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¡Los particulares no quieren comprar más acciones!

Carlos Montero - Martes, 29 de Abril

Hay un dicho en bolsa que señala que los inversores particulares tienden a comprar acciones cuando ya han subido demasiado, y a venderlas cuando los títulos están cerca de formar un suelo. Realmente es más que un dicho, pues los datos confirman que el rendimiento de estos pequeños inversores en el mercado de valores es históricamente peor que el del resto de participantes.

Bien, pues parece que eso no está sucediendo en estos momentos. Según un informe de investigación realizado por Bankrate.com, casi el 75% de los inversores estadounidenses (cifra similar en otros mercados desarrollados) no está dispuesto a comprar más acciones a los actuales niveles.

Después de más de cinco años de mercado alcista y con los indicadores subiendo sensiblemente más del 100% desde mínimos, parecería razonable ir reduciendo nuestras posiciones en renta variable. ¿Entonces esta vez están actuando con coherencia financiera los inversores minoristas? Sí y no.

Sí por lo dicho anteriormente. Las bolsas han subido mucho. Los títulos están ya cotizando a ratios muy exigentes, y más pronto que tarde tendremos que sufrir una corrección de toda la onda alcista anterior.

Y no porque esta misma aversión a nuevas compras de activos de riesgo las presentaban los inversores particulares en 2013 y 2012. De hecho, a este mercado se le llama el mercado alcista más odiado de la historia porque los participantes en él han sido muchos menos que en otras épocas de bonanza bursátil.

Como señala Chuck Jaffe en Market Watch, las fuertes pérdidas sufridas por los inversores en las últimas crisis -desde la burbuja tecnológica, la crisis inmobiliaria, las recesiones en Europa, o la crisis financiera mundial-, han asustado a mucha gente, que se han mantenido todo este tiempo en activos más líquidos.

"Los inversores individuales, están centrados en inversiones líquidas, manteniendo su dinero en cuentas de ahorro, o fondos del mercado monetario. Esto es un claro indicativo de lo nerviosa que está la gente”, afirma Greg McBride analista jefe de Banrate.com en el WSJ. “Los inversores individuales no están calentando el mercado de valores, a pesar de los rendimientos históricamente bajos del efectivo y la renta fija, y a pesar de las subidas históricas de las acciones”, añade.
“Los sentimientos de las personas no se han movido en términos de aversión al riesgo, pero el mercado sí se ha movido. Un 21% desde que se realizó nuestra encuesta de 2013 y un 35% desde la del 2012. Y sin embargo, en todo este tiempo, los inversores no han cejado en su aversión al riesgo. Esto es un poco diferente de lo que hemos visto en los ciclos anteriores, donde los inversores individuales se asustaron tras el estallido de la burbuja tecnológica, pero que a medida que el mercado comenzaba a subir en 2004, 2005 y 2006, entraron de nuevo en bolsa. Luego tuvimos la crisis financiera y los particulares se asustaron de nuevo, pero esta vez no han vuelto”, afirma McBride.

Y son varios los motivos por los que no han vuelto. En primer lugar, una gran parte de esta generación de inversores han visto como sus patrimonios han sufrido grandes pérdidas sucesivamente desde el año 2000. Aunque los índices están cerca de máximos históricos (en EE.UU.), o de máximos multianuales (en Europa), muchos valores presentan aún fuertes pérdidas desde sus precios del 2000. Por tanto, las carteras de estos inversores particulares siguen muy dañadas, y les es difícil volver a entrar al mercado con su capital disponible actual.

En segundo lugar, la violencia de la tendencia alcista iniciada en 2009 y la ausencia de correcciones significativas, han dejado descolocado a un gran número de inversores, que esperan infructuosamente una corrección lo suficientemente importante para volver a entrar al mercado. Corrección que aún no se ha producido.

En tercer lugar existe una razón demográfica. La generación del “baby boom” se está jubilando. Esto implica un cambio en el perfil de inversión, decantándose por productos con menor riesgo y mayor liquidez. Las nuevas generaciones no están ocupando el lugar dejado por los baby boomers, por tanto los participantes potenciales en los mercados, tanto en número como en poder de compra, se están reduciendo.

Hay otros factores que explican esta ausencia del inversor particular en los mercados de valores actuales, pero creemos que las anteriores son las más importantes.

Cuando explotó la burbuja tecnológica escuché decir a un compañero de mesa de operaciones, “una generación entera se ha perdido definitivamente para los mercados financieros”, y así está sucediendo.




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