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La demanda interna, el motor de la recuperación de España

Philippe Waechter, economista jefe de Natixis AM - Miercoles, 04 de Marzo

La economía española retomó la senda del crecimiento en 2014. Así, creció un 1,4 por ciento en 2014, alcanzando un 2 por ciento durante el período comprendido entre el cuarto trimestre de 2013 y el cuarto trimestre de 2014.

El PIB (en morado en el primer gráfico) español y sus agregados no han recuperado aún el nivel anterior a la crisis. En concreto, la cifra actual es un 5,8 por ciento inferior.

Los indicadores de los principales componentes del PIB arrojan una tendencia positiva, salvo en el sector público y en el de la construcción. Las exportaciones crecen con rapidez y la demanda interna vuelve a aumentar, estimulada por el consumo y por la inversión productiva.

La demanda interna es el motor de la recuperación. En el segundo gráfico, la curva azul refleja que la tendencia se ha invertido de un modo significativo. Sin embargo, la curva roja pone de manifiesto que la contribución del gasto público al crecimiento ha cambiado desde 2011. La recuperación de la economía española ha ido acompañada de un aumento de las importaciones, por lo que el peso del comercio exterior no se ha incrementado, a pesar del repunte de las exportaciones.

 
 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Hacia un crecimiento superior al 2%

 

Tras el desplome de la actividad por el estallido de la burbuja inmobiliaria, la economía española se fue a pique. La recesión fue profunda y duradera, generando rápidamente elevadas tasas de desempleo y un desajuste en las cuentas públicas, hasta entonces saneadas. El déficit y la deuda pública alcanzaron niveles insostenibles.

Los españoles han tenido que hacer muchos esfuerzos para recuperar la competitividad. Esos esfuerzos se perciben al comparar las exportaciones españolas con las de Alemania, Italia o Francia. De los cuatro países, las españolas son las que más han aumentado.

 

La economía se ha ido estabilizando progresivamente con la creciente aportación de las exportaciones, que dio un impulso positivo a la actividad. Además, la preocupación de 2012 por la situación de España en la zona del euro se ha ido moderando con la intervención del Banco Central Europeo. Poco a poco, el mercado inmobiliario ha empezado a recuperarse, la expansión de las exportaciones ha impulsado la economía y el entorno europeo se ha estabilizado. Desde entonces, España ha dejado de generar incertidumbre.

 

España tiene puntos fuertes y puede forjarse un futuro. El vuelco se produjo en 2014. A pesar de que los salarios siguen disminuyendo, con una inflación negativa, el consumo se recupera poco a poco y las empresas vuelven a invertir. El Estado, mientras, se mantiene neutro. Si no se producen crisis adicionales de origen externo o fiscal y la situación europea se estabiliza en 2015, entonces la economía española podría alcanzar un crecimiento superior al 2 por ciento.

 

España está en fase de recuperación, pues el índice del PIB sigue siendo un 5,8 por ciento inferior al nivel que presentaba antes de la crisis y la tasa de desempleo sigue superando el 23 por ciento. No obstante, esa tendencia se está consolidando y permitirá que España establezca progresivamente las bases de un modelo de crecimiento eficaz.

 

 
 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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