{mosimage}La recapitulación de medianos y grandes desastres
conduce siempre, aun sin pretenderlo, a la firma de contratos de buenas
intenciones, sólo intenciones, por parte de los reguladores y responsables
directos de los mercados. Después del crash de 1987, que cogió en
pelota picada a la Bolsa española, entre otras cosas porque en aquellas
fechas existía un desconocimiento general de lo que era Wall Street y
su principal índice de Dow Jones, se formularon múltiples tesis, se
fraguaron miles de apuestas para que aquello no volviera a repetirse
por los siglos de los siglos ¿Quién fue el culpable de tamaño desastre?
Fueron los derivados, se dijo entonces, y todos les declararon la
guerra. Años después se han sucedido otros desastres de mayor o menor
tamaño y como en octubre de 1987, se ha intentado poner puertas al
campo. Los futuros sobrevivieron y lo que es más importante, han
ganado posiciones. Ahora, los culpables del desastre en ciernes son los
hedge fund. Greenspan ha alertado hace tiempo sobre el fenómeno, pero
todo indica que seguirán dominando el cotarro.
El tambaleo de la Bolsa comenzó hace dos semanas,
cuando las dos principales empresas automovilísticas de Estados Unidos
agacharon la cabeza y alertaron a los mercados del posible
incumplimiento de sus expectativas. Profit warnigns, que se llama en la verborrea bursátil.
Se trata, empero, de dos empresas de tamaño descomunal, con
ramificaciones en medio mundo tanto a nivel empresarial como financiero.
A continuación de la pérdida de equilibrio, hasta el
descalabro, de las cotizaciones de ambas compañías y por contagio, de
otros valores emblemáticos, llegó el recuerdo miedoso de los
empréstitos de grandes empresas que pasan de la noche a la mañana del infinito al cero. Osea, papel mojado, como sucedió con los escándalos financieros y empresariales entre 2000 y 2003. En Europa, el penúltimo escalofrío, aún sin resolver, lo encontramos en Parmalat.
El fantasma de la suspensión de pagos ha recorrido
las Bolsas en los últimos días a propósito de los riesgos contraídos
por bancos y fondos de alto riesgo y máxima capitalización en las dos
compañías automovilísticas. Los rumores sobre los problemas que pueden tener
hasta quince (15) hedge fund por sus posiciones en los mercados de crédito han acogotado las Bolsas. Se especula con tres problemas: sobre- exposición en high yield, no
cobertura en bonos convertibles y descenso de las correlaciones en el
crédito tras el down grade de Ford y GM. Pero según el diario The Wall Street Journal
han sido tres y no quince los grandes fondos de riesgo, que han sufrido
pérdidas en abril, aunque sin llegar, ni por asomo, a la quiebra. El
fondo convertible de GLG Partners cayó un 5,2%, mientras que los cinco
fondos de Vega Asset Management retrocedieron entre un 1 y un 5%, y el
fondo AHL del grupo británico Man bajó un 3,1%.
Abierto el melón, los agitadores hablan de pérdidas
potenciales de alguno de estos fondos y de la inestabilidad
a que puede llevar el cierre de su exposición, de su cobertura, dicho de otra manera, por cuanto ello puede sumar alrededor de 8.000 millones de dólares. Con los pelos de punta, dicen los observadores que el asunto servirá para que las autoridades monetarias consideren
todos estos acontecimientos como la mejor prueba de que se trata de un
mercado que debe ser vigilado, que es lo que advierte Alan Greenspan desde hace tiempo.
Los analistas más finos niegan, no obstante, la
mayor y apuestan por el vigor y el crecimiento de estos fondos mientras
los tipos de interés sigan en niveles históricamente bajos, porque son
los que les sirven de soporte. Abogan, eso sí, por un proceso lógico de
"limpieza" en un mercado donde el exceso de confianza lo invade todo.
Se trata de un nuevo paso en el proceso de normalización de los mercados
financieros iniciado con la subida de los tipos de interés en 2004
en Estados Unidos
y un aviso, el penúltimo, a los inversores y especuladores ansiosos que
se dejan llevar más por la propaganda de resultados pasados que por las
expectativas de futuro. Osea, que los hedge fund también se equivocan y lo que es más importante, cuando lo hacen se caen con todo el equipo.
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