La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

En Bolsa, dos y dos son cinco menos uno. Por ahora, es imposible que dos y dos sumen cuatro

Moisés Romero - Jueves, 28 de Julio Del barullo contable de muchas empresas que cotizan en Bolsa ya nos advirtió hace muchas décadas el mítico Kostolany cuando dijo que en bolsa, con harta frecuencia, dos y dos son cinco menos uno y que, a veces, resulta imposible cuadrar las cuentas como dios manda, es decir, que dos y dos sean cuatro sin rodeos. Los bancos centrales intuyeron hace tres años que el Sistema saltaba por los aires y que el colapso de las Bolsas era inevitable. Por eso, sacaron conejos de la chistera, regaron el mundo de dólares, yenes, yuanes y euros (aunque ahora sabemos que el dinero lo han acaparado los de siempre) y facilitaron a las compañías nuevos planteamientos contables para evitar el Desastre Total. Las Bolsas iniciaron lo que ha sido un Rebote Histórico el 9 de marzo de 2009, justo cuando la Fed, primero, y otros bancos centrales, después, permitió a los grandes conglomerados industriales, a las grandes corporaciones que hicieran trampas en el solitario.

Por eso, los balances, las cuentas de resultados que hemos conocido en los tres últimos años, las que estamos conociendo y las que nos faltan por conocer, muy bien podrían no ser lo que dicen ser ¿Ya nadie se acuerda de los escándalos contables en EEUU que sucedieron al estallido de la burbuja de las punto.com? ¿Nadie se acuerda de Enron y compañía? En los estados contables que hemos conocido es muy posible que dos y dos no sean cuatro.

Turbulencias dentro del optimismo exagerado; burbujas de activos por el mantenimiento de tipos 0 durante muchos tiempo; retirada gradual de las medidas de estímulo, en unos casos, reactivación de estas mismas medidas en otros e INTERVENCIONISMO DE LOS ESTADOS QUE SALEN AL RESCATE DE GRECIA Y LOS QUE VENDRÁN, son algunos de los planteamientos de última hora. Es evidente que la confusión entre los grandes bancos centrales es mayor conforme avanza el tiempo y se observa que la salida de la recesión de algunas zonas de influencia económica es tibia, anémica, sin pulso.

Crecer a ritmos del 0,2% o 0,4% es, en efecto, crecer, pero de manera insuficiente en el contexto económico global. Por eso, hay sentimientos cruzados, intereses enfrentados. Los bancos centrales y los políticos (no olviden a los políticos en esta nueva etapa) tienen miedo a las turbulencias, pero son ellos los que crean las burbujas.

Una de las grandes burbujas es la de la Bolsa. Los múltiplos se han situado en niveles anteriores a la caída de Lheman y, además, son insostenibles en el tiempo, porque los resultados son endebles al estar asentados en el recorte de costes y no en el aumento de las ventas. Las Bolsas, no obstante, siguen mirándose el ombligo. Se sienten a gusto por los flujos estacionales del dinero, ese ahorro de fin de año que camina hacia fondos de pensiones e instrumentos de ahorro a largo plazo.

Pero hoy hablo de ingeniería financiera. Lo último es que el IASB, el organismo internacional encargado de la elaboración de las normas contables internacionales, ha decidido simplificar una de las que estaba ocasionando mayores quebraderos de cabeza a los usuarios de la contabilidad debido a la complejidad que introducía la existencia de diversos métodos de valoración para los instrumentos financieros. La confusión generada llevó incluso a los países del G-20 a solicitar esta simplificación contable.

Esta institución ha optado por abordar la reforma en tres fases con el objetivo de responder a las necesidades de las empresas que lo requieran, de forma que aunque inicialmente prevista para comenzar a utilizarse en 2013, las compañías que así lo deseen podrán utilizar esta simplificación en la valoración de los instrumentos financieros desde 2009.

El socio de KPMG Enrique Asla explicaba hace algún tiempo que hasta ahora la NIC 39 permitía el reconocimiento de los instrumentos financieros bajo al menos cuatro criterios diferentes, “lo que introducía mucha confusión”. Se trata además de una norma que afecta tanto a las entidades financieras como al resto de las empresas “todas tienen instrumentos financieros, unas más sofisticados que otras, pero desde una cuenta a obrar o un préstamo a una operación de cobertura de cambio, todos serían instrumentos financieros”, afirmaba el experto de KPMG.

El IASB ha decidido asumir la reforma de la NIC 39 en tres pasos y es el primero de ellos el que acaba de completar para apostar por la eliminación de los criterios más confusos para optar tan sólo por la valoración de los activos financieros basándose en el coste amortizado y en el valor razonable. Sin embargo, hay quienes opinan que el organismo internacional que preside Sir David Tweedie podría decantarse por la intención a largo plazo de mantener exclusivamente el valor razonable para la contabilización de los instrumentos financieros.

Enrique Asla apuntaba que la sustitución de la versión vigente de la norma de instrumentos financieros es un proyecto muy ambicioso, por lo que cree que es destacable la actuación del IASB “que ha sido capaz de alcanzar en pocos meses un gran progreso, en respuesta a las peticiones urgentes de modificación solicitadas por el G-20 y el Financial Stability Board, entre otros”.

El socio de KPMG explicaba que la distinción entre la aplicación del valor razonable y el coste amortizado va a venir determinada por el modelo de negocio de cada entidad y por las características de los flujos de efectivo que se deriven de las cláusulas contractuales de los instrumentos financieros. De esta forma la aplicación de un modelo de valoración mixto se alinearía con las demandas reiteradas de simplificación normativa solicitadas por los usuarios de la información financiera.

Uno de los escollos con los que se puede encontrar la reforma es la reticencia de la CE a aprobar una norma que creen que aún genera demasiada volatilidad. En opinión del Ejecutivo comunitario, el IASB no ha conseguido el balance adecuado entre la contabilización de valor razonable y la basada en criterios de coste amortizado. Según la CE, este hecho podría determinar que exista un mayor número de instrumentos clasificados a valor razonable con cambios en la cuenta de pérdidas y ganancias, por lo que aún se estaría incrementando la volatilidad de los resultados.

A pesar de esta opinión, los expertos de KPMG apoyan la reforma del IASB para que las empresas europeas puedan usar los mismos criterios simplificados que las de fuera de la UE.

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Moisés Romero




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