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Santiago Niño Becerra - Jueves, 12 de Marzo

Me voy a centrar exclusivamente en lo económico, pero como punto de entrada al tema pienso que este texto es muy acertado: 

Pienso que aunque Grecia y España tienen características estructurales distintas, Syriza y Podemos han llegado donde han llegado como rechazo popular a las medidas impuestas ‘desde fuera’, pero no sólo.

 

En proporción, fue ‘el pueblo’ quien más ‘se benefició’ del ‘España va bien’. Con subidas salariales reales del 0,7% entre 1997 y el 2007, quien quiso de ese puebloo pudo acceder a un apartamento en la playa, a un Audi A4, a unas vacaciones en Punta Cana, a un plasma de tropecientas pulgadas, a un piso nuevo, a ….; y encima estando cubierto, todo ese pueblo, por un modelo de protección social que iba a más. Los ricos también, claro, pero los ricos ya tenías acceso a todo eso, y, en teoría, a más y a mejor. De pronto, un día del 2007 todo eso empezó a acabarse y su progresión quedó certificadamente muerta en Mayo del 2010. Pero hubo segunda vuelta: no sólo ese pueblo perdió el acceso a todo aquello, sino que a lo que de aquello había accedido, lo debía, y ello en una atmósfera de desempleo al alza.

¿Se imaginan lo que tenía que estar pasando por la cabeza de aquel pueblo?. De la noche a la mañana habían retrocedido 20 años, o más; se hallaban cargados de deudas; y encima les decían que todo aquel infierno estaba provocado por mandatos que venían de fuera; y todo ello aderezado con promesas de ‘botes verdes’ y de ‘destellos’ que nunca llegaban. ¿Puede imaginarlo?.

En estas sale un partido, Podemos, que dice basta a esa situación y que habla de que otra vía es posible; y que, encima, acuña un concepto novedoso para calificar al poder que con sus decisiones provoca esas situaciones insoportables: ‘la casta’. Mucho de aquel pueblo que de forma aficionada había protestado bajo el paraguas del 15-M ya cuenta con algo tangible, oye cosas que entiende, y le hablan personas a quienes comprende. Dicho así parecería que ‘la casta’ es la antigua ‘oligarquía’ (¿la recuerdan?) y Podemos y su mensaje es un movimiento de clase, uno como aquellos que tantos hubo en los 70. Pero, pienso, no.

Hoy hay pobreza rampante, escaso crecimiento y sesgado, desigualdad en aumento. Pero hay dos diferencias fundamentales con los 70: en los 70 no había indignados, desilusionados, desengañados, en los 70 había expectativas, hoy no, o sí, pero para poquísimos; en los 70 había campo para correr, hoy no lo hay para la mayoría porque en los 70 muchísimas personas eran necesarias, y hoy no. La otra diferencia es aún más profunda: en los 70 el contexto económico-financiero internacional era infinitamente más simple y descoordinado que el actual que se mueve en un entorno hiperconectado y postglobal; hoy un fondo de inversión puede cargarse a un país, en los 70 no; hoy un consorcio financiero puede influir en las decisiones de un país en cuestión de minutos, en los 70 también, pero era muchísimo más complicado y lento.

En estas sale un partido llamado Syriza y otro denominado Podemos y hablan a las personas que más han perdido, que más pueden perder y les dice que las cosas pueden hacerse de otra manera. Pensarán que lo dicen pero que nada podrán hacer porque las cosas se deciden en despachos enmoquetados situados en plantas por encima de la 40 en edificios inaccesibles; es posible, pero los otros partidos, los que hablan de ‘destellos’, y de ‘luces al final de túneles’ y de recuperaciones con ‘raíces vigorosas’ ni siquiera son escuchados por esas personas que han perdido aquello que les prometieron que iban a tener y que nunca perderían. Porque, ¿qué puede decirle un partido ‘tradicional’ a, por ejemplo, Rosario? (http://elpais.com/elpais/2015/02/02/opinion/1422900712_597523.html).

(Mientras escribía estas líneas he recordado algo que leí a finales de los 60 en una pancarta colgada de una pared en la Facultad de Económicas de la UB, una de esas pancartas que eran quemadas cuando los grises iban a retirarlas. En la pancarta, sino recuerdo mal, figuraba escrito esto: ‘El régimen opus-falangista no es más que la expresión de dominio de la oligarquía terrateniente y financiera sobre el proletariado y demás clases populares’. Si Syriza y Podemos son izquierda radical, ¿qué eran quienes escribieron el texto de aquella pancarta?).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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