La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Los trece problemas de la economía española y algunos posibles paliativos – 13

Santiago Niño Becerra - Martes, 15 de Diciembre

12 – Un sistema fiscal perverso que combina una presión fiscal reducida con un nivel de fraude fiscal muy elevado que, como consecuencia, origina una crónica insuficiencia recaudatoria en un entorno de un muy elevado nivel de economía sumergida.

De la economía sumergida y del fraude fiscal se han efectuado en España diversas estimaciones; de estas se deriva que la economía sumergida alcanza un volumen que oscila entre el 19% y el 23% del PIB y el fraude fiscal se movería entre el 6,5% y el 9% del PIB; cifras que por sí solas son enormes. La pregunta automática: ¿por qué no se persiguen ambos destinando a ello los recursos que sean precisos?.

España en un país que, en contra de lo que piensa la mayoría de la población, tiene una baja presión fiscal: mientras que en España es del 30,4%, en Dinamarca alcanza el 48,1%, el 46,9% en Suecia, … ; nuestros vecinos Francia y Portugal el 41,6% y el 31% respectivamente; sólo Irlanda, con el 28,2% la tiene menor en la UE-15. Y con respecto al fraude fiscal, las estimaciones realizadas de España más que duplican las de los países del euro. Sin embargo la ciudadanía española piensa que paga muchos impuestos, a la vez que la recaudación fiscal es insuficiente como pone de manifiesto el déficit existente.

El problema fiscal de España es doble. Por un lado las bases imponibles quedan limitadas por una panoplia de deducciones y reducciones que, para compensarlas, son gravadas por unos tipos muy elevados, pero a la vez, las personas cuyos ingresos provienen únicamente del trabajo por cuenta ajena y se mueven en cantidades medias y reducidas, no tienen forma de obtener rebajas en sus bases; por otra parte, las grandes sociedades cuentas con abundantes recursos fiscales –todos legales– para reducir su factura fiscal  Es decir, la estructura fiscal de los impuestos directos en España está orientada a favorecer a ‘los ricos y potentes’. En cuanto a los indirectos su función es meramente recaudatoria tal y como están diseñados.

España no recauda lo suficiente para abordar el gasto público que debería corresponder a una economía occidental y desarrollada, de ahí que el gasto público sea reducido en España: el equivalente al 43,6% del PIB en el 2014, frente al 58,7% en Finlandia, el 57,2% en Francia, el 57% en Dinamarca, … , el 49% de media en los países del área euro. Y como no recauda lo suficiente se enfrenta a diversas carencias y a dificultades para reducir su tasa de pobreza. La solución pasaría por reducir significativamente la economía sumergida y el fraude fiscal, pero el hacerlo acarrearía consecuencias.

Muchas de las actividades realizadas en negro y que engrosan el fraude fiscal únicamente son viables en negro porque el fraude es el nutriente que precisan para continuar existiendo, de tal modo que su paso a la economía blanca significaría su desaparición con el impacto que ello tendría para sus proveedores, para el sistema bancario y para el empleo. ¡Tremendo!. La economía española mantiene una tasa descomunal de economía sumergida que ocasiona un cuantiosísimo fraude fiscal –si mañana fuese eliminado todo el fraude en España la economía española pasaría a tener superávit fiscal– pero su liquidación supondría un retroceso económico sin parangón.

Lo cierto, grotesco y preocupante, es que la economía de España depende de la actividad en negro y del fraude fiscal para mantenerse, y así continuará mientras en Europa se lo signa permitiendo. Y sí: con la crisis este cuadro se ha agudizado.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]