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CUANDO CHINA DESPIERTE…EL MUNDO TEMBLARÁ

José Luis Martínez Campuzano - Viernes, 04 de Febrero ilustraciónPero, lo cierto es que el fuerte desarrollo reciente de China a ritmos de crecimiento anual del 10 % no cumple con esta premonición lanzada por Napoleón en el siglo XIX. ¿Se puede considerar entonces como algo positivo? Sin duda, tanto para la población china (aunque el crecimiento ha sido desigual, profundizando las diferencias entre campo y ciudad) como a nivel internacional (pero se considera que este crecimiento ha profundizado y convertidos en estructurales los desequilibrios a nivel mundial). Sin embargo, lo cierto es que el crecimiento chino supone el 30 % del crecimiento mundial como cabeza de puente de la creciente importancia de los países en desarrollo a nivel internacional. La tercera economía del mundo (en términos de PPA) se configura como la futura potencia económica mundial, tan sólo dentro de 15/20 años. ¿Lo ven factible? ¿cómo es posible con una economía que combina un régimen de planificación centralizada con el capitalismo puro? Pues por eso: hablamos de China.

De los tres factores que explican este aumento, desde el punto de la demanda, resalta el crecimiento de la inversión y la demanda exterior. La primera podría explicar en el futuro más del 40 % del crecimiento económico, un ritmo no lejos del actual pero muy por encima de la importancia de la inversión en los países desarrollados (20 %). El resto, demografía y productividad se repartían un 20 y 30 % respectivamente.

¿Una economía sobrecalentada? Es muy difícil considerar en estos momentos un output-gap positivo, lo que no significa que las autoridades chinas deban bajar la guarida frente al riesgo de inflación. Especialmente cuando un objetivo de los planes del Gobierno (Partido comunista) a medio plazo es aumentar el protagonismo del consumo privado frente a la demanda internacional. Pero el riesgo de inflación importada, desde materias primas y alimentos, es un riesgo muy real a corto plazo.
Pero una primera dificultad para incentivar el consumo es la elevada propensión al ahorro de las familias, en niveles por encima del 20 % de su renta disponible. Esto responde a un motivo preventivo, explicado por la ausencia de un sistema desarrollado sanitario, educativo, pensiones y también el limitado desarrollo del sector financiero (cerca del 60 % público).

Sí, cuando China despierte. En las últimas semanas hemos escuchado noticias contradictorias sobre la inversión en armamento de China. Pero, su Gobierno prefieres seguir hablando de una poder de equilibrio y estabilidad en la zona (pensando en la península coreana, probablemente). Quizás el enfrentamiento más evidente con el resto del mundo proviene del tipo de cambio. Mejor, de tener un tipo de cambio “devaluado” sin que los economistas nos pongamos muy de acuerdo sobre su cuantificación.

Un tipo de cambio fijo limita el margen de actuación del banco central para enfrentarse al peligro más inmediato como es la inflación importada. Y también favorece la falta de incentivos de la banca para ser más eficiente. Un tipo de cambio fijo supone un claro desequilibrio entre beneficios y costes, inclinando la balanza a estos últimos. Pero me temo que, en le sentido opuesto, la flexibilidad del Yuan o al menos un nivel de tipo de cambio más apreciado no es la panacea para resolver todos los problemas a nivel mundial. Sí, por el momento China, su crecimiento, es más bien una bendición a nivel mundial. Ahora, eso sí, debe ser acompañado en el futuro de nuevas medidas que lo hagan más equilibrado a nivel mundial e interno.


José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España




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