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¡Es la Economía! Es el momento para aprovechar y tomar medidas

José Luis Martínez Campuzano - Sabado, 20 de Noviembre

El Banco de España publicó hace dos semanas su Informe de Estabilidad Financiera. Partiendo de la mejora económica observable desde el informe anterior, la autoridad monetaria considera que siguen habiendo riesgos para la estabilidad financiera derivados precisamente de la necesidad de que la recuperación económica avance, y especialmente para aquellos sectores más afectados por la crisis sanitaria, en un contexto de continuidad en las favorables condiciones de financiación actuales.

https://www.bde.es/bde/es/secciones/informes/estabilidad-financiera/informe-de-estabilidad/

 

La incertidumbre sobre la evolución de la pandemia no ha desaparecido del todo, pese a la vacunación. Pero esto no es obstáculo para que todos, desde el sector privado y las AAPP, tomen las medidas adecuadas para fortalecer la incipiente recuperación y que vaya más allá de una normalización a la situación previa a la enfermedad.

Los bancos en concreto están inmersos en un proceso de reestructuración y reconversión obligado por los cambios de hábitos de sus clientes, cada vez más digitales, por un escenario de tipos de interés nulos y la creciente competencia de operadores tecnológicos que no se ven lastrados por la exigente regulación bancaria y el compromiso de ofrecer un servicio público universal como hace el sector bancario.

Los riesgos observables pueden materializarse o hacerse más extensivos a través de las vulnerabilidades que detecta el Banco de España.

En el caso de la deuda pública en concreto, nuestra autoridad monetaria considera que la política monetaria expansiva ha limitado el coste del incremento de la deuda pública y que este efecto puede prolongarse en el tiempo. Pero esto no resta vulnerabilidad ante la potencial amenaza de un aumento de la inestabilidad de los mercados financieros. Desde una perspectiva de medio y largo plazo un nivel elevado de deuda pública conlleva una mayor incertidumbre y puede limitar el margen de maniobra ante nuevos riesgos económicos que puedan surgir.

Los bancos no solo son fundamentales para financiar el progreso y promover la innovación. Si algo ha quedado demostrado en la crisis sanitaria es su eficacia para que podamos seguir adelante cuando todo se detiene, como pasó con la prestación de productos y servicios financieros en los momentos más duros del confinamiento. Y eso ha sido posible gracias a su apuesta por la tecnología desde hace años, que les ha hecho líderes en innovación financiera, habituados a liderar los cambios necesarios para prestar un cada vez mejor servicio al cliente, que demanda una atención permanente e inmediata, con un creciente uso de los canales digital y móvil. Todo ello obliga a las entidades a acometer grandes inversiones, que solo son posibles cuando la actividad que realizan es rentable. Para ello es imprescindible ajustar los gastos a las perspectivas de ingresos, algo complicado en el actual contexto, marcado por tipos de interés oficiales nulos y nuevos competidores tecnológicos, sin ningún interés en prestar un servicio universal como el de la banca, centrados exclusivamente en aquellos segmentos de alto rendimiento. Y sin estar sujetos a la regulación y supervisión estricta de los bancos.

Los bancos españoles están recuperando su rentabilidad poco a poco, gracias a la incipiente pero prometedora recuperación económica, y a la adaptación de sus estructuras, un proceso tan complicado como inevitable. A esto se le llama eficiencia, donde los bancos españoles también están a la cabeza en Europa. Todos, consumidores y bancos, nos veremos beneficiados por el círculo virtuoso que generan unos bancos cada vez más eficientes y rentables.

La estabilidad financiera es una condición imprescindible para el crecimiento. De ahí el esfuerzo de las autoridades para preservarla. En muchas ocasiones, las amenazas que se ciernen sobre ella son precisamente las debilidades e incertidumbres que acechan a la recuperación económica. El aumento de la deuda pública, sin duda necesario a corto plazo para proteger a los más vulnerables y compensar la pérdida de rentas por la pandemia, es una de estas amenazas.  Los máximos históricos alcanzados por la deuda obligarán en el futuro a diseñar una estrategia de ajuste a medio y largo plazo para su corrección. El comportamiento de los mercados financieros también es un factor de debilidad, ya que éstos se mueven entre excesos en su afán de descontar un futuro incierto. La política monetaria expansiva llevada al límite ha sido fundamental para la estabilidad de los mercados a corto plazo, aunque las mismas autoridades alerten del riesgo de desconexión con la economía real. Sobre todo, si la recuperación económica futura es más débil de lo esperado.




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