La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Yo buscaba y buscaba en los armarios sin encontrar los “cadáveres” que los periodistas me advertían

José Luis Martínez Campuzano - Sabado, 08 de Noviembre

ilustracio Sí, lo recuerdo perfectamente. Era una anécdota que utilicé con frecuencia al iniciar las conferencias en 2008/2009. En aquel momento la banca norteamericana estaba en el foco (negativo) de atención de los medios. Y cada trimestre, fueran como fueran sus resultados, muchos medios directamente los cuestionaban afirmando que no reconocían de verdad los problemas. Más caídas del mercado, más depreciación de los activos y la confirmación de que, de verdad, sí habría problemas no reconocidos en los balances. De hecho, en el caso concreto de hipotecas, su infravaloración era clara...lo que no impedía que muchas entidades las liquidaran en un mercado bajista sin profundidad ante el riesgo de que siguieran amenazando de verdad la solidez del balance. Una profecía autocumplida. Sí, una verdadera prueba de lo peligroso que puede ser un mercado sin liquidez y dominado por una desconfianza que se retroalimenta. En Europa en aquel momento se veían todos estos acontecimientos de lejos. El resto, el desarrollo posterior del escenario ustedes ya lo conocen.

¿Será el final de la Crisis bancaria europea el resultado conocido de las pruebas de solvencia y resistencia? En USA también las llevaron a cabo, pero fueron respaldadas por una inicial inyección de capital inyectado a los bancos y una masiva compra de papel en el mercado por parte de la Fed (MBS y deuda pública en el recientemente finalizado QE3). Para muchos analistas, el mercado era realmente la Fed. Ahora el ECB discute públicamente hacer algo similar, aunque por el momento sólo lo ha aprobado, y de forma muy reducida, en el caso de la compra de titulizaciones y ABS. Pero ya se habla abiertamente de papel corporativa y de forma aún no tan abierta de comprar deuda.

La prioridad, el crecimiento y luchar contra una inflación estancada en niveles casi nulos, lo exige. Con todo,  no está claro que lo haga a corto plazo. De hecho, el propio contexto internacional ahora ya hace casi este trabajo. Claro, me refiero al BOJ. Y al efecto expulsión que provoca entre los inversores nipones su política monetaria. La Fed ha dejado de comprar papel, pero el dinero público sigue inyectándose de forma regular en los mercados. Y todos los activos, sean japoneses o no como vimos el viernes, se ven favorecidos.


Pero, volviendo de nuevo a la banca europea, no está nada claro que el crédito se recupere con fuerza a corto plazo (o simplemente que se recupere) una vez que el ECB tome posesión de supervisor único. Aunque, como ocurrió en USA, sí habrá cambiado algo: la desconfianza será mucho menor que en el pasado. Pero sigue habiendo un riesgo de contrapartida y otro de apalancamiento, privado y público, que deben reconducirse para que veamos realmente los beneficios de esta mayor transparencia del Sector. Estos riesgos a corto plazo sólo pueden ser cubiertos por el propio ECB. Además, hay otro riesgo que debe superarse para ver una mejora clara en el sector. Y me refiero a la propia recuperación económica, más allá de una recuperación cíclica que es lo que esperamos a corto plazo. Bueno, tenemos mucho tiempo de hablar de todo esto en el futuro próximo.

Con todo, debo admitir que con unos medios escritos volcados en los beneplácitos hacia las pruebas de resistencia y solvencia de la banca sólo un artículo me ha obligado a pensar. Y a recuperar recuerdos olvidados ya por años de bonanza en los mercados financieros (el dinero manda). No es un tema nuevo, pero he  podido atar cabos con la reciente minicrisis vivida por los mercados durante el mes de octubre finalizado. El artículo en cuestión escrito por un compañero de profesión, más bien un maestro para el colectivo, habla de la acumulación de riesgos a que lleva la política monetaria expansiva en los países desarrollados y la falta de reformas estructurales que no impulsan el crecimiento potencial. Cita los potenciales riesgos, ya en parte valorados por el FMI en su último Informe de estabilidad financiera, de una potencial normalización de los tipos de interés en el caso de la economía norteamericana. Y especialmente, distingue entre la profundidad de mercado y la liquidez en los mercados. Mercados dominados por la liquidez pero, también, sin profundidad donde los inversores están todos del mismo lado buscando rentabilidad. No hay problema a corto plazo, naturalmente. Ahí están los bancos centrales asegurando que la volatilidad sea contenida y los gobiernos nutriendo de papel, mucho papel, al mercado. ¿Qué puede fallar? Aparentemente nada. De hecho, ¿qué me hubieran respondido de plantearles esta cuestión siete años atrás? Teman lo que no esperan. Y sean prudentes con las preguntas sin respuesta.

Pero, hay que vivir el d/d. Y ahora es el BOJ lo que pesa de forma positiva en los mercados. Además, los inversores hacen cábalas sobre cuándo le tocará al ECB hacer algo similar considerando que, pese a las diferencias de fondo, las semejanzas de hecho son evidentes entre la zona EUR y Japón. Sí, es cuestión de tiempo.

José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España




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