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Power8

Santiago Niño Becerra - Viernes, 02 de Marzo

Ya sabrán lo que es: no cesa de hablarse de ello.

EADS -ya saben, Airbus y más, como en el antiguo ‘Todo a Cien'- está diseñando la estrategia para poner en marcha su plan Power8 (¿a qué el nombre suena al de los aditivos para gasolina tan en voga en los 70 y 80?), con el fin de darle la vuelta a un modelo de negocio agotado.

Airbus tiene repartidos por diversos países europeos los procesos de fabricación de los componentes y subconjuntos que forman parte de sus aeronaves, luego, esos elementos son trasladados y ensamblados; pues bien, parece que ese sistema ya no da más de si. Además, parece ser, hay procesos que podrían, a un mucho menor coste, ser abordados en terceros países, lo que, de llevar a término tal deslocalización, supondría un excedente de mano de obra de entre el 14,5% y el 23,8% de la plantilla del constructor europeo, personal sobrante que, en su mayor parte, sería prejubilado (que curioso; por un lado los Gobiernos hablan de cortar de raíz las prejubilaciones, y por otro ...). Para acabar, y a fin de dar un espaldarazo financiero a la compañía (para seguir con los aditivos, ¿se acuerdan del octane booster de Winns?), ‘se dice' que se estaría en negociaciones a fin de que un fondo de capital de Qatar entrase en EADS.

EADS fue un invento político con bases económicas, no al revés. Se quiso fabricar un constructor europeo de aviones comerciales a fin de no tener que comprar a USA los aeroplanos que se utilizaban en Europa; nada que objetar; el problema es que en ese tinglado debían participar empresas de varios países con intereses políticos particulares. Mientras las cosas fueron bien y se fueron vendiendo muchos aviones, las cosas fueron bien para Airbus; en eso, en que las cosas fuesen bien para Airbus, mucho tuvo que ver que los distintos Estados de la UE regasen con mucha pasta a la compañía.

Ahora, cuando las cosas ya no van bien, o, al menos, no tan bien como antes, empiezan a salir de debajo de las alfombras los problemas que antaño se guardaron, por eso ahora ha sido cuando quienes deben darse cuenta se han dado cuenta de que el modelo industrial de Airbus no se aguanta. Ahora, no antes, porque antes no tocaba que se dieran cuenta.

Los problemas de Airbus, en el fondo, no son económicos, que también, son políticos, y mientras quienes deben hacerlo no aborden esos problemas políticos, poca cosa podrá hacerse con Airbus. Fíjense de lo que se está hablando: de echar a la calle a un montonazo de gente y en deslocalizar parte de la producción, lo mismo que diría, por ejemplo, una automovilística cualquiera. Y luego está ese monstruo: el A380. Recuerden lo que les digo: como sigan con ese proyecto, el A380 será la tumba de Airbus: los años que vienen no van a necesitar un avión de hasta 800 plazas.

(Hay quienes se preguntan qué demonios pinta un fondo qatarí en esta historia. Pues pinta, y mucho. ¿Saben que produce Qatar?. Ese emirato es uno de los mayores productores mundiales de gas, y, ¿me pueden decir que superproblema tiene hoy encima de la mesa Europa?. Seguimos con la política).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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