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Suspensión de cobros

Santiago Niño Becerra - Martes, 16 de Diciembre Habitat, si, pero no sólo. No se asusten: no voy a pegar un rollo sobre un tema que ya ni siquiera está de moda, solo quiero resaltar un punto que ha sido mencionado muy de pasada. Año 2008, entre los meses de Febrero y Septiembre los activos de Habitat se habían depreciado el 40%. Bien, es un hecho, mi pregunta es: si eso es así (nadie lo ha puesto en duda), ¿cómo es posible que los precios de la vivienda hayan evolucionado como el Ministerio correspondiente ha dicho que han evolucionado?. No estamos hablando de diferencias del 5% o del 10%, sino de abismos. Para meditar, ¿no?.

Y de aquí podemos (¿tenemos?) que saltar a otra cosa: es otra pregunta. Sacyr tiene deudas por más de 10.000 millones, Colonial por casi 9.000, Martinsa por más de 6.000, Habitat por 2.300. La pregunta: ¿en virtud de que mágica opción, quienes lo hicieran, pudieron ir concediendo créditos del calibre que fueron concedidos a esas compañías?, es decir, ¿cómo es posible que compañías que se dedicaban a lo que se dedicaban las nombradas pudieran llegar a los niveles de deuda acumulada a los que han llegado?.

Cuidado. No estoy culpabilizando de nada a nadie: conocen mi postura: nadie físicamente identificable tiene la culpa de lo que ha sucedido, pero cierto es que algo tuvo que suceder para que la situación llegase a donde lo hizo (y esta historia aún está en su preludio).

¿Qué sucedió?. Solo una cosa: la creencia de que el movimiento perpetuo era posible debido a que ya se habían agotado las posibilidades de continuar moviéndose por cauces convencionales. Explicar el crash del subsector inmobiliario español es explicar la crisis sistémica en la que el planeta se está adentrando: se hicieron supuestos no posibles porque los que hasta entonces eran posibles habían dejado de serlo.

Se supuso que los niveles de deuda de las compañías, de las personas, de las entidades financieras, podían crecer, y crecer, y crecer, indefinidamente no: ¡hubiera sido de locos suponer eso!, pero si que no existían límites vislumbrables. La contrapartida de esas deudas crecientes eran unos valores inmobiliarios permanentemente al alza; ¿hasta cuándo?, no por siempre, pero casi.

¿Se tomaron diez whiskeys quienes eso pensaron?, evidentemente no; lo que sucedió es simple: para continuar creciendo no había otra vía, y se siguió, y los Estados contribuyeron a ello: desregulando todo, todo. (El Gobierno del reino no, pero es que no hacía falta: se desregularon las exigencias que el prestatario debía cumplir: creen Uds. que es lógico conceder un crédito hipotecario a alguien por el 130% del valor (de mercado) de la vivienda que ese alguien fuese a adquirir, partiendo de la base de que la cuota mensual de ese crédito se le iba a llevar el 60% de la remuneración de las tareas que estaba desempeñando en la empresa en la que se hallaba ocupado?. Así dicho no parece muy lógico, ¿verdad?).

Aquí y en otros lugares fue el ladrillo, en otros más las commodities, en otras aún “lo financiero”, en todas la combinación de todo. ¿Avaricia?, si quieren bautizarlo así, adelante. Yo prefiero denominarlo “agotamiento de un modo de hacer las cosas”, por eso la crisis que está llegando es sistémica y por eso es inevitable.

(Los 8.000 millones del ala que no serán sólo para “obritas”. Se gastarán en unas cosas y se dejarán de gastar en otras (repito mucho este concepto porque es esencial: y más va a serlo), b) taparán unos agujeros y dejarán de tapar otros, c) ¿acabarán nutriendo un PER second edition?, d) cuando se acaben, ¿habrá otros 8.000?, e) “8.000” suena a cima techo del mundo: “los ocho mil”, ¿habrán tomado esa cifra por el símbolo que encierra?, f) ¡Buf!, hemos llegado a mañana).

(La política: sus intereses. La lógica más lógica de todas las lógicas dice que la BBK y la Kutxa deberían haberse fusionado / absorbido (y la Vital), pero decir eso equivale a tomar partido por un partido. Y lo mejor han sido los argumentos esgrimidos: ni una sola de las razones utilizada en uno u otro sentido ha sido económica. Este tema se va a arreglar (y otros semejantes): antes de un par de años, ya lo verán).

(Ejemplo de “nivel de precios” es que en una panadería (no en una “boutique de pan”) de la localidad en la que resido, por dos barras de pan (de esas que ahora se denominan “baguettes”) y por cuatro croissants (que en nada se parecen a “aquellos”) haya que pagar 6,05 euros: 1.000 pelas. Insisto porque es importante: en una pa-na-de-ría).

(Affaire Madoff: ¿Qué ha sucedido?, ¿qué implicaciones tendrá?. Hablaremos del tema: dentro de unos días: dejemos que repose. “Querrá decir: “quiero dejarlo reposar”“, dirán; bueno, pues sí: eso).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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