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Grandes bancos…¿Para qué se necesitan?

Carlos Montero - Martes, 22 de Marzo La comunidad financiera parece aceptar con normalidad que un banco, cuanto mayor sea, mayores economías de escala alcanzará, y por tanto, será más eficiente. Esto sugiere que las múltiples entidades financieras que existen a nivel mundial, tienen que desarrollar un proceso de concentración, para llegar a compañías multinacionales más grandes, con mayor capacidad de ventas cruzadas y sinergias, lo que las hará, más eficientes. Pero ¿es esto verdad? Los profesores Asli Demirguc y Harry Hizinga, realizan un interesante estudio sobre este hecho y alcanzan conclusiones diferentes. Veamos.

Los grandes bancos de hoy en día son enormes. En 2008, los mayores 12 bancos de todo el mundo tenían un pasivo que excedía de 1 billón de dólares, y 30 bancos tenían un ratio pasivos/PIB nacional más alto que el 0,5. Los grandes bancos son demasiado grandes para fracasar, ya que su caída tendría consecuencias enormemente negativas para la economía a nivel general.

Ahora bien, estos grandes bancos pueden arruinar las finanzas públicas de un país. Tomemos el ejemplo de Irlanda, que prestó un amplio apoyo a su sector bancario, y posteriormente tuvo que buscar ayuda de la UE y el FMI en 2010. Los riesgos de las finanzas públicas que se han detectado por estos bancos sistémicamente grandes, sugieren que se debería reducir el tamaño de los bancos.

Otra prueba en contra de los grandes bancos se puede encontrar a partir de los estudios sobre tecnología de la banca de Berger and Mester (1997). Los autores estiman que el tamaño óptimo de un banco sería de una entidad con alrededor de 25.000 millones de dólares en activos. Los bancos con activos superiores a los 50.000 millones de dólares tienen costes operativos más elevados que los más pequeños. Esto sugiere que los grandes bancos actuales, cuyos activos en algunos casos superan el billón de dólares, están muy lejos de tener una escala tecnológica óptima.

Tanto los riesgos sobre las finanzas públicas, así como las estructuras de costes bancarios, juegan en contra de los grandes bancos frente a los bancos más pequeños, por lo que algunos apuntan a que los primeros deberían estar penalizados de alguna manera.

Otros estudios como los de Kane (2002) o Penas and Unal (2004), apuntan también en este sentido, y señalan que una de las razones principales por las que los directivos bancarios elaboran y aplican estrategias de crecimiento, se debe a que así podrán beneficiarse a través de salarios más altos, y remuneraciones varias, incluso cuando el crecimiento de los activos bancarios no sea del interés de los accionistas de la entidad.

El fenomenal crecimiento de los bancos individuales que hemos visto en las últimas décadas, por tanto, puede ser un reflejo de una gestión empresarial inadecuada, que se alinea con los intereses de los directivos frente a los accionistas de la compañía




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