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BANCOS: La mejora de la rentabilidad es la asignatura pendiente de la banca europea y más de la mitad de los bancos a nivel mundial tenían en 2020 una rentabilidad por debajo del coste de capital

José Luis Martínez Campuzano - Miercoles, 22 de Diciembre

El Consejo de la Junta Europea de Riesgos Sistémicos (JERS) reequilibró en su última reunión los riesgos para la estabilidad financiera, reduciéndolos en el caso de los bancos frente al aumento derivado de algunos segmentos de los mercados financieros y del mercado de vivienda en algunos países.  Sobrevaloración de activos financieros, el crecimiento de la deuda pública y la rentabilidad de los bancos, se mantienen como las principales vulnerabilidades a corto plazo. Aunque la prioridad durante la crisis sanitaria ha sido reforzar la estabilidad financiera con nuevas medidas de política monetaria expansiva añadidas a las ya aprobadas anteriormente en la crisis financiera, sus potenciales riesgos se acrecientan a medida que se mantienen en el tiempo. El debate sobre lo que es excepcional o la política monetaria normal es mayor cuando la inflación se acelera.

https://www.esrb.europa.eu/news/pr/date/2021/html/esrb.pr211209~a23c004e9a.en.html

“No hay sostenibilidad sin rentabilidad”; esta declaración del Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación al inicio de un reciente Consejo de Ministros de la UE se puede extender también al resto de los sectores de la economía. McKinsey concretaba en el último informe que más de la mitad de los bancos a nivel mundial tenían en 2020 una rentabilidad por debajo del coste de capital. Aunque las cifras han mejorado durante este ejercicio parece complicado extrapolarlo a medio plazo como también lo es hacerlo en el caso de las propias perspectivas económicas en un entorno de incertidumbre sanitaria como el actual.

La mejora de la rentabilidad es la asignatura pendiente de la banca europea, de hecho también de la rentabilidad a nivel mundial, cuando su solvencia y niveles de capital se consideran sus puntos fuertes.  En España los bancos han reforzado su solvencia y han logrado importantes avances en su gobernanza y en la relación con sus clientes. La economía y la sociedad española necesitan bancos sanos y fuertes que desempeñen bien su papel -un papel tan importante- de financiar a familias y empresas.

Los bancos no solo son fundamentales para financiar el progreso y promover la innovación. Si algo ha quedado demostrado en la crisis sanitaria es su eficacia para que podamos seguir adelante cuando todo se detiene, como pasó con la prestación de productos y servicios financieros en los momentos más duros del confinamiento. Y eso ha sido posible gracias a su apuesta por la tecnología desde hace años, que les ha hecho líderes en innovación financiera, habituados a liderar los cambios necesarios para prestar un cada vez mejor servicio al cliente, que demanda una atención permanente e inmediata, con un creciente uso de los canales digital y móvil. Todo ello obliga a las entidades a acometer grandes inversiones, que solo son posibles cuando la actividad que realizan es rentable. Para ello es imprescindible ajustar los gastos a las perspectivas de ingresos, algo complicado en el actual contexto, marcado por tipos de interés oficiales nulos y nuevos competidores tecnológicos, sin ningún interés en prestar un servicio universal como el de la banca, centrados exclusivamente en aquellos segmentos de alto rendimiento. Y sin estar sujetos a la regulación y supervisión estricta de los bancos.

De forma recurrente, el Banco Central Europeo (BCE) pide a los bancos que mejoren su rentabilidad sin incurrir en riesgos excesivos, aunque sabe muy bien lo difícil que es hacerlo y además cubrir el coste de capital -la rentabilidad que exigen los inversores y accionistas- en un escenario como el actual. Los tipos de interés oficiales nulos son un hándicap y también una de las mayores vulnerabilidades de la estabilidad financiera. La prolongación en el tiempo del escenario excepcional de bajos tipos de interés penaliza a los bancos y a los ahorradores, al mismo tiempo que puede llevar a excesos en los mercados financieros. Con todo, los bancos españoles están recuperando su rentabilidad poco a poco, gracias a la incipiente pero prometedora recuperación económica, y a la adaptación de sus estructuras, un proceso tan complicado como inevitable. A esto se le llama eficiencia, donde los bancos españoles también están a la cabeza en Europa. Todos, consumidores y bancos, nos veremos beneficiados por el círculo virtuoso que generan unos bancos cada vez más eficientes y rentables.




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