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7 razones para comprar bonos con rentabilidad negativa

Victoria Torre Self Bank  - Lunes, 21 de Diciembre


Cuando alguien presta dinero a otra persona, se cobra un interés. Por tanto, ¿cómo es posible que algunos bonos y letras del Tesoro estén negociando con una rentabilidad negativa? Cuando un bono cotiza con una rentabilidad negativa, supone que si compramos dicho bono por 1.000 euros, en el momento del vencimiento nos devolverán una cantidad por debajo de esos 1.000 euros. Suena raro ¿verdad?

¿Hay alguna explicación lógica que lleve a un inversor a comprar esos bonos? Estas son algunas de esas razones:
 

1. Expectativa de que dichos bonos aumenten de precio 

 

Hay inversores que compran deuda con rentabilidad negativa a la espera de que esa rentabilidad baje aún más y, por lo tanto, el precio de los bonos se eleve. No hay que olvidar que existe un mercado secundario donde se pueden negociar títulos de renta fija. O lo que es lo mismo, si quiero recuperar mi dinero, no tengo que esperar a la fecha de vencimiento, ya que puedo venderlos en el mercado antes de esa fecha, siempre y cuando alguien me los quiera comprar.

 

2. Política de inversión de ciertos fondos de inversión 

 

Los planes de pensiones y fondos de inversión especifican en su folleto la filosofía de inversión que siguen. Algunos de ellos invierten en acciones, otros en deuda con calificación crediticia AAA y otros que compran solo letras a corto plazo de países europeos, entro otros.

 

Por tanto, esto quiere decir que sí o sí, estos fondos tienen que comprar títulos que cumplan dichos criterios, independientemente de la rentabilidad que ofrezcan.

 

3. La rentabilidad real, clave

 

Solemos fijarnos exclusivamente en el tipo de interés que obtenemos de una inversión, sin tener en cuenta la inflación. Y puede ocurrir que en una economía veamos deflación o esperemos que la pueda haber en el futuro. Si nos comprásemos un bono que negocia con rentabilidad negativa, pero superior al IPC, estaría aumentando mi poder adquisitivo. Dicho de otra forma, si el IPC se sitúa en -0,30% y con una inversión en letras le saco un -0,10%, mi rentabilidad real es de +0,20%.

 

4. Tipos de interés oficiales por debajo de cero 

 

Con bastante frecuencia, los problemas de tener una inflación baja fomentan que los bancos centrales sitúen en terreno negativo los depósitos con los que remuneran a los bancos. Este se debe, concretamente, para que a las entidades bancarias no les compense depositar su dinero allí, e incentivarles a conceder más préstamos a sus clientes.

 

Por todo ello, hay muchos bancos que están dispuestos a comprar bonos con rentabilidades, pero que ofrecen más que el banco central.

 

5. Expectativas sobre divisas

 

Otro de los motivos que puede hacer atractiva la compra de bonos con rentabilidad negativa es que, por ejemplo, a los inversores extranjeros les compense cuando apuestan a la depreciación de su divisa frente a otra. 

 

Por ejemplo, si un español que espera que el dólar estadounidense se revalorice frente al euro, puede comprar bonos de EE.UU. denominados en dólares que coticen en el mercado con una rentabilidad negativa. Si la jugada sale bien, el repunte del billete verde compensará el efecto adverso de la rentabilidad negativa del bono en sí.

 

6. Activo refugio: pagamos para tener seguridad

 

En la historia y en los mercados se producen momentos en los que la incertidumbre y las turbulencias fomentan que los inversores busquen refugio en activos, como bonos de países solventes, sin importar demasiado que coticen con rentabilidad negativa.

 

Quizá la pregunta ahora sera, ¿y por qué no dejan su dinero en la cuenta corriente, donde por lo menos no van a perder dinero? Obviamente no suele ocurrir, pero la última crisis financiera nos ha enseñado que los bancos grandes también pueden llegar a caer.

 

En este sentido, entra en juego lo que conocemos como Fondo de Garantía de Depósitos, que en España cubre 100.000 euros por cliente y entidad. Esta cantidad es parecida en otros países de nuestro entorno. En Grecia también cubre esa cantidad, pero, ¿acaso algún inversor confiaba en que el Estado griego hubiera podido pagar esa cantidad si finalmente hubiese entrado en bancarrota y dejado caer a sus bancos? Este tipo de dudas son las que hacen que algunos prefieran tener su dinero en un activo en vez de en la cuenta corriente de su banco.

 

7. Decisiones de inversión en “Stand By”

 

Cuando un inversor retail o un gestor de un fondo de inversión no tiene muy claro dónde invertir, puede optar por dejar su dinero en algún activo muy líquido, como la deuda pública, a la espera de tener más claro donde posicionarse.




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