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“La única alegría que tienen muchos presidentes del Ibex es mirar la evolución del índice, si sube”

Mar Revuelta - Jueves, 25 de Septiembre

Lorenzo L. trabaja como consultor. Conoce muy bien los entresijos de la Bolsa, principalmente de los componentes del Ibex. "Nuestra compañía se ha especializado, desde su nacimiento, en grandes empresas. No hay pelotazos como sucede con los títulos más pequeños, pero tampoco hay grandes fiascos ni desencuentros, que antes no hayan sido advertidos", me dice. "Desde hace unos meses hemos detectado cierta disociación entre lo que anuncian cada día las estadísticas oficiales, respecto a la mejora lenta, pero continuada del ciclo económico y los datos que manejan esas mismas empresas. Está claro que la eurozona se ha enfriado, que Estados Unidos tira, pero no lo suficiente y que los mercados asiáticos distan mucho de ser lo que eran. Por eso, es muy improbable que España pueda crecer con vigor en solitario. Es casi imposible ¿Y con qué se contentan los presidentes de las principales compañías del Ibex? Nunca estuvieron tan pendientes de la evolución del índice como ahora, salvo en los desastres históricos emanados de la caída de Lehman. La única alegría que tienen muchos presidentes es mirar la evolución de la Bolsa", subraya.

 

"¿Y esto por qué es así?", se pregunta, "porque los resultados siguen siendo débiles, lo que imposibilita el planteamiento de grandes estrategias y el diseño de planes estratégicos. Hasta el estallido de la Gran Crisis Financiera, las empresas españolas, también las principales del mundo global, nos martilleaban cada día con planes estratégicos maravillosos de dar y tomar. Planes estratégicos y presentaciones de los mismos a los analistas y representantes del mundo financiero. Era como el viejo discurso de los vendedores de crecepelos en las plazas de los pueblos. En una furgoneta abierta por un lateral exponían la mercancía, principalmente a las amas de casa. Los vendedores de mantas, jabones y sartenes hacían lo mismo"

"Este espectáculo, revestido de números, estadísticas y quimeras, lo hizo suyo el mundo de la empresa que cotiza en Bolsa. Se le llamó, durante muchos años, Plan Estratégico. El plan estratégico es un programa de actuación que consiste en aclarar lo que pretendemos conseguir y cómo nos proponemos conseguirlo. Esta programación se plasma en un documento de consenso donde concretamos las grandes decisiones que van a orientar nuestra marcha hacia la gestión excelente. Pues bien, en los últimos seis años apenas hemos visto u oído Planes estratégicos. Se los ha tragado la tierra", prosigue

"O mejor dicho, se los han tragado las ingentes cantidades de deuda que acumulan las empresas cotizadas en la Bolsa. La Crisis ha traído la necesaria ducha fría del desapalancamiento: hay que adelgazar, volver a los orígenes y tratar de vender activos para equilibrar los balances", añade

"Ahora, el objetivo secular del Plan Estratégico (trazar un mapa de la organización, que nos señale los pasos para alcanzar nuestra visión; convertir los proyectos en acciones , tendencias, metas, objetivos, reglas, verificación y resultados) es otro: reducir deuda. Habrá que esperar, por tanto, para conocer los objetivos de muchas empresas, cuál es su razón de ser? ¿Qué les da vida y sentido? A dónde desean ir? ¿Qué hacen bien? ¿ Qué desean hacer? ¿Cómo llegar a ese futuro?, que, en definitiva, son los contenidos y las preguntas a los que responden los Planes Estratégicos", finaliza.

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S&P avisa: el desendeudamiento lastrará a la periferia del euro durante años

Los escasos progresos realizados por los países de la periferia del euro en el proceso de reducir los niveles récord de apalancamiento registrados auguran que este proceso de consolidación y desendeudamiento "será un lastre para la recuperación durante años", lo que podría llegar a exacerbar la polarización política y el descontento social, según advierte la agencia Standard & Poors.


De hecho, la calificadora de riesgos recuerda que el endeudamiento público y privado de la periferia de la zona euro se mantiene cerca de sus máximos históricos y que, mientras países como España, Grecia y Portugal prácticamente duplicaron su ratio de endeudamiento entre 1999 y 2013, el incremento observado en Alemania fue de apenas cuatro puntos porcentuales.

"Esperamos que la ya de por sí frágil recuperación económica en la zona euro siga siendo moderada. Además, si las expectativas de recuperación decepcionan, pensamos que esto podría exacerbar la polarización política y representar una creciente amenaza a las reformas para mejorar el crecimiento, que a menudo resultan impopulares", apunta la agencia.

En este sentido, S&P subraya que los resultados de las recientes elecciones al Parlamento Europeo ponen de manifiesto el creciente descontento social, que se canalizó en el auge de partidos euroescépticos.

"Sin una recuperación económica más rápida, pensamos que el descontento popular podría incrementarse", añade la calificadora de riesgos, que espera que este crecimiento seguirá dependiendo por el momento de la evolución de las exportaciones ante las dificultades que continuará afrontando la demanda doméstica.

De este modo, S&P señala que las economías periféricas se enfrentan al "dilema" de fortalecer su competitividad, para lo que se necesitan tasas de inflación inferiores a la media de la eurozona, o de avanzar en su desapalancamiento, para lo que resulta favorable contar con mayores niveles de precios.

HOGARES Y EMPRESAS ESPAÑOLAS LIDERAN PERSPECTIVAS DE DESAPALANCAMIENTO

Por otro lado, el modelo utilizado en su simulación por la agencia de calificación sugiere que el sector privado español registraría la mejor trayectoria de desendeudamiento entre las economías de la periferia del euro, lo que permitiría a los hogares y empresas españolas reducir para 2020 su ratio de endeudamiento al nivel registrado en 2001.

Así, frente a un máximo del 214,1% registrado en 2010, la simulación de S&P apunta a que el sector privado español lograría rebajar gradualmente su endeudamiento hasta el 109,5% para 2020, en niveles similares a los registrados entre 2000 y 2001.

Por su parte, Portugal registraría en 2020 una ratio de deuda del sector privado del 178%, un nivel parecido al de 2005, frente al 220,4% de 2013, mientras en Italia la deuda pasaría del 130% del año pasado al 109,1% de 2020, en un nivel similar al del año 2006.




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