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Movilidad

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 13 de Abril

Recientemente recibí este mail de un lector: “Que le parece el giro que están tomando empresas del estilo de Uber y Lyft, moviéndose en proyectos de coches autónomos/sin conductor? Se imagina las ciudades “invadidas” por ejércitos de esos coches, requeridos por los usuarios a través de aplicaciones de móvil? Interesante como han extendido por una parte el concepto de economía compartida (sin serlo) y al mismo tiempo al concepto de trabajador autónomo (si el conductor es un trabajador, no está compartiendo nada; bueno, sí, su ganancia con la plataforma tecnológica) gracias a la tecnología”

Mi respuesta fue:

“Ciudades invadidas, no. Vehículos autónomos, sí. Usuarios reservado plaza en esos vehículos a través del móvil, también. Pienso que en todos los posibles escenarios que para un próximo futuro se están dibujando en relación la movilidad de las personas hay una variable que no se tiene en cuenta: las necesidades de desplazamiento van a reducirse muchísimo debido al avance espectacular que la tecnología de las comunicaciones experimentará, lo que afectará tanto a los desplazamientos urbanos como a los interurbanos: no olvidemos que un estudio realizado por una consultora británica a mediados de los 90 ya apuntaba que el teletrabajo suponía hasta el 65% de reducción de costes sobre el trabajo convencional, y las posibilidades de las tecnologías de la comunicación entonces eran de risa en comparación con las actuales.

Por otra parte, el transporte individual, y da igual que sea en un taxi o en un vehículo privado es muy ineficiente, por lo que, pienso, en los casos en que el desplazamiento tenga que producirse, el medio de transporte tenderá a ser colectivo (lo que no equivale a ‘público’). Vehículos privados pienso que cada vez habrá menos por las reducción de las necesidades de desplazamiento pero también porque con la evolución esperada de las rentas pocos podrán permitirse en mantenimiento de un vehículo; a lo que hay que añadir que la rentabilidad las compañías automovilísticas la obtienen en los vehículos Premium, importado muy poco el combustible que utilicen para su funcionamiento: electricidad o derivados de petróleo.

Llámese como se llame, compañías que disponga de una flota de vehículos para transportar personas van a existir. Lo lógico es que los vehículos que utilicen sean autónomos por la reducción de costes que ello supone, y lo también lógico es que sean eléctricos por el ahorro de emisiones; pero, en cualquier caso, pienso que serán colectivos a no ser que hablemos de transporte también Premium”.

El de ‘Premium’: un concepto a recordar.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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