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No-se-confundan

Santiago Niño Becerra - Martes, 16 de Octubre ¡Mucho ojo!: no se confundan.

Desde hace dos meses una cantinela se está repitiendo sin cesar: la solución a todos los males que nos aquejan pasa por que en USA bajen los tipos de interés; pero desde hace una semana una nueva cantinela se está añadiendo a la anterior: será bueno que el dólar se deprecie. Si no supiera que no es cierto, pensaríт­a que nos estamos chalando.

Vamos a ver, ¿qué cojones va a arreglar una reducción de los tipos en USA?, ¿qué la gente consuma más?, ¿qué el dólar se deprecie?; y, ¿para qué va a servir eso?, ¿para que la máquina no se pare?, ¿a costa de qué?, ¿de que la deuda de la gente se incremente aún más?. Y si el dólar se deprecia, ¿va eso a arreglar el déficit exterior USA?, pero si USA depende en todo y por todo del exterior.

Desde 1950 estamos funcionando porque todos tenemos confianza en que el equilibrio entre los dólares que están circulando por el mundo, sea en la forma que sea, se casan, de algún modo, con el valor de las transacciones que en el mundo se realizan, sean éstas del tipo que sean. Es decir, no importa la cantidad de dólares USA que se “creen”, la gente está convencida de que el valor de todos los dólares “creados” es el necesario y conveniente para valorar todos los bienes y servicios generados. La depreciación continuada del dólar se carga ese principio inmutable de tal modo que, al final, a lo que se llegará es que nada vale nada en términos de la unidad de valor mundial. ¿Se imaginan algo asíт­?; pues vayan imaginándolo porque hacia eso vamos.

A lo largo de los últimos 65 años hemos ido creando una masa que se iba realimentando a síт­ misma. Esa masa está formada por el conjunto de todas las transacciones con un valor monetario o susceptible de tenerlo que en el planeta se realizaban; evidentemente, el papel de la población era el de actores que hacíт­an que esas transacciones tuviesen lugar. Y, a través de este modo de hacer, hemos crecido. ¡Genial!.

Pero esa masa se sostiene sobre algo muy fino y muy frágil: el equilibrio de los componentes que en esa masa intervienen, y ese equilibrio empezó a romperse en 1973 cuando dejaron de ser ciertos dos de los dogmas del Capitalismo: la baratura de la energíт­a y la necesidad del pleno empleo de los factores productivos; y ha acabado de romperse ahora, cuando han dejado de ser cierto otros dos dogmas: la inagotabilidad de las reservas de commodities y la estabilidad del elemento financiero, elemento en el que el dólar es la pieza maestra.

Todo se ha ido degradando, contaminando, pervirtiendo, desviándose de lo que debíт­a ser, y se ha ido generando otra masa, paralela, imbricada en la anterior, que se ha ido, también realimentando a medida que el sistema más se alejaba de los parámetros originarios. Lo malo, lo peor, es que si eso no hubiese sucedido, el mundo no hubiese crecido como lo ha hecho.

Ahora esa masa paralela, dañina, hija de la anterior porque es sangre de su sangre, ha alcanzado la masa críт­tica para poner en marcha una reacción que está llevando a su rompimiento, a la crisis. Lo sucedido con las subprime ha sido el fulminante. Podíт­a haber sido otra cosa pero, hoy, es lógico que haya sido eso porque esta crisis se mueve en el terreno de lo financiero, y lo financiero es hoy el elemento fundamental.

Esta reacción que nos está llevando hacia la crisis no se puede detener porque cualquier cosa que suceda, cualquier cosa que se intente hacer o que se haga, lo único que hará es profundizar en el problema ya que las fuerzas “malas” de la masa “mala” utilizarán esas medidas para perturbar más aún. ¿Qué es una interpretación muy biológica?, ¡claro!, porque el sistema es un elemento biológico.

Esta crisis, como todas las de este tipo, son inevitables, y lo son porque son sistémicas. Insisto, es inútil hacer cosas para evitarla porque es inevitable; suena a tragedia griega, pero es asíт­. Piénsenlo: desde la óptica del modelo clásico. ¿era evitable el crash de 1929 y la Gran Deprsión?; ¡no!, pues ahora, lo mismo.

Pienso que en vez de diseñar medidas que nada solucionarán, que en vez de aplicar un manual que a ninguna parte lleva, lo que se deberíт­a empezar a hacer es a preparar el terreno para cuando la crisis llegue. Se que es muy fuerte, que va contra la naturaleza humana. Lo peor es que acabaremos haciéndolo, aunque tarde, como siempre.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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