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Sensaciones

Santiago Niño Becerra - Jueves, 07 de Febrero Son inmateriales, ingrávidas, pero son.

Las sensaciones son difíт­ciles de explicar: se tienen. “Tengo la sensación de que va ser una niña”, dice la embarazada; “Tengo la sensación de que va a ser un rollo de pelíт­cula”, dice una chica a su acompañante ante la taquilla de una sala de proyección. ¿En qué se basa la embarazada, en qué la futura espectadora?, en nada que puede ser medido, pesado, calibrado; tan sólo en algo intangible: en una sensación.

Pues bien, independientemente de lo que estén diciendo los números en estos momentos, la población de a pie, el llamado hombre de la calle, está teniendo, ya, la sensación de que las cosas de la economíт­a van a peor. ¿Porque leen sesudos ensayos sobre la evolución de los futuros del trigo?, ¡en absoluto!; es algo instintivo, algo que notan en la boca del estómago, algo que perciben en sus bolsillos, síт­, pero es más que eso: ese hombre de la calle, al margen de lo que digan expertos y entendidos (discursos que ni oye ni lee), la sensación que está teniendo es la de que las cosas van a peor; aquíт­, y allá; y lo constatan: “Hace unos meses, una semanas, esto no pasaba”.

Díт­as atrás hablaba aquíт­ de la “Confianza” y decíт­a que la confianza era la base de todo porque “confianza” = “seguridad”; y claro, si la confianza decrece, todo comienza a no funcionar. Pero la confianza es algo muy sofisticado porque requiere el conocimiento previo de la persona, institución, o situación en quien o en la que confiar; la sensación, en cambio, es algo muy simple: alguien tiene una sensación, y punto. Pero tener una sensación, la que sea, tiene consecuencias: quienes las tienen tienden a guiarse por ellas.

Estos tres párrafos vienen a cuento de que hace un par de díт­as, una señora que no tiene ninguna relación profesional directa con la práctica de la economíт­a, me dijo lo anterior: que teníт­a la sensación de que las cosas estaban yendo a peor. Le pregunté en que basaba esa sensación, y me respondió que no lo sabíт­a, sólo -atención ahora- lo sentíт­a. Me preguntó si esa sensación teníт­a una base “cientíт­fica”, dijo ella, yo le respondíт­ afirmativamente, y, entonces, me hizo la superpregunta: ¿por qué se habíт­a llegado a esta situación?.

Explicar algo siempre es complicado (es absolutamente falso eso que se dice: si dominas el tema explicarlo es la cosa más fácil del mundo), pero explicar algo a alguien que nada conoce de ese algo es la monda. La señora me hizo la pregunta y se me quedó mirando esperando una respuesta: la respuesta. Y, de pronto, se me ocurrió lo que ahora les cuento.

Imagíт­nese, le dije, que una familia comienza a acumular cosas que, de momento y porque se lo permiten, no paga; asíт­ mismo empieza a gastar más agua de la que entra en el depósito del que se abastece su domicilio. Un buen díт­a, quienes les permiten no pagar las cosas que acumulan dicen a esa familia que se acabó, que ya no les permiten seguir haciendo eso, a la vez, esa familia recibe un aviso de quienes controlan el depósito por el que se le comunica que su consumo de agua es excesivo y que deberá reducirse. Pues bien, sustituya “familia” por población mundial, “cosas” por televisores, automóviles, pisos y vacaciones, y “agua” por gasolina y materiales que se utilizan para hacer las cosas que la familia acumula, y tendrá lo que está sucediendo: que hemos llegado a un final. La señora me miró en silencio durante un instante y dijo en voz muy baja: “Pues esa familia lo tiene muy negro”.

Ojo con las sensaciones, no son nada cientíт­ficas, han sido, y son, denostadas por los expertos y, sobre todo, por los políт­ticos, fundamentalmente porque afectan negativamente a las expectativas y ! a la confianza.

El Martes se redujo por debajo de 50 el íт­ndice de actividad del sector servicios en USA, eso causó el hundimiento de DOW y del Nikkei, pero los efectos de ese hundimiento van más allá de la caíт­da de unos íт­ndices: pone de manifiesto que el sector que está generando casi el 80% del PIB USA está haciendo agua, y si ese sector hace agua en USA ! A la vez, también se supo que el íт­ndice de ventas minoristas se habíт­a desplomado en la UE en ! Diciembre.

La sensación de muchos expertos es la de que se están tomando medidas demasiado débiles y demasiado tarde: es errónea: no se puede evitar lo que está llegando: se haga lo que se haga da igual porque tiene que ver con el sistema, no con la coyuntura; pero la sensación de la señora que me formuló la pregunta que les he relatado es correcta: vamos a peor, sin paliativos.

La he utilizado en otras ocasiones: vuelvo hacerlo: como dice aquella canción de Joan Manel Serrat, “Sinceramente tuyo”: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.

Además
Dice el Consejo General de Colegios de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria que los precios de las viviendas de segunda mano no van a bajar más en el 2008 y que en el 2009 se recuperará la actividad en el sector. Pues, disiento. Tal y como yo lo veo, los precios de las propiedades inmobiliarias, nuevas o usadas, van a llevar una senda sensiblemente decreciente a medida que vaya avanzando el año en curso, descenso que se acelerará a lo largo del 2009, para caer a plomo durante los años 2010 y 2011; ¿el motivo?, pues que la oferta va a ser creciente, muy creciente, y la demanda va a ser prácticamente nula.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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