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Draghi tiene por delante una decisión clave para Europa

Carlos Montero - Jueves, 17 de Abril

Un debate se está calentando antes de la próxima reunión de política monetaria del Banco Central Europeo: Si el banco debe realizar su propia versión de la flexibilización cuantitativa, la compra de bonos extraordinaria que los bancos centrales de EE.UU. y del Reino Unido han implementado para impulsar el crecimiento y evitar la deflación.

Aunque el consenso está cambiando a favor de que el BCE tome tales medidas de política dentro de unas semanas, no está claro si serán plenamente eficaces.

Hace una semana, el presidente del BCE, Mario Draghi, reiteró su voluntad de ampliar el enfoque de "lo que sea necesario" que tomó para defender la eurozona. Con el apoyo de un número creciente de colegas dentro del Consejo de Gobierno del BCE, dijo que el banco central podría considerar todos los instrumentos políticos disponibles para recortar el riesgo de deflación y salvaguardar así la recuperación económica de la región. Esto ha llevado a los analistas del BCE a esperar una compra de bonos adicionales - e incluso podría tentar a algunos a sugerir que las palabras de Draghi, por sí solas, podría proporcionar un resultado beneficioso, sin gastar de nuevo un solo euro.

Hay razones para creer, sin embargo, que tales expectativas pueden acabar poniendo en el BCE una carga poco realista, dice Mohamed El-Erian, ex CEO de PIMCO.

"La reciente promesa de Draghi de utilizar "todos los instrumentos" en manos del BCE es una reminiscencia del poderoso discurso que hizo en Londres en julio de 2012, en momentos en el que las turbulencias del sistema financiero amenazaban la integridad misma de la zona euro. Sus palabras exactas: "El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro". Este mensaje sirvió para calmar a los mercados y reducir el riesgo de desintegración. Las palabras de Draghi hicieron todo el trabajo duro.

Ahora la situación es sustancialmente diferente. En 2012, el BCE se enfrentó a la oposición política que surgía de la preocupación de que el rescate de los países en problemas alentaría su imprudencia financiera. A juzgar por las señales preliminares de Alemania, hay menos resistencia al uso de "instrumentos no convencionales" para estabilizar la inflación, un objetivo tradicional de la política monetaria.

Sin embargo, teniendo en cuenta tanto la teoría económica y la experiencia de otros países, hay dos aspectos a tener en cuenta.

En primer lugar, el BCE tendrá probablemente mucho menos control sobre los resultados económicos de lo que tiene apoyando a entidades individuales o estabilizando el sistema financiero general. Ahora se ve obligado a utilizar los instrumentos más contundentes y parciales. Su impacto es, en el mejor de los casos, indirecto en momentos en el que el mecanismo de transmisión operativo está deteriorado. Simplemente no está claro en qué medida la compra de bonos del gobierno o incluso bonos corporativos e hipotecarios podría tener éxito en liberar el flujo de crédito y estimular la demanda.

En segundo lugar, el BCE - o cualquier otra entidad, para el caso - debe considerar el equilibrio de los "beneficios, costos y riesgos", un término que el ex presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, utilizó de nuevo en agosto de 2010 para enmarcar una incertidumbre importante acerca de la flexibilización cuantitativa. Incluso después de casi cuatro años de experimentos en EE.UU., pocos pueden determinar con la suficiente convicción el daño colateral potencial y las consecuencias no deseadas - especialmente cuando los ministerios de economía y finanzas, con sus instrumentos de política más apropiadas, son apartados por unas políticas altamente polarizadas.

El BCE tiene razón al considerar un enfoque de "lo que sea necesario" para reducir el riesgo a que la deflación descarrile la recuperación económica aún vacilante en Europa. Dicho esto, sería comprensible si Draghi se abstiene a la hora de prometer demasiado.

Vuelta a julio de 2012, Draghi no dejó ninguna duda sobre la eficacia que esperaba de su promesa "lo que sea necesario". Para reforzar su compromiso a la hora de preservar el euro, dijo: "Y créanme, será suficiente". Los avances desde entonces han justificado su confianza en la capacidad del BCE para estabilizar los mercados.

Esta vez, no deberíamos tener menos dudas acerca de su compromiso. Los objetivos de la política monetaria, sin embargo, son considerablemente más amplios. El BCE no tiene suficiente apoyo de otras entidades políticas (nacionales y regionales) que poseen mejores herramientas. Como tal, Draghi está más limitado en su capacidad para garantizar el resultado deseado."

Fuentes: Mohamed El-Erian.




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