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Historias

Santiago Niño Becerra - Jueves, 28 de Mayo Es una carta, bueno, es un mail, pero, en realidad es una carta. Me la remitió hace unos días un lector. Cuenta una historia, breve, por joven.

“En 19XX nació mi padre en (nombre de una ciudad española). Fue el tercer hermano menor de un total de diez hermanos/as. Cuando acabó el servicio militar obligatorio, como una gran parte de los jóvenes de esa ciudad sin estudio ninguno entró a trabajar en (nombre de una entidad financiera española). Coincidió con la época en la que podías entrar trabajando de botones y, llegar hasta donde, en mayor o menor medida, tu quisieras. ¿Cuáles eran las condiciones?: dedicarse al trabajo.

Mi padre ha vivido y trabajado no menos de dos meses y medio en todas las provincias españolas. A todos los de su quinta se les “sugirió” ir a cualquier país de America Latina (quien aceptó fue recompensado a la vuelta) y, sobre todo, nunca recuerdo ver a mi padre antes de las ocho de la noche en casa, una vez pudo establecerse en Barcelona permanentemente por razones personales. Esta fue una generación que realmente sentía su empresa.
Un día, a prácticamente toda esta quinta se la dijo: “Te voy a pagar el 95% de lo que ganas trabajando, con un plan de pensiones genial y te voy a regalar un reloj. ¿No te convence?. Tengo una vacante genial para ti en (nombre de una localidad española muy cutre en comparación con la que la persona se estaba desempeñando profesionalmente)”.

No entraremos en el tema de las prejubilaciones y sus efectos/consecuencias. Desde hace dos meses, cada semana recibimos en casa una preciosa carta cuyo remitente es (nombre de un fondo inmobiliario vinculado a una entidad financiera) . En esta última se nos informa de las últimas 400 viviendas nuevas que se han incluido en la Web del fondo. Web con un mapa de nuestro país donde escoges provincia, de una lista interminable escoges inmueble y por ser ex trabajador de esa entidad financiera (de los que llevaban (nombre de la entidad financiera) en el alma) te hacen una serie de ofertas muy sugerentes.
No reproduciré el número de Santos que nombra mi padre al ver la carta ni en qué lugar acaba la misma; supongo que entiende el motivo”.

Entramos en otro tema, pero seguimos en el mismo: las entidades financieras. El Gobierno pensó que podría ser positivo reformar el funcionamiento de las Cajas de Ahorro. Los partidos políticos y los sindicatos se opusieron. Finalmente todo quedó en agua de Borrajas. Si creen que voy a hacer una filípica en relación a una postura u otra están muy equivocados. Tan sólo voy a plantear una reflexión. Uds. saben cuál es el régimen jurídico-administrativo de una caja de ahorros; bien, pues ahora piensen hacia dónde nos dirigimos, en como se va a operar en ese lugar, en cuáles van a ser los condicionantes; y saquen conclusiones.

Y, por otra parte, el nuevo plan de estímulo que el Gobierno del reino está estudiando para las entidades financieras españolas: racapitalización de entidades con problemas o avales. Lo primero: volver a capitalizar: si se produce, ¿se ha explicado suficientemente dónde fue el capital que se fue (“Gone with the Wind”, Victor Fleming, 1939); lo segundo: el Estado como garante: si no pagan, ¿quién pagará?. J.P. Morgan Chase dijo a mediados del pasado mes de Abril que podría devolver la pasta que le prestaron ya, otros se apuntan; hay algo que no me cuadra: hace seis meses la banca USA estaba al borde de un abismo (“de un”, no “del”) y hoy está teniendo beneficios, sus directivos andan por ahí risueños y dicen de devolver la pasta que se del prestó; ¿es raro, no?.

Ahora junten todo. ¿Qué les sale?.
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Otra historia. Me comentaba ayer una persona, una joven, algo de una lógica aplastante: “Los políticos, todos, dicen que se tiene que ir a votar el 7 de Junio, pero, ¿qué vamos a sacar yendo a votar?. Hay corrupción que afecta a todos los partidos, y eso la que se conoce; a pesar de todo lo que dicen, la economía va a peor: se palpa en la calle; nuestras expectativas, las de los jóvenes, son, con suerte, de becarios. Votar, ¿para qué?”.

Claro, yo le hablé de que, por suerte para ella, no había conocido la dictadura de Franco, que si ella podía decir lo que quisiera era debido a que hoy se podía votar, que si tenía acceso muchas cosas era gracias a que existían Parlamentos en los que se hablaba y aprobaban leyes y normativas.

Me escuchaba, pero yo me daba cuenta de que ya tenía la respuesta preparada, y efectivamente, en cuanto acabé mi discurso ella respondió rauda: “Si, pero si mi apellido fuese (primer apellido de un banquero muy famoso) en vez de (su primer apellido) mis expectativas serían muy diferentes, percibiría la economía desde otro ángulo y la corrupción ni me afectaría”. Convendrán conmigo que es muy difícil argumentar contra un razonamiento de esa categoría dicho reposada y meditadamente.

Señores políticos: su turno: que ayer hubo Champions.

(Y en USA ya ha empezado ‘la movida’: quienes tienen que hacerlo ya se están preguntando si el Estado va a poder continuar con su dinámica; el Estado USA, ahora vendrán los demás).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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