Lo que aprendí de mis años en los mercados
Carlos Montero - Martes, 22 de AbrilDurante mis vacaciones de Semana Santa un gestor amigo mío me recomendó un artículo escrito por un antiguo analista de Wall Street (el autor solo da su nombre de pila “Ben”), en el que exponía parte de lo aprendido en sus años de experiencia en el sector. Me sentí tan identificado con lo que se detallaba en ese artículo, que no he podido evitar traer sus conclusiones a estas páginas:
- Todo es relativo. Los analistas de investigación con los que trabajé eran extremadamente inteligentes. Conocían las empresas que cubrían por fuera y por dentro. Ninguna parte de la estructura del negocio se salvaba de su análisis correspondiente. Todo era disecado y reformulado para tratar de captar la verdadera naturaleza del desempeño operativo de la compañía.
Pero pasar tanto tiempo centrándose en una única industria o sector puede impedirnos ver lo que está pasando en el resto del mercado. La mayoría de los analistas pasan más tiempo en buscar grandes empresas que grandes precios de las acciones. Hay una gran diferencia entre los dos. Además, muchas veces las empresas se comparan con el resto de la industria no con todo el universo de inversión. Corremos el riesgo de encontrar la mejor casa de un mal barrio.
- Los modelos financieros son bastante inútiles si los tomas en serio. Tuve que lidiar con modelos de hojas de cálculo extremadamente complejos. Eran una belleza para los frikis de las hojas de cálculo. Fórmulas y macros complejas, datos relacionados, estados financieros pro forma –todo resumido en una página bien ordenada. Cada pequeña pieza de la compañía y de la industria se analizaba meticulosamente.
Muchos de los analistas con los que trabajé me dijeron que era la habilidad de modelado lo que realmente les distinguía de sus pares. Sin embargo, lo que encontré del análisis de estos modelos es que siempre había una o dos palancas que se podían tirar para cambiar por completo el resultado (precio objetivo, previsión de beneficios…). Un pequeño cambio en una tasa de descuento, o en la tasa de crecimiento futura podría cambiar drásticamente el resultado final.
Ahora sé que este tipo de modelos sólo son buenos para el establecimiento de rangos basados en probabilidades ponderadas. No son válidos para buscar resultados precisos.
- Los precios objetivos y recomendaciones no tienen valor. Cada par de semanas todo el grupo de analistas de todas las industrias se reunían para discutir las recomendaciones colectivas de la firma. Se cubrían cientos de empresas, sin embargo, cuando el jefe de análisis hacía un recuento del total de recomendaciones, generalmente no había más de 3 recomendaciones de venta. ¿Por qué?...
- Las relaciones sí tienen valor. Lo que me di cuenta es que todos los análisis que se realizan con una compañía no tienen tanto valor como las reuniones y conferencias con los gestores de las compañías. Los principales analistas están constantemente reunidos con los equipos gestores, con los proveedores, los competidores, van a las ferias, etc. Estas relaciones tienen más peso que los modelos financieros que los jóvenes analistas hacen en la oficina. Los jefes de departamento no parecen querer emitir una recomendación mala sobre una empresa por el temor a dañar la relación con su equipo gestor, y no conseguir respuesta a sus próximas preguntas.
- La independencia es clave. Es un acto de difícil equilibrio la emisión de análisis de las empresas y el alcanzar y gestionar acuerdos de financiación o de consultoría que tenga este banco o casa de bolsa con las mismas compañías.
He aprendido que la independencia en relación con los procesos, las relaciones, las estructuras de incentivos y los análisis, es muy importante, especialmente en el sector financiero donde los conflictos abundan.
Creo que los inversores pueden utilizar los informes de los analistas con un propósito de información general. No para basar sus decisiones en las estimaciones de beneficio, en las recomendaciones o en los precios objetivo. La dinámica de largo plazo de una industria puede ayudar a detectar tendencias en los negocios. Pero es casi imposible utilizar cualquiera de esta información para la inversión en acciones concretas.
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