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Los trece problemas de la economía española y algunos posibles paliativos – 15

Santiago Niño Becerra - Jueves, 17 de Diciembre

Pienso que soluciones a la situación en la que España se halla no existen. La economía española es como es debido a siglos de hacer las cosas como se hicieron. Ejemplos mil, sólo uno: mientras que en la década de los años veinte la II Revolución Industrial estaba ya implementada en casi toda Europa occidental, en España aún estaba pendiente la reforma agraria. Soluciones no hay, pero algunos posibles paliativos sí podrían ser aplicados. Una lista no exhaustiva podría ser:

- Llevar hasta sus extremos la colaboración internacional, no sólo europea, a fin de coordinar medidas y políticas económicas y sociales.

España es una economía pequeña, débil y muy dependiente, por lo que sola y aislada muy poco puede hacer. Su salida pasa por colaborar y coordinarse con otras economías. Pienso que el Gobierno que salga de las elecciones del 20 D, tenga el color que tenga y esté compuesto por las caras por las que esté compuesto debe tener como tarea prioritaria promover la cooperación con otras economías.

 

- Redefinición de la administración territorial.

La actual división de España en regiones no funciona porque está basa en un objetivo que carece de lógica económica: aproximar las rentas medias de cada región a la renta media de España sin considerar las distorsiones que ello crea en zonas con verdaderas posibilidades. Pienso que esa administración territorial debe modificarse potenciando las zonas con proyección (y modificando perímetros regionales) y reestatalizando competencias de aquellas regiones que no puedan sostenerlas. Paralelamente pienso que debería producirse una sgrupación de municipios en los casos en que tal agrupación sea beneficiosa.

 

- Favorecer la formación de clusters viables.

Se halla íntimamente ligada a la anterior. La gran ventaja de los clusters es la generaciøn de economías de escala y de sinergias, creando núcleos de atracción de compañías que se complementan. Debería ponerse todo el esfuerzo en la creación, el estímulo y el desarrollo de esas zonas.

 

- Antes de efectuar recortes o reducciones de gasto público analizar si lo que ahora se está gastando se está gastando 'bien'.

Tras las primeras manifestaciones de la crisis en el 2007, y tras la sensación de caos que se produjo tras la quiebra de Lehman en el 2008, los Gobiernos de todos los países se pusieron a gastar y a inyectar dinero público a mansalva par fomentar la recuperación, en España fue a través del llamado Plan E. Y las consecuencias de ello fueron un déficit y una deuda pública monstruosos, lo que ha dado lugar a recortes indiscriminados de gasto en una especie de café para todos a la inversa. Pienso que lo que hubiese debido hacerse, lo que debería hacerse cuando sea imprescindible abordar una reducción de gasto, es un análisis exhaustivo de en qué se está gastando y disminuir aquel gasto que sea menos necesario.

 

- Priorización de los gastos y de la inversión a realizar, atendiendo tanto a actividades como a zonas y en función de los retornos que generasen de forma que ambos se optimicen.

Continuamos en la línea anterior: escoger, analizar costes-beneficios, maximizar opciones, priorizar. Caso por caso, partida por partida, elemento por elemento. La idea es la de que cada céntimo es importante.

 

- Durante esta fase de ajuste / salvación las contribuciones fiscales deben estar en función de la capacidad real de pago.

Las cuestiones fiscales son hoy muy complejas porque las correspondientes a las grandes fortunas, a los grandes patrimonios, a las grandes compañías no son nacionales, sino internacionales. Alguien con un patrimonio de 100 millones, de 500 millones, una compañía con niveles de cashflow de 2.000 millones, dispone de una panoplia de herramientas que permiten reducir muchísimo la cuota fiscal, y siempre moviéndose en la más estricta legalidad.

Durante décadas se han permitido la existencia de ‘regímenes fiscales especiales’ en diferentes países y territorios porque ha convenido: esas fortunas, esos grandes patrimonios, esas compañías transnacionales debía contar con una salida –legal– a la progresividad fiscal de sus países sedes. Se puede criticar, o no, pero lo que no se puede ahora es cambiar el pasado. Lo que ahora debe decidirse es si, para resolver esta situación de déficit que afecta a casi todos los países se debe adoptar una decisión conjunta, o no.

España, en términos de capacidad de decisión y de influencia política es una hormiga, por lo que poco pude hacer ella sola en términos mundiales … y nacionales: hoy la libertad en el tránsito de capitales y fondos legales es total, y está bien que así sea. De lo que se trataría es de consensuar una política fiscal global en cuanto a normas conceptuales y operativas, y adoptar políticas fiscales locales de tal modo que adaptasen los tipos a la capacidad efectiva de pago de cada persona física o jurídica. Como ya he expresado en diversos foros y en distintas ocasiones soy partidario de un impuesto único sobre el gasto, pero mientras las cosas se arreglan, a pagar según capacidad.

 

Mañana seguimos.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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