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Parafraseando a Bill Clinton: “Es el desempleo, estúpido”

Carlos Montero - Lunes, 15 de Abril

La tasa de paro juvenil en España se sitúa en el 53,2%, el segundo nivel más alto de  la UE sólo por detrás de Grecia con un 55,4%. La media de la UE es del 22,8%. Las previsiones apuntan a que la tasa de paro general alcanzará el 27% en 2013. Son niveles insostenibles para cualquier economía desarrollada que quiera seguir siéndolo. Grecia  ya no lo es.

Las medidas de  austeridad que se han implantado en Europa están dañando  gravemente las economías más débiles, en pos de un equilibrio económico que se ha convertido en un fin en sí mismo, cuando debería ser un medio precisamente para fomentar el crecimiento. A diferencia de EE.UU. o Japón, la zona euro ha limitado la actuación de su Banco Central en política monetaria. Los dos primeros países han inyectado enormes cantidades de dinero en el sistema, comprando grandes cantidades deuda pública y diseñando unas condiciones saludables para relanzar el crecimiento y evitar la deflación. La zona euro no. 

Muchos economistas creen que las agresivas políticas monetarias de EE.UU. y Japón corren el riesgo de crear una inflación descontrolada. El daño, según esta corriente de analistas, sería muy grave y duradero. ¿Pero es esto cierto?

Académicamente, y tras el periodo de estancamiento e inflación que se vivió en las principales economías desarrolladas de finales de los 70, muchos economistas creyeron que el desempleo y la inflación eran igualmente indeseables. Últimamente algunos economistas han puesto en duda esta afirmación. 

David G. Blachflower, economista del Dartmouth College, ha presentado un documento a la Reserva Federal de EE.UU., en el que se introduce un “índice de miseria” para comparar el efecto negativo del desempleo y de la inflación en diferentes países europeos. El estudio se basa, como señala el Washington Post, en encuestas que determinan como se siente la gente de mal  durante los períodos de alto desempleo (como el actual), en comparación con períodos de alta inflación.

Las encuestas muestran claramente que con el desempleo se sienten peor. Los cálculos de Blachflower muestran que un aumento de un punto porcentual en la tasa de desempleo baja la sensación de bienestar por casi cuatro veces más que un aumento de un punto porcentual en la inflación. En otras palabras, el desempleo hace que las personas se sientan cuatro veces más miserables.

Blachflower argumenta que el desempleo no sólo afecta a aquellos que han perdido su trabajo. También genera temor entre los familiares de esas personas, entre sus amigos y vecinos, sobre la seguridad de sus propios empleos. Las personas desempleadas también pueden recurrir a ellos en busca de ayuda financiera o de otro tipo, que influye en su bienestar.

Estos hallazgos, como señala Ylan Q. Mui, en el Washington Post, podrían tener implicaciones importantes en la política monetaria, cuyo objetivo principal ha sido el control de la inflación. La Reserva Federal, por ejemplo, ha señalado que mantendrá bajos los tipos de interés mientras el desempleo no se recupere. El Banco de Japón por otro lado, quiere precisamente fomentar una inflación razonable, terminando con dos décadas de deflación que tanto ha afectado a la economía del país.

¿Y respecto a la UE? Utilicemos las palabras de Luis de Guindos, el Ministro de Economía Español: “"La UE debe examinar lo que no hemos hecho bien en materia de política económica porque es la única zona del mundo que no crece.”

Pues eso…a examinar. 




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