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Impuestos y porcentajes

Santiago Niño Becerra - Martes, 30 de Junio ¿Subir los impuestos a las rentas altas?, ¿para qué?. Las personas obtenedoras de rentas altas tienen métodos, sistemas, mecanismos, herramientas para, dentro de la más absoluta, total y completa legalidad, pagar muchísimo menos de lo que pagarían aplicando la legislación pura y dura, métodos, sistemas, mecanismos y herramientas a los que no tienen acceso las personas no obtenedoras de rentas altas, porque, claro, ¿qué es una "renta alta"?, ¿qué debe entenderse por "renta alta"?.

ilustraciónEl concepto de “renta alta”, el de “persona rica”, es de una subjetividad meridiana. Cojamos un parámetro que todos podemos entender: el PIB per cápita ppp. El del reino, según últimos datos de la Comisión Europea es de 26.700 euros. Bien, para redondear, supongamos que quienes generen menos de la mitad pueden ser considerados dentro del grupo de personas pobres y que, por la misma regla de tres, quienes generen por encima del 150% de esa media pueden ser considerados ricos. Es decir, pueden disponer de una renta alta, para manejar números enteros, quienes puedan disponer de 40.000 euros brutos anuales o más. (Ya sé, ya sé, PIB pc no es igual a renta personal).

También sé: no cunden lo mismo 40.000 euros en Fuenteheridos, Huelva, que en Matadepera, Barcelona, pero las medias tienen eso (en cualquier caso, y si se quisiese poner en marcha, la tecnología hoy existente permitiría ajustar esas diferencias).

Bien, hay que sobregrabar las rentas altas: a partir de 40.000 euros anuales; pero, ¿cómo?, ¿con un sobre impuesto lineal para todas?, ¿introduciendo la progresividad dentro de la progresividad?. Venga, vamos a ser progresivos: saltos del 1% cada vez que se vaya incrementando ese límite al propio límite: 2% adicional al tipo existente por 80.000; 3% por 120.000; 4% por 160.000; 5% por 210.000, y así sucesivamente. ¿Se imaginan lo que pasará al minuto siguiente de ser promulgada la ley que contemplase esa reforma?, pues que empezarían a actuar los métodos, los sistemas, los mecanismos y las herramientas legales que existen para poder pagar menos impuestos.

No entro a valorar ni la idea ni la posibilidad, pero, ¿existe algún modo de evitar eso?, sí: creando una política fiscal común, de entrada a nivel continental, mundial, posteriormente. Se hará, seguro: mañana, pero no hoy: aún no toca. Hoy es mucho más cómodo mirar la campana de rentas y encajar la pasta que se quiere / necesita recaudar y que paguen quienes no pueden / saben recurrir a los métodos, a los sistemas, a los mecanismos y a las herramientas existentes para, dentro de la más absoluta legalidad, pagar menos impuestos. Y no se equivoquen: no es un tema ideológico, sino de facilidad fiscal: Take the money and run. (También es el título de un film, ya: Woody Allen, 1969).

Y no digo que no se entienda el razonamiento: caída de la actividad económica supone menores ingresos públicos, pero al caer la actividad, los gastos aumentan debido a que aumentan todo tipo de subsidios; y tampoco digo que no haya que ajustar algunas figuras fiscales, pero pienso que existen dos vías que en el reino se han explorado muy poco, al menos, aún: la mejora en la administración del gasto público, y la determinación de criterios más eficientes en cuanto a la eficiencia del gasto.

En otro orden de cosas -¿si?- la tasa de morosidad nos dicen que está creciendo, y se desglosa: ladrillo y resto; hipotecaria y resto; promotores inmobiliarios y resto. Ya, ya, no es lo mismo una deuda que otra porque las consecuencias son diferentes y los tratamientos contables distintos, pero ... no deja de ser una pasta que tiene que devolverse y no se paga. La tasa de morosidad total hoy, dice el Banco de España, se hallaba situada en el reino, a 30 de Abril, en el 4,5%, lo que equivalía a casi 84 miles de millones de euros; a partir de aquí he hecho una cosa que es pura aproximación: calcular la tendencia.

Pues bien, de seguir la tendencia como hasta ahora, a finales del 2009 el volumen de créditos morosos ascenderá a casi 127 miles de millones de euros, y a finales del 2010 superará los 176 miles de millones. Soy el primero que piensa que los porcentajes son esenciales para representar y para entender las cosas, pero los números cantan. Deténganse un momento y mediten en esto: cuando la verdadera crisis estalle, en el momento cero de la crisis, nos moveremos con un volumen de impagos, perdón, de morosos, que superará los 170.000.000.000 de euros, en el instante en que la crisis estalle. Para meditar, ¿a que si?.

(Periódicamente se vuelve sobre el tema: hay que elevar la edad de jubilación para que el sistema de pensiones sea viable. OK, y a las/los jóvenes que les continúen manteniendo sus padres, ¿no?, o que hagan de camellas/os; seamos serios: la demanda de trabajo es muy inferior a la oferta total, y así va a ser ya, luego, ¿dónde van a trabajar las/los jóvenes?; claro que siempre queda que se integren en la Generación Ni-Ni (El País 22.06.2009, Págs. 22 y 23: supergenial). Y también se vuelve sobre otro tema: reducir los costes laborales, variante disminución cuotas sociales. Es decir, si los costes laborales bajan la demanda de trabajo subirá; ¡por favor!, pero si hasta David Ricardo pondría pegas a eso).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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