La Carta de la Bolsa

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“Hay mucho dinero aparcado, a la espera. La parálisis política siempre jode la parva”
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    <strong>Artículo publicado en <a href="http://www.lacartadelbolsa.com">La Carta de la Bolsa</a> el Lunes, 08 de Julio en la sección: La Carta</strong>
    <h3 class="titulo_articulo">“Hay mucho dinero aparcado, a la espera. La parálisis política siempre jode la parva”</h3>
    Moisés Romero
    <p><img alt="" class="dibujos" src="http://lacartadelabolsa.com/images/ilustraciones/safe-3407061_1280.jpg" style="border-style:solid; border-width:1px" />"Hay mucho dinero aparcado, a la espera de la formación de un nuevo Gobierno o de nuevas elecciones generales ¡vaya usted a saber! La vida sigue su curso. La gente veranea. Los hospitales funcionan. Las terrazas están abarrotadas. Pero el dinero de verdad no se mueve. La Bolsa, con los volúmenes de negocio más bajos de los últimos 12 años, en tasas interanuales, juega al muy corto plazo. Mejor, dicho, no juega a nada. No quiere mirar un poco más lejos. Las disputas post electorales, con los pactos de toma y daca,  traen miedo de la mano de un tiempo que se agota. Asoma la cabeza diabólica la bicha de la recesión en el mundo entero. España se verá afectada ¿Nueva contienda electoral a cara de perro en septiembre? Una economía, que ofrece síntomas de cansancio y de falta de competitividad no está para estos juegos malabares. Si algo puede salir mal, saldrá mal. Una frase conocida, que comienza a instalarse en amplias capas de la sociedad española, asustada por los enredos políticos, los reiterados intentos de secesión catalanista, a la que otros añaden el complejo entramado político dibujado en Italia, Francia y Alemania. La nueva clase política, incapaz de estrecharse la mano o tomar un par de cervezas en la barra de un bar, imposible el diálogo, despertando miedos del pasado y regenerando capas de odio, que ya estaban muertas y enterradas. No podía ser de otra manera. Parálisis en ciernes y algunos frenazos en seco de grandes inversores, generados por y desde el gallinero político..."</p>
    <p>"Los negocios han mostrado, hasta hace poco, un pulso creciente y perceptible. A muchos empresarios y autónomos las cuentas les cuadraban de una u otra manera desde hace meses. Pero la algarabía política nos puede dejar, de nuevo, sin capacidad de respuesta ante las reformas necesarias, sin margen de maniobra, porque el crédito, que había comenzado a fluir, puede dejar de hacerlo en plis plas. Un carajal político nos pondría, otra vez, con el aliento de los ricos del Norte de Europa en la nuca de los pobres del Sur..."</p>

<p>"La gente comienza a incomodarse, prevé que si vamos de nuevo a un puzzle político desajustado y desordenado, los logros conseguidos, las buenas amistades selladas con Europa pueden quebrarse. Empeoran lentamente las expectativas y, conforme pasa el tiempo, cunde el desánimo, la percepción de que aquí cada uno va a lo suyo y que eso del Bien Común es una martingala ¿Qué podemos esperar a corto y medio plazo? Tener horizonte de miras. Todos en común. Es la hora de los políticos..."</p>

<p>"En el banco tenemos ganas de conceder créditos, pero los emprendedores se detienen; los grandes empresarios esperan a ver qué pasa y el dinero sigue en la cuenta corriente. Hay gente que viene al banco y dice que sin políticos España está funcionando mejor. Pero lo dicen en voz baja. Unos y otros, todos somos conscientes de la inseguridad jurídica, impropia de un país como el nuestro. Los que ganan expulsan de sus puestos a los que pierden. Los que toman el mando cambian leyes, y hacen bueno aquello de donde dijeron digo ahora digo Diego. Por eso, la parálisis será cada vez más clara, galopará a medida que pasa el tiempo..."</p>

<p><strong>(De la conversación mantenida con un director de una gran oficina bancaria en Madrid)</strong></p>

<p><strong>PD: </strong>La parva es el cereal, garbanzos, habas... que se reparte, en forma circular para ser trillado. También se denomina al montón de paja y grano, después de trillado y junto, dispuesto a ser venteado. Siempre había alguien, generalmente los más rapaces, que cuando todo estaba amontonado o listo para trillar, lo deshacía, lo jodía todo.</p>
    https://lacartadelabolsa.com/index.php/277787
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