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Del corralito español al rally de 2010: grandes errores de los gurús económicos

Aitor Atozqui / invertia.com - Sabado, 21 de Noviembre

El fin de la burbuja del ladrillo dio pie al nacimiento de nuevas burbujas, como la literatura sobre la crisis. En los últimos años ha surgido un nuevo tipo de economista: el gurú mediático con orientación política (Lacalle, Garicano, Krugman, etc), dispuesto siempre a echar mano de la bola de cristal. Pero confiar en los oráculos puede ser peligroso. Estas son algunas de las predicciones más desafortunadas de los grandes gurús. 

Decía el economista Xavier Sala i Martin que en su gremio solo hay dos tipos de expertos: los que no saben predecir el futuro y los que no saben que no lo saben. Realizar predicciones económicas es una labor de riesgo en circunstancias normales, pero en una crisis tan impredecible como la de los últimos años, en la que se han sucedido los cisnes negros (Lehman, Grecia, etc), se ha convertido en todo un desafío.

Por otra parte, desde el estallido de la crisis ha surgido un nuevo tipo de economista, el gurú mediático con soluciones para todo, que supuestamente advirtió de la crisis años antes de que se produjera, y no duda en arriesgarse a lanzar predicciones e incluso tomar posiciones políticas. Sin embargo, tener prestigio no siempre es lo mismo que tener razón. Ya sea por el carácter imprevisible de esta crisis, por asumir excesivos riesgos a la hora de recurrir a la bola de cristal o simplemente porque la perfección no existe, en un momento u otro los gurús económicos han cometido equivocaciones.

Aitor Atozqui / http://www.invertia.com

No se puede crucificar a un economista por no conocer el futuro, pero los últimos años han demostrado que confiar a ciegas en los oráculos tampoco es muy aconsejable. Desde desastres que nunca sucedieron hasta empresas que en teoría no podían quebrar estas son algunas de las predicciones más desafortunadas de los grandes gurús:

Los que pecaron de optimismo

 

 

Cuando en 2007 los prestamistas subprimes comenzaron a quebrar en masa, pocos podían imaginar que estábamos a las puertas de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Y cuando en 2009 las principales economías del mundo empezaron a salir de la recesión, la mayoría de los expertos dieron por sentado que lo peor había quedado atrás y que la única pregunta era si la recuperación sería en V o en L. Nadie contaba con que Grecia y la primavera árabe estaban a punto de echar por tierra estas previsiones.

Ben Bernanke: sin temor a la crisis subprime

En los últimos años, pocos economistas han sido tan criticados como el ex presidente de la Reserva Federal y actual asesor de Pimco. Dada su posición, Bernanke tenía la responsabilidad de mostrarse optimista y tranquilizar a los mercados, pero en su afán por ver el vaso medio lleno realizó algunas declaraciones que resultaron ser muy desafortunadas.

Para empezar, el entonces presidente de la Fed no supo o no quiso ver la magnitud real de la crisis. En una intervención en marzo de 2007, afirmó: “el impacto de los problemas de los mercados subprime en la economía general y en los mercados financieros parece estar contenido”. En las semanas siguientes, los grandes prestamistas subprime del país entraron en quiebra, provocando un efecto dominó sobre la banca que en julio del mismo año provocó el colapso de la firma Bear Stearns y siguió propagándose hasta provocar en 2008 la quiebra de Lehman Brothers.

Bernanke volvió a mostrar su ingenuidad en julio de 2008, al defender la salud de Fannie Mae y Freddie Mac, dos gigantescas agencias federales cuyo propósito era incentivar la inversión en el mercado inmobiliario, mediante la compra y titulización de hipotecas. Helicóptero Ben creyó que ambas empresas cumplirían su papel de dique frente al tsunami de la crisis subprime y aseguró que las grandes empresas de financiación pública estaban “bien capitalizadas” y “no corren el riesgo de caer”. El tiempo demostró el error de estas palabras: el rescate de ambas agencias costó a Washington cerca de 160.000 millones de dólares.

José Carlos Díez: el economista optimista

Díez se ha convertido en uno de los economistas más influyentes de nuestro país. Sin embargo, al inicio de la crisis dio un par de patinazos que sus detractores no han perdido ocasión de echarle en cara. Durante su periodo al frente de Intermoney, Díez se ganó el apodo de “El economista optimista” por defender las virtudes de la economía española y minimizar el impacto de la crisis. Especialmente, en 2009 cuando, con los datos en la mano, parecía que Europa había dejado atrás la recesión. El experto se dejó engañar por los cantos de sirena de la recuperación, ignorando que los problemas para España y para el euro tan solo habían comenzado.

”Nuestra burbuja [inmobiliaria] ya ha pinchado, la demanda de viviendas está repuntando y los precios están próximos al suelo”, sentenció Díez a finales de 2009. “En 2010 veremos a la demanda embalsamada volver al mercado, los precios se estabilizarán y subirán lentamente, hasta que se absorba el exceso de oferta, algo que llevará un tiempo”.

El experto también pecó de optimismo respecto a la banca, llegando a decir: “se demoniza a las cajas, pero algunos de sus gestores podrían dar clases de gestión bancaria en Londres”. “Nuestro sistema bancario resiste y ha sido el único de los principales países de la OCDE que no ha necesitado recapitalizaciones con dinero de los contribuyentes”, señaló Díez, quien llegó a afirmar que España contaba con “el sistema bancario más capitalizado del planeta”. Quizá sin la crisis de Grecia estos augurios no hubiesen sido tan errados, pero al final ni el ladrillo inició su recuperación en 2010, ni las cajas se salvaron del rescate.

Gonzalo Bernardos: 2009, momento de comprar vivienda

Siendo justos, el economista catalán llevaba años advirtiendo de que las inmobiliarias estaban sobrevaloras en bolsa y de que el ladrillo afrontaba tiempos difíciles. Por ejemplo, dirigió un informe conjunto de la Universidad de Barcelona y la asesoría Forcadell publicado en febrero de 2006 que alertaba de que el precio de la vivienda podía sufrir un ajuste del 20% durante el periodo 2007-2009.

Sin embargo, a comienzos de 2009 el experto también se dejó llevar por el optimismo y predijo el inicio de la recuperación del ladrillo. Bernardos aseguró: “en el segundo semestre de 2010 se acabarán las bajadas de precios”. Según el economista, los grandes bancos liquidarían sus reservas de pisos rápidamente, por lo que “en muchas empresas inmobiliarias las ventas crecerán un 100% o un 200%, eso sí, partiendo de niveles muy bajos”. Por ello, aconsejó no esperar a 2010 para comprar piso. Quienes siguieran este consejo habrían visto hundirse el precio de sus viviendas.

Daniel Lacalle: 2010, buen año para invertir

El célebre gestor de fondos no predijo el fin de la crisis, ni se arriesgó tanto en sus estimaciones económicas, pero sí anticipó un rally alcista que no llegó a producirse. En 2009, con las economías europeas en plena recuperación, Lacalle auguró: ““2010 no va a ser un mal ejercicio para invertir”. El Ibex cerró el ejercicio con una caída del 17%, la segunda mayor de la última década. Esto demuestra que, por mucha habilidad que tengan los gestores estrella para batir al Ibex año tras año, nadie sabe realmente qué va a pasar en los mercados.

Leopoldo Abadía: los Estados Unidos de Europa

El ingeniero octogenario saltó a la fama tras la publicación de su best seller La crisis ninja en la que explicaba la crisis a aquellos que jamás habían abierto un diario económico. Tras saltar a la fama, las apariciones en prensa de Abadía se hicieron cada vez más frecuentes, poniendo de manifiesto sus habilidades didácticas y su capacidad para explicar la economía a toro pasado. Su pericia a la hora de realizar predicciones es más cuestionable.

Abadía siempre se ha mostrado reacio a recurrir a la bola de cristal. Pero a pesar de su prudencia, también ha realizado predicciones poco acertadas. Por ejemplo, durante 2012 auguró en diversas ocasiones que el proceso de integración de Europa se aceleraría con fuerza en los años siguientes, derivando en la creación de unos Estados Unidos de Europa. En diversas ocasiones, el experto auguró que Europa iba encaminada inevitablemente hacia los eurobonos, un proyecto que se estaba debatiendo en Bruselas, pero que cuatro años después permanece aparcado en el olvido.

Y preguntado sobre cuándo esperaba ver unos Estados Unidos de Europa, afirmó: “yo creo que dentro de un año, en octubre de 2013, esto debería haber pegado un avance gordo, en el sentido de que haya un BCE mandando de verdad, un supervisor de presupuestos, un gobierno europeo en serio y un parlamento que no fuera donde van a morir los elefantes”. A día de hoy, se han dado algunos pasos en la integración de la supervisión financiera, pero Bruselas sigue siendo un destino al que desterrar políticos y el euroescepticismo es más poderoso que nunca: Reino Unido ha prometido un referéndum para estudiar la salida del euro, Finlandia lo debatirá en 2016 y las dudas sobre Grecia han sido aplazadas, pero no resueltas.

Los que anunciaron un rescate a la griega de España

A mediados de 2012, se dio un paso definitivo para poner un cortafuegos a la crisis de deuda, que amenazaba con hacer caer una tras otra las economías de la eurozona. Ante la incapacidad para realizar un rescate a la griega de España, se optó por rescatar solo a la banca, una medida que se maquilló como un préstamo en condiciones ventajosas. Muchos economistas creyeron que esta medida sería insuficiente y podría incluso arrastrar a España a un corralito.

José María Gay de Liébana: España, camino del corralito

Conocido popularmente como “el catedrático del sentido común” o “el economista indignado”, Gay de Liébana fue una de las pocas personas que vio venir la crisis. En 2007, el experto alertó del excesivo endeudamiento y déficit de España y afirmó que “ese año [2007] habíamos cenado langosta, pero el siguiente cenaríamos sardinas de lata”. Pero eso no significa, ni mucho menos, que Liébana sea a prueba de fallos.

A finales de 2012, tras el rescate parcial de España, que fue vendido como un préstamo de Bruselas para salvar a la banca, Liébana aseguró que esta medida no sería suficiente y sería necesario un rescate total, al estilo del de Grecia. “Tras Chipre, el Eurogrupo ya está pensando en rescatar España”, sentenció “si no se pide el rescate, al final nos rescatarán”. El experto fue un paso más allá e incluso llegó a sentenciar: “habrá un corralito”. Liébana daba por sentado que lo peor estaba todavía por llegar: “El déficit y los rescates acabarán con la España que conocemos”. Desde 2012, España ha atravesado un via crucis, pero ni se llegó al extremo del corralito, ni fue necesario un rescate total.

Luis Garicano: un rescate inevitable para España

 

El catedrático ya era un economista de prestigio y colaborador frecuente de la prensa internacional antes de ser fichado a comienzos de año por Ciudadanos. Pero esta fama y su posicionamiento político también le han hecho ganar un buen número de detractores, que critican el pesimismo que mostró en 2013.

Al igual que Liébana, Garicano criticaba que no se hubiera solicitado formalmente un rescate, como sí hizo Portugal, al verlo como una oportunidad perdida de realizar reformas. El experto llegó a afirmar: “el rescate de España es inevitable y preferible a que el país se vaya al garete”. “Creo que es inevitable con este panorama de desempleo, con la fuerte salida de capitales y con la impresión de que la economía se nos está cayendo”, sentenció.

Noam Chomsky: sin alternativa al rescate total

El octogenario estadounidense no es economista, pero eso no ha impedido al gurú opinar con frecuencia sobre la crisis del euro o la situación económica de EEUU. A finales de 2012, el gurú también creyó que no bastaba con haber pedido un rescate bancario a Bruselas y afirmó tajantemente: “España no tiene alternativa realista al rescate”. Tres años después, el rescate total no se ha producido.

Los agoreros del apocalipsis y de la destrucción del euro

La forma más sencilla para convertirse en un gurú es anunciar crisis y desastres de forma continua, con la esperanza de que nadie tendrá en cuenta los errores, pero un sólo acierto bastará para alcanzar la fama. Este parece ser el lema de algunos economistas, que se vanaglorian de haber predicho la crisis, pero también han errado con bastante frecuencia en sus predicciones.

Nouriel Roubini: el fin está cerca

Existen pocos gurús económicos tan famosos y tan catastrofistas como Roubini, apodado en EEUU como Dr. Doom, una expresión intraducible aplicada a los agoreros. El premio nobel de economía se hizo famoso por sus mensajes apocalípticos y por haber vaticinado el inicio de la crisis (algo que algunos estudios ponen en entredicho). Sin embargo, los errores y equivocaciones del economista se cuentan por docenas.

Al inicio de la crisis, descartó que la Fed pudiera bajar los tipos por debajo del 1%. Llegó a afirmar que en 2009 el precio del crudo se mantendría en torno a los 30-40 dólares (subió hasta los 80 dólares). En 2010 vaticinó que la crisis de Grecia podría llevar a varios países a abandonar el euro. A mediados de 2011, el experto auguró un derrumbe del S&P 500 (-20%), que finalmente se disparó un 20% en el año siguiente a esta predicción. Y a finales de ese mismo año, Roubini Global Economics, firma fundada por el economista, afirmó: “España se verá forzada a iniciar un proceso de reestructuración de su deuda a finales de 2013”. Ese año los fondos internacionales elevaron notablemente su presencia en la Bolsa española.

Santiago Niño Becerra: el Roubini español

Becerra vendría a ser una versión española de Roubini, en el sentido de que no dudó en lanzar predicciones apocalípticas que jamás se cumplieron. Por ejemplo, de cara a 2010 auguró una caída del PIB del 4,2% (al final rondó el 0,1%), estimó unas cifras de paro que finalmente fueron muy inferiores (600.000 personas) y afirmó que la austeridad llegaría a extremos propios de una economía con cartilla de racionamiento. “Viviremos de acuerdo a las necesidades y no a los deseos (…) cada persona solo podrá consumir un número de litros de combustible al mes”.

Ese mismo año, también auguró un avance meteórico de los precios del petróleo, que podrían llegar a alcanzar los 250 dólares en 2015. Actualmente el barril de Brent cotiza en el entorno de los 50 dólares.

Paul Krugman: la destrucción del euro

El premio nobel de economía y columnista del New York Times es uno de los gurús económicos más prestigiosos del mundo y también uno de los más criticados, tanto por su claro posicionamiento político, como por sus predicciones. Aunque Krugman no es particularmente cenizo, sus duras críticas a la política de austeridad en Europa le llevaron a vaticinar la inminente destrucción del euro.

Entre 2010 y 2012, el experto vaticinó en diversas ocasiones que “el euro se encuentra al borde del colapso” e incluso llegó darle unos meses de vida. También vaticinó que Grecia tenía pocas alternativas a abandonar la moneda comunitaria de forma inminente. El gurú inclusoauguró una salida masiva de depósitos de bancos españoles e italianos, que abriría la puerta a un posible corralito.




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