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La distribución de la pobreza

Santiago Niño Becerra - Jueves, 27 de Julio

El texto de hoy conecta con el del pasado Martes, de alguna manera es su reverso. De alguna manera.

El gráfico que aparece a continuación muestra la evolución de la pobreza desde 1820 hasta mediados de los años 90 y la de no-se-como-denominarlo entre 1980 y la actualidad.

 

Al igual que lo que comentamos el Martes, meter en el mismo saco a toda la población mundial es poco significativo aunque es orientativo. Veamos.

La línea amarilla muestra el porcentaje de la población mundial que vive con menos de 25 $ diarios. Es cierto que no tienen ni remotamente el mismo significado 25 $ en Malí que en Noruega, ni siquiera aunque sea en términos ppp por la oferta de bienes existentes en cada uno de esos países, pero lo que puede deducirse de la evolución de esa línea es que la posibilidad de acceso a lo-que-signifiquen 25 $ en cada año desde 1829 hasta mediados de los 90 ha pasado del 6% al 48%. ¿Dónde? En el planeta Tierra. Mucho ha mejorado tal acceso, pero, desde luego, aun falta.

La línea granate ya ha rebajado las exigencias al hablar de 15 $ / día, que es una cantidad respetable en algunos lugares, pero desde luego es sentiblemente inferior a la anterior. La población que puede acceder a tal importe ha pasado del 16% al 76%. Un avance verdaderamente significativo.

Luego las cosas cambiaron en cuanto a la medición de la pobreza al introducirse los famosos 2 $ de ingreso diario mínimo como límite a partir del cual se entiende que una persona es pobre. Y sí, es cierto: ha caído mucho: desde el 44% en 1990 al 9,6% en el 2015. Al margen de que esa reducción se debe fundamentalmente a la evolución económica habida en China, entiendo que ese nivel de 2 $, aunque se tomen ppp es muy poco significativo: si se tomase 1 $ la caída hubiera sido superior y las estadísticas hubiesen mejorado. De ahí que más arriba me refiriese a esta medición como ‘no-se-como-denominarlo’.

Viendo en conjunto lo sucedido desde 1820 no cabe duda de que la pobreza ha disminuido a nivel mundo, otra cosa es lo que ha sucedido con la desigualdad. Eso, la reducción de la pobreza, lleva a una reflexión: si el crecimiento demográfico en el mundo no-desarrollado hubiese sido mucho menor de lo que ha sido y hubiera sido menor en el desarrollado con una paralela y en sentido contrario mejora de la productividad vía mejora tecnológica y formativa, ¿serían hoy esas tasas de pobreza iguales o menores que las mostradas por los gráficos?. A investigar.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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