{mosimage}No hay quien la tumbe. El año pasado subió más del
60% en Bolsa y más de un 17% en lo que va de año. De puertas adentro
del mercado se dice que esta compañía tiene una facilidad pasmosa para
hacer ricos a sus accionistas, porque es capaz de convertir el agua en
vino, como en las bodas de Caná de Galilea. Si el presidente vende, que
es lo que hizo a finales de 2004, compra luego el vicepresidente. Todo,
con la acción muy controlada y la liquidez siempre bien administrada.
Para quienes buscan perlas en la Bolsa aquí hay una. No obstante,
¿hasta cuándo durará la fiesta?
Ellos se lo guisan, ellos se lo comen. El presidente, Jesús Ignacio Salazar Bello, ha vendido un 0,464% de las acciones
del grupo de alimentación desde el pasado mes de noviembre y ostenta
ahora el 16,239%, que controla mediante tres sociedades, Unión de
Capitales, Demi-Stone y Asesoría Financiera Madrid. Eso sí, continúa
siendo el máximo accionista, seguido del custodio EC Nomines que, con
un 16,156%, actúa como depositario de este porcentaje.
Al
mercado no le gustó el gesto y fue muy criticado, porque se produjo con
la acción en máximos históricos. Quizá por ello la familia saca pecho.
Ahora se ha sabido que el vicepresidente y consejero delegado de la
compañía de alimentación, Raúl Jaime Salazar Bello, ha reforzado su
participación en el capital de la firma con la compra de
1.159.472 acciones, equivalentes al 4,049%. Ahora, posee el 9,269%. La
compra, registrada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV) el 2 de febrero, supone una inversión de alrededor de 44
millones de euros, según la cotización de Sos Cuétara en ese
momento.
Control extremo
"Los que seguimos
de cerca el valor sabemos que el control es exhaustivo y que los socios
principales juegan un papel importante en el mismo. Digamos que, al
menos por ahora, no hay nada que se oponga en el camino, porque
los mayoritarios tienen la sartén por el mango, el mango y la sartén.
Las idas y venidas recientes en el capital así lo demuestran", dice un operador de la Bolsa de Madrid.
"Todo
tiene truco, una explicación de mercado. En el caso concreto de
esta compañía confluyen dos factores claramente diferenciados, pero que
cogidos de la mano suman mucho. Primero, el férreo control que
ejerce la propia compañía sobre el valor a través de una sociedad de
valores y Bolsa de las denominadas independientes. Segundo, la liquidez
escasa de la empresa. No es un valor popular y gracias a
ello, sube como la espuma. Es un caso de sentido común bursátil: a
menor presencia de inversores, mayores posibilidades de influir en el
precio de la acción por parte de unos pocos. Son muchas ya las firmas
de Bolsa que recomiendan vender, al considerar que las valoraciones
son excesivas", añade el operador.
Crecimiento y fiascos
El grupo Sos
Cuétara dejó de ingresar 36 millones de euros en 2004 y renunciará a
cerca de 60 millones en el presente ejercicio 2005 por la paralización
de la nueva división Oleosán, creada para la comercialización
a grandes empresas del sector alimentario del compuesto vegetal del
mismo nombre, según fuentes de la propia compañía. La empresa
controlada por la familia Salazar no espera, sin embargo, que este cambio estratégico afecte negativamente a los resultados de los ejercicios 2004 y 2005.
Sos
Cuétara desarrolla un proceso de expansión que se ha concretado en los
últimos meses en la adquisición de la italiana Minerva Oli por 52
millones de euros y en el anuncio del propio Jesús Salazar sobre su
intención de adquirir en el mes de junio una marca de aceite de oliva
en Estados Unidos.
Las compras no justifican, en ningún caso, los múltiplos alcanzados, según los analistas consultados.
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