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¿Miedo de los mercados al ciclo económico? Las expansiones económicas no mueren de viejas

José Luis Martínez Campuzano - Viernes, 19 de Febrero

¿Existen los ciclos económicos? ¿Les parece una pregunta “tonta”? Les advierto que hay libros escritos durante la Gran Moderación sobre el Tema.  Y el propio Greenspan con su actuación sistemática limitando el riesgo de los mercados hizo mucho para amortiguar el riesgo derivado de la existencia de los ciclos económicos. Desde una perspectiva histórica los ciclos han durado en promedio entre 3-5 años.  Pero, durante la Gran Moderación su duración fue el doble del techo anterior. En parte debido a una política monetaria expansiva que minimizaba los riesgos derivados de excesos (y con ello acentuaba otros riesgos que desde hace siete años estamos purgando) al mismo tiempo que la Globalización y la apertura de los mercados financieros a nivel internacional aumentaba el crecimiento potencial. En definitiva, la política monetaria favoreció un aumento de la amplitud del ciclo y las reformas e internacionalización aumentaron su intensidad. Pero, con el tiempo, con mucho sufrimiento, retomamos el convencimiento de que los ciclos económicos no sólo existen como también son necesarios para reducir desequilibrios coyunturales. ¿Y los estructurales? La cuestión última anterior es lo que en estos momentos está detrás de la renovada crisis de los mercados. En definitiva, las dudas sobre la eficacia y prolongación de las políticas monetarias expansivas para luchar contra problemas estructurales como:

1. Falta de dinamismo de la demanda (inversión especialmente);

2. Elevada deuda mundial;

3. Problemas estructurales (modelo de crecimiento) de muchas economías en desarrollo;

4. Sobredimensión del sector financiero mundial. Probablemente se les ocurran algunos más, sin olvidarnos de los problemas de fondo del Euro. Una decisión política, con importantes problemas estructurales ante la falta de integración fiscal, financiera, económica y poco a poco también social.

Como ven, problemas de oferta (coyunturales y en su mayor parte estructurales) que el impulso añadido de la demanda a través de medidas monetarias no ha sabido (o podido) combatir. ¿Hay que darles más tiempo? Esa es mi idea. Pero, también admito que es preciso tomar de forma simultánea medidas de oferta. Y aquí está realmente la dificultad, considerando la situación política y la falta de certeza económica a futuro. 

En este escenario todos confiábamos en que la fortaleza de la economía norteamericana sería capaz de darnos tiempo a reducir los riesgos anteriores. La Fed probablemente era la primera en esperarlo, considerando el cambio de sesgo inicial hace un año y la materialización en la primera subida de tipos en diciembre pasado. Pero, cuestión de ciclo, tras siete años de crecimiento favorecido por condiciones monetarias laxas y un desplome de los precios externos la economía norteamericana comienza a dar señales de desaceleración. La cuestión ahora es cómo será esta desaceleración, lo que ha contribuido al fuerte deterioro de la confianza de los inversores financieros desde principios de año. Es más: la virulencia de las caídas de los mercados y los niveles alcanzados ya presuponen que la economía USA (y con ella el resto del mundo) podría ya este año enfrentarse a la recesión. Como una profecía autocumplida, las restricciones de financiación que ahora sufrimos la harían viable en poco tiempo. Salvo, naturalmente, que esto no sea así. Y no sólo estoy pensando en la actuación de los bancos centrales. 

“Las expansiones económicas no mueren de viejas”; con este título tan ilustrativo se decantaba un reciente estudio de la Fed de San Francisco. 

De acuerdo con este estudio, “no hay razón para pensar que el país se dirige a una recesión por el tiempo transcurrido en la fase de expansión”.  La argumentación del estudio se centraba en el mayor peso ahora de servicios en la economía y que las autoridades, incluida la Fed, actúan para reducir los cambios bruscos de ciclo. 

Veremos.

Les presento las diferentes fases del ciclo económico




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