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No hay que preocuparse todavía, los graduados de Harvard no quieren ir a Wall Street

Carlos Montero - Viernes, 30 de Mayo

Llevamos una serie de artículos hablando sobre la posibilidad de que se esté formando en los mercados financieros una burbuja. Hemos publicado opiniones contrapuestas, con indicadores en uno u otro sentido, lo cual entiendo no esclarece demasiado.

Uno de los indicadores, por muy exótico que nos parezca, que históricamente ha anticipado mejor la formación de burbujas, es el número de graduados de Harvard que se dirigen a Wall Street. Cuanto mayor es el porcentaje de graduados que tienen pensado trabajar en Wall Street, mayores son las probabilidades de que nos encontremos en una burbuja financiera. Como afirma Matt O’Brien en el Washington Post, así sucedió en 1987, en el periodo 2000-2002 y en 2005-2008.

El economista Hyman Minsky afirma que la estabilidad financiera es desestabilizadora. Los mercados en calma durante un largo tiempo, tienen la característica que cada vez más gente se suma a ellos. Los inversores toman más riesgos y asumen una mayor deuda, porque nada hay en el horizonte que parezca que pueda salir mal  (¿les suena?). Nada parece que vaya salir mal, hasta que sale, y todo esto se traduce en pequeñas pérdidas que cada vez se van haciendo mayores por ventas forzosas.

O’Brien afirma que la complacencia, de cualquier forma, puede durar mucho tiempo. Y es en ese momento cuando Wall Street ejerce su atracción gravitacional sobre los jóvenes graduados de Harvard. En esos momentos de confianza inversora las condiciones del sector financiero mejoran, dado el incremento del negocio, así como las necesidades de nuevo personal. Es por eso por los que los licenciados de esta Universidad, que históricamente ha suministrado de forma recurrente personal a Wall Street, se decantan en mayor medida por trabajar en el mundo financiero.

Pero esto, como señalábamos anteriormente, es la peor señal para el mercado. Por lo general, esta exuberancia irracional (el convencimiento de que nada puede salir mal como explicábamos ayer), da paso a un pánico racional. Es la versión universitaria del dicho de “cuando escuches hablar a tu portero de bolsa, vende”.

La buena noticia ahora, añade O’Brien, es que los jóvenes de Harvard no se están dirigiendo a Wall Street por ahora. Como se puede ver en el gráfico de Harvard Crimson, el 31% de los graduados tienen pensado trabajar en el sector de finanzas el próximo año, por debajo sensiblemente del máximo de 2007 del 47%.

Este porcentaje se ha mantenido alrededor del 30% en los últimos años a pesar del mercado alcista, lo cual es una buena noticia. Aunque parte de este “bajo” porcentaje es porque el sector tecnológico ha aumentado en atractivo para estos jóvenes universitarios, también lo es porque no se dan las condiciones de “calentamiento financiero” que atrae a estos estudiantes, y que anticipa las formaciones y estallidos de las burbujas. Sin duda una buena señal.




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