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¿Tienen los traders un perfil de ludópatas?

Carlos Montero - Miercoles, 06 de Febrero

Cualquier noche de la semana en Londres, si usted va a una reunión de Jugadores Anónimos, se encontrará con un banquero de la City entre lágrimas por la cantidad de dinero que acaba de perder. Eso es lo que comenta Martin, un banquero de 29 años, en un artículo en Financial Times quien compareció en una de estas reuniones una noche en el invierno de 2011 después de haber perdido 200.000 libras jugando al blackjack on-line.

Phillip es otro jugador patológico que solía ser trader y que, como Martin, no quiere que su nombre real aparezca en el diario británico. Hasta hace 18 meses, solía operar en el mercado de divisas. Cuatro del grupo jugaban con spread bets y como resultado perdieron una gran cantidad de dinero - así como sus matrimonios. Lo que fue inusual en Phillip no fue que sus pérdidas eran las más grandes, sino que fue el único que buscó ayuda.

"Sólo el 1 por ciento de los traders con problemas de juego quieren ayuda", dice. "Nadie quiere admitirlo. En parte, es por orgullo, pero también porque todo el mundo tiene miedo de perder su trabajo".

La historia de Kweku Adoboli demuestra el dañó que puede hacer un jugador al banco en el que trabaja, así como a sí mismo. El ex banquero de UBS perdió 2.300 millones de libras en operaciones clandestinas, pero también perdió 123.000 libras de su propio dinero en spread betting - el tipo más letal de los juegos de azar, ya que las pérdidas son ilimitadas.

Este tipo de apuestas está prohibido en UBS, al igual que en la mayoría de los bancos, pero Adoboli no hizo caso. Tampoco lo hizo Phillip, cuyas pérdidas fueron aún más altas.”Las reglas son muy fáciles de evadir", dice. "Y las empresas Spread Betting nunca hacen preguntas ya que la mayoría de sus mejores clientes son traders de la City."

Nadie sabe cuántos jugadores patológicos trabajar en las mesas de operaciones. La mayoría de los bancos lidian con las adicciones al juego de la misma manera que se ocupan de otros problemas incómodos: con un línea de ayuda confidencial que la gente puede usar (pero en la práctica casi nunca lo hacen) para pedir consejo.

Esta falta de interés puede ser porque los bancos persisten en ver el trading como un proceso analítico, en lugar de un proceso humano. John Coates, un ex operador, que ahora investiga los efectos fisiológicos de la asunción de riesgos en la Universidad de Cambridge, dice que tienen que mirarlo de otra manera. "Lo ven como una actividad cognitiva, pero lo que necesitan es  entender la biología de la toma de riesgos", dice.

En su libro La hora entre el perro y el lobo, Coates examina cómo el cerebro responde ante la toma de un riesgo produciendo grandes cantidades de dopamina - que hace sentirnos eufóricos y motivados. Argumenta que los traders en una racha positiva están en las garras de una adicción, necesitando dosis mayores de riesgo para mantenerse "colocados". Ser adicto a la asunción de riesgos es algo que le puede pasar a cualquier trader, dice, aunque en la práctica algunos parecen ser más susceptibles que otros.

"Trabajé 13 años en Wall Street y la mayoría de las personas se mostraron satisfechos al final del día", dice. "Pero había un puñado de individuos que tomaban demasiados riesgos. Ellos eran los que se iban a Las Vegas el fin de semana. "

Lo que es interesante sobre el concepto trader-jugador es que no parece caer en muy el mismo molde que otros jugadores patológicos. Para empezar, siempre es un hombre. Henrietta Bowden-Jones, Directora del National Gambling Problem Clinic (Londres) y Psiquiatra consultor en adicciones todavía no ha encontrado una mujer que tenga este problema, aunque señala que esto puede deberse a que hay pocas mujeres traders en la City. Mientras que otros jugadores tienen edades, desde adolescentes a la geriatría, los traders-jugadores se agrupan entre los 20 y los 40 años.

Su rasgo definitorio es una confianza muy exagerada en que van a ganar dinero - algo que, de forma moderada es una cualidad, pero en grado extremo es un desastre. "Ellos tienen una percepción inflada de su capacidad", dice. "Son inteligentes y hábiles socialmente. Tienen altas expectativas de sí mismos y si no tienen éxito pueden arriesgarse a tomar mayores riesgos".

En general, las personas que se convierten en adictos al juego se pueden clasificar en uno de estos tres campos. Para algunos, es genético. Para otros, puede venir como resultado de un trauma infantil. Pero la mayoría de los traders-jugadores entran en una tercera categoría. Bowden-Jones cree que se enganchan al juego porque sus cerebros están diseñados de manera diferente: la emoción que obtienen por arriesgar dinero es irresistiblemente grande. "Estos jóvenes que se convierten en adictos a los juegos de azar se vuelven tremendamente excitados por ganar, o perder, dinero."

Tanto Martin como Phillip insisten en que si no hubieran trabajado para los bancos, sus adicciones habrían sido mucho menos graves.

Ellos lo atribuyen a cuatro cosas, y todas subrayan cuán disfuncional pueden ser las mesas de trading como lugar de trabajo. En primer lugar, está la cultura recreativa del juego que prospera a pesar de los intentos de acabar con ella. En segundo, se encuentra el estrés y la infelicidad, lo que hace que el juego sea una válvula de escape. En tercer lugar está la forma en la que todo el mundo iguala el dinero con el éxito - usted es tan bueno como el dinero que gana. Pero la más letal de todas es la enorme cantidad de dinero en efectivo que fluye a su alrededor, tanto en salarios como en bonus, y las cifras descomunales que se negocian. El resultado: se pierde el respeto por el dinero.


Fuentes: Financial Times




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