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De nuevo, austeridad frente al crecimiento. Ya sé que es un tema recurrente

José Luis Martínez Campuzano - Martes, 14 de Octubre

Incluso probablemente habrán sacado sus propias conclusiones, más allá del debate político, de que en sí no son alternativas. No al menos alternativas perfectas. Austeridad es imprescindible para atajar incertidumbres a medio plazo como es una elevada deuda, sólo sostenible bajo hipótesis demasiado optimistas de crecimiento. De hecho, sólo sostenible desde una perspectiva más realista si se implementan reformas, costosas desde una perspectiva social y política. Luego, austeridad no deseada ya no sólo se circunscribe al ajuste fiscal: es todo, incluidas reformas que eliminen rigideces. O reduzcan derechos adquiridos. Piensen en el otro debate reciente sobre los salarios y la inflación. Por otro lado, falta demanda final para impulsar el crecimiento. Pero, ¿cómo impulsar la demanda a través de una política fiscal expansiva que acentúe los problemas de déficit? Claro, siempre se puede afirmar que "una vez el crecimiento llegue veremos como los problemas de déficit y deuda se solucionan". Ya, pero: ¿por qué esto no ha ocurrido en los países que acumulan ya varios años de crecimiento? Y me refiero, en términos de deuda a los países anglosajones que ahora nos amenazan con iniciar la normalización monetaria. De hecho, esta normalización, en términos también que retorne a niveles "normales" los tipos de interés de la deuda y las primas de riesgo,  es sin duda una variable más en este debate que parece no tener fin entre los ajustes y el crecimiento.

¿La solución? El breakeven de la cuestión parece ser la inversión pública. O al menos esto es lo que cree el FMI que pide a los gobiernos, especialmente a los europeos (una petición conjunta, a nivel del área, aunque no está claro quién y cómo se financiaría) que acudan a la inversión en infraestructura con el doble objetivo de impulsar la demanda a corto plazo y aumentar el crecimiento potencial. ¿Con deuda si es preciso? Sí, también con deuda. Pero con un razonamiento práctico claro: el aumento del crecimiento potencial ofrecerá rendimientos a futuro que sirvan para vencer la incertidumbre creada sobre el elevado endeudamiento. Tiene sentido. Aunque, otra cosa bien diferente es que realmente sea la solución a la Crisis del Euro. Comenzando porque tengo serias dudas de que realmente sepamos qué hay detrás de la Crisis. Por cierto, no confundan esta cuestión con otra que aluda a su origen que es conocido por todos.
El Eurogrupo debatirá hoy mismo cómo obtener la deseada recuperación de la inversión privada. Un debate algo retrasado en mi opinión.

Dejemos al margen la problemática europea. Y hablemos del resto de los problemas. Uno de ellos, quizás el que más me inquieta, es la des-globalización a la que asistimos de forma paulatina pero también inexorable en los últimos años. Acelerada de forma reciente por las tensiones geopolíticas que parecen no tener. Tampoco parecen ofrecer un impasse a corto plazo O por la Crisis del Ebola, una enfermedad que ahora nos atenaza (se ha estimado que su coste en los países desarrollados podría superar los 25 bn. EUR....pero lo cierto es que golpea a Africa desde finales de los años setenta del siglo pasado) y que de facto supone el establecimiento de barreras de entrada de los países pobres a los menos pobres;  de estos últimos a los más desarrollados. O la debilidad del comercio mundial,  no sólo explicado por la debilidad del crecimiento mundial (o de China...¿son una excepción los datos conocidos hoy? Así lo han interpretado los mercados). El resto son unos flujos financieros en busca de rentabilidad que podrían tener efectos devastadores en la estabilidad financiera mundial cuando se combinan con elevada volatilidad e incertidumbre. Es muy evidente que, más tarde o más temprano, las autoridades internacionales intentarán evitar este riesgo. Pero, ¿se pueden poner puertas al campo? Volver atrás en el tiempo es sumamente complicado. Y costoso.

¿Algo más? Nada. Simplemente esperar que los mercados financieros poco a poco consoliden niveles. Y cuando lo hagan, quizás surjan oportunidades de entrada anticipando un futuro que por fuerza debe ser mejor que el presente. ¿Y si finalmente no lo es? Bueno, ya tendremos tiempo de deshacer las posiciones tomadas. Espero.

José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España




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