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MERCADOS: “No hay vergüenza en perder dinero en una acción. Todo el mundo lo hace. Lo que es vergonzoso es aferrarse a una acción, o peor aún, comprar más cuando los fundamentos se están deteriorando”

Mar Revuelta - Sabado, 25 de Febrero

Enamorarse de un valor? "No hay vergüenza en perder dinero en una acción. Todo el mundo lo hace. Lo que es vergonzoso es aferrarse a una acción, o peor aún, comprar más cuando los fundamentos se están deteriorando".-Peter Lynch. "Charlie y yo no somos selectores de acciones. Somos selectores de negocios". -- Warren Buffett. "Nuestro trabajo es doble. 1. En la medida de nuestras posibilidades, tenemos que comprender lo que poseemos, si es de calidad y cuánto vale aproximadamente. 2. Una vez que entendemos el valor (rango), evaluamos si el mercado está sobreactuando mientras mantenemos nuestras propias emociones bajo control", añade Tiho Brkan@TihoBrkan

Escribía hace unos meses David Galán @DavidGalanBolsa que "no me enamoro de ninguna acción Las conservaré el tiempo que haga falta siempre que mi método no me dé venta. Hay una gran cantidad de inversores enamorados de sus acciones que si se desploman están convencidos de que el mercado se equivoca y no saben valorar a su pequeño tesoro. Debe ser compatible ese desapego con la acción, con saber aislarse del ruido y no entrar ni en pánico ni en euforia. Simplemente, dedicarse a seguir las reglas del método previamente establecido, tan fácil de decir y tan difícil de hacer; tanto que me llevo muchos años lograrlo".

Por su parte, Juan Antonio H. es uno de los miles de ahorradores que han invertido en Bolsa. Una historia, nos cuenta, de lo que nunca hay que hacer: "me obsesioné con un valor, que no voy a mentar, porque es como mentar a la bicha, y lo perdía casi todo. Analicé, me informé, pedí consejo y asesoramiento y todo iba en la misma dirección, al desastre. La culpa fue mía. Muy pocos analistas y gestores se atreven a llevarte la contraria, como si se tratara de un código no escrito, pero que la mayoría obedece. La obsesión por un valor me llevó a la ruina. Meses después encontré la solución a esta práctica perversa, sin embargo, ya era tarde. La traigo a colación para que ni yo ni los inversores en Bolsa caigan en la ciénaga o, como tantas otras veces sucede, en ese panal de rica miel al que mil moscas acudieron y ya saben lo que sucedió.

Para evitar obsesionarse (enamorarse) de las acciones en las que invierten, Nick Clay, gestor de BNY Mellon IM, recomendaba hace tiempo a un inversor que invierta en renta variable global aplicar un enfoque disciplinado por el que solo se invierta en empresas que rindan un 25% más que el índice FTSE World. En cuanto el rendimiento caiga por debajo de ese umbral, lo que recomienda es venderlas. “Imponerse una disciplina objetiva resulta esencial, ya que nos protege frente a un mal demasiado común: la manipulación de la tesis de inversión”, afirma.

En su opinión, cuando una inversión funciona y la valoración aumenta, es fácil encontrar nuevas razones que justifiquen el aumento de la valoración y así poder seguir invertidos en esa acción ganadora que nos tiene enamorados. “En realidad, lo que ocurre es que la asimetría del perfil de rentabilidad-riesgo de la inversión original se está moviendo en la dirección contraria”, revela.

“Estadísticamente, que la asimetría entre la rentabilidad y el riesgo muestre un sesgo a nuestro favor nos proporciona cierto margen de seguridad frente a las incertidumbres del futuro. Sin embargo, si esa asimetría cambia, aumentan las posibilidades de que la inversión acabe decepcionando. Dicen que el amor es ciego, por lo que puede ser muy difícil darse cuenta de que estamos actuando así. Por eso es necesaria una disciplina objetiva que nos ayude en cierto modo a protegernos, para que no nos rompan el corazón”, concluye.




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