUR. ¡Casi nada!.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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